1. Inicio de la profecía

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Encerrados en un ciclo sin poder salir hasta que la profecía se cumpliera, se encontraban el tiempo y el destino. En una mala pasada se habían dejado engañar por la diosa Era, la cual aún seguía molesta por las infidelidades de su marido.

Las molestias que le causaba el saber que hasta Hades se había unido a las fechorías de su hermano, al engendrar con una mortal. Lo que le preocupaba era la rebelión de las Seelies, mitad seres del inframundo y mitad dioses, ellas no podían siquiera tener un vestigio de lo que pasaría en el futuro.

Eran cerca de las 12:00 del mediodía cuando Valentina Carvajal se despertaba, no tenía ganas de despertar, era un mañana lenta, su hermana Evangelina o Eva como le decían de cariño, se trasladaba a casa, su departamento había sufrido una fuga de gas y había quedado destrozado.

Su hermana era una mujer de carácter que solo una persona en toda la vida de Valentina, ella conocía que podía domar a su hermana, y no era precisamente su actual esposo Mateo, una linda persona pero que estaba lejos de poder hacer feliz a su hermana mayor.

Se levantó y se preparó para el día tan caótico y con un ambiente tan pesado que le haría falta pasar tiempo con humanos. Porque si, Valentina Carvajal no era del todo humana, su padre hombre con ascendencia de dioses, alguien en el linaje de su padre había sido un semi dios, pero eso no era todo, su sangre se complicaba más, debido que su madre era un seelie, irónico se decía Valentina. Tanto que los dioses odian a las seelies y uno con su sangre iba y se metía con una.

Eso la dejaba como una mitad seelie, lo que le permitía percibir las emociones de los seres humanos, se alimentaba de ellas, no de mala manera. A veces las habilidades que poseía gracias a su lado de seelie, eran un tormento como en esa ocasión.

Al entrar a la cocina se encontró con la empleada de la casa, la cual le preparó un jugo, no pasó mucho tiempo cuando tenía a su madrastra junto a ella.

-Buenos días Valentina – Saludó Lucía.

-Buenos días Lucía – Le devolvió Valentina.

Suspiró profundamente antes de proseguir con la conversación, Lucía había sido su mentora, junto con su madre antes de que falleciera. Lucía era una mitad seelie, nacida de otra mitad seelie y un seelie. Conocía a su madre desde que Lucía era un bebé, pero el destino les tenía preparada una encrucijada.

-¿Cómo te sientes? – Preguntó Valentina sabiendo perfectamente lo que percibía en el aire.

-Como si un tanque me hubiese arrollado – Suspiró pesadamente.

-Se siente en el aire – Comento Valentina.

-Lo siento – Habló Lucía – Pero me es inevitable sentirme de esa manera, estaremos en el mismo espacio después de casi cinco años –

-Eva puede ser una persona pesada, lo que sí sé es que contigo cerca se transforma en el ser más adorable del planeta – Le sonrió Valentina tratando de darle ánimos a las rubia.

-Me caso en unos días – Reflexionó Lucía – Lo que la debe estar matando –

-¿Realmente crees que le pase lo mismo que a ti cuando ella se casó? – Preguntó Valentina, a lo que Lucía asintió con cara de susto.

Aún recordaba lo mal que se había sentido, al saber que su pareja, aquel se con el que estaba destinado a compartir su vida, con el que creó una conexión indestructible, una conexión física y psíquica, se casaba, se entregaba a alguien más. Tuvo que internarse en el bosque de las seelies, para dejar ir su ira, su dolor, para no transmitírselo a Eva.

Juste un SourireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora