4. Esto se terminó

121 19 2
                                    


********En algún lugar en el tártaro********

Cerca del lago que se encontraba en su celda dentro del tártaro, se encontraban dos figuras femeninas, una de ellas tenía sus pies dentro del agua, mientras que la otra se encontraba sentada un poco lejos de su compañera de celda.

-¿Han tenido algún avance? – Cuestionó la morena.

-La verdad es que si – Sonrió el destino – Todo les indica que debían conocerse –

-¿Tan desesperada estás por salir? – Cuestionó la morena.

-Llevo años escuchándote decir que lo único que querías era estar lo más lejos posible de mí ser, estoy poniendo el mayor empeño para no torturarte más – Contestó la rubia.

-No vengas con excusas en este momento – Le rebatió la morena – Lo único que quieres es salir de este lugar para encontrarte con el amor de tu vida –

-No puedo negarte que ese es un factor importante – Admitió la rubia – Pero no es como si no le conociere –

La morena se levantó del lugar de dónde se encontraba sentada, y se dirigió hacia dónde el Destino se encontraba con la mirada perdida en el horizonte.

-Pero ¿Qué pasa cuando sucede un hecho que cambie la historia que hayas trazado para alguien? – Cuestionó el Tiempo.

-Bueno en ese caso lo úni... -

Las palabras quedaron fuera de lugar cuando los labios del Tiempo tomaron los del Destino en un intento desesperado por dejar de sentir el revuelo de sentimientos que la mujer con la que había convivido una cantidad irrisoria de años.

El Destino solo respondió ante las flamantes dudas del Tiempo, dejándose llevar por el arranque que estaba teniendo el Tiempo, el cual siempre era calmo.

********En el bar "La porte de l'enfer"********

Valentina y Juliana llevaban cerca de una hora platicando de banalidades, mientras disfrutaban de un ameno momento.

-¿Cuántos reinos de las seelies hay? – Cuestionó Juliana.

-En total son 5 – Contestó Valentina.

-¿Julie Kagawa no acertó? – Cuestionó Juliana con sorna a lo que Valentina negó sonriendo, era su cuarta copa de vino.

-¿Me dirás que Dante si acertó? – Le regresó la pregunta la joven de ojos claros.

-La verdad si – Le contestó Juliana – Solo que las descripciones son un poco erradas, pero en lo circunstancial si son como el los describe –

-¿Los has visitado todos? – Cuestionó Valentina.

-Cada uno de ellos – Aseguró Juliana - ¿Entonces Kagawa se equivocó o no? –

-Acertó en tres de ellos, pero le faltaron dos – Especificó Valentina.

-Los historiadores humanos les gusta darles su toque personal – Expresó Juliana.

Antes de que Valentina pudiese argumentar alguna otra cosa, alguien tocaba su hombro, y no era otra más que su hermana.

-Vale es hora de irnos – Le informó su hermana.

-¿Podemos quedarnos un ratito más? – Pidió Valentina como niña pequeña.

-Ese chantaje no te funciona conmigo, es hora de irnos, Lucía y yo tenemos trabajo mañana – Le dijo Eva, cortando las esperanzas de Valentina de raíz.

Juste un SourireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora