Dulce pena.

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Una voz lo atormenta dentro de sus pensamientos,

Desea correr pero sus pies están atados,

Por una cuerda tan fina que tiene miedo romper,

Espera desolado en el punto donde empieza su atadura,

Muchos pasan a su lado, mirándolo de reojo,

Algunos se detienen y le tienden sus manos,

Pero lo sueltan al último segundo, haciéndolo caer.

Hasta que ya no se esfuerza en levantar el rostro.

Su mirada se nubla y la desolación de lo consume.

El dolor se engrandece con las palabras del inocente,

y la verdad atraviesa su ser, como miles de cuchillas.

 Sin ninguna intención de detenerse. 

REMORDIMIENTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora