S o o n H o o n.

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Soonyoung era una persona común.

Tenía un saludable grupo social. Se llevaba bien con sus padres y se había graduado reciente de la mejor universidad de Seúl con honores.

Con veinticuatro era bailarín profesional, y contaba con cinta negra en Karate desde seis años atrás, a pesar de que era una persona realmente poco agresiva. Estudió inglés desde niño y podía hablarlo a la perfecto. Y también algo de japonés y francés.

Básicamente Soonyoung era una persona común, con una alta inteligencia y una vida perfecta. Pero entonces, ¿Por qué Soonyoung decidió tomar la peor decisión luego de tantas cosas que hizo bien con tanta facilidad?

Jihoon era una persona algo extraña.

Tenía dieciséis años y nunca se había interesado en realmente nada. No tiene amigos cercanos, y pasa más tiempo durmiendo que cualquier otra persona.

Visita el psicólogo desde hace tres años. No cree que sea necesario, pero sus padres piensan que él tiene un problema. Jihoon simplemente opina que solo es alguien introvertido y perezoso.

Sus notas no son las mejores, ni podrían ser comparadas de buena forma con las de alguien más, pero le da igual. Si pudiera mencionarse algo que sí le interesara, tal vez sería únicamente una libreta donde escribía detalles que sentía podía olvidar después. Al igual que canciones que escuchaba en la radio, y decidía buscar más tarde solo para criticar uno que otro acorde.

Definitivamente Jihoon era alguien muy extraño. Y tal vez eso era lo que había llamado la atención de Soonyoung.

¿Qué mejor que interesarse por algo tan defectuoso teniendo una vida tan perfecta?

Al terminar la universidad, Soonyoung había vuelto a su pueblo. Cuando el se había ido, Jihoon solo tenía doce. En ese entonces ni siquiera hubiera pensado en ver de más al menor.

Incluso ahora, cuando lo veía leer algo desde su celular, o simplemente viendo a la nada con cara de pocos amigos -sabía que era expresión era algo literal-, algunas veces se sentía enfermo. Porque la diferencia entre sus edades seguía ahí.

Pero no podía evitarlo. No cuando el cabello negro del chico caía sobre sus pequeños ojos pero aún así se negaba a cortarlo, no cuando este
se equivocaba en algo y no sabía si fruncir el ceño o hacer un puchero cuando se molestaba, así que hacía ambas. No podía evitar buscarlo más cuando le preguntaba cómo le había ido estos años, y este solo respondía que no era de importancia.

Pero cuando este se negaba a él, realmente no lo escuchaba, porque su vista solo se posicionaba en los labios rosados, y sus pensamientos viajaban más de lo que llegaba a querer.

Con los días su obsesión fue creciendo. A pesar de que claramente no debía. Porque Soonyoung era una persona tan común, que siempre hizo lo que sus padres querían, que ahora quería hacer algo por el mismo. Aunque no fuera correcto.

Sus amigos sospechaban que algo pasaba en él. Lo vean distinto. Aunque seguía siendo aquel chico sonriente y tranquilo. Había algo en sus ojos que denotaba ansias.

Jihoon aprendió a vivir de su compañía con los días. Tal vez Soonyoung se había esforzado demasiado por ello. O tal vez Jihoon sentía que solo podía llegar a confiar en él. Se sentía bien. Más que hablar con sus padres, su psicólogo, o sus compañeros de clases, que ya solo pensaban en tener sexo o consumir drogas.

Porque el mayor no iba a juzgarlo. Al fin y al cabo, no era ni tan adulto para llevarle la contraria, ni tan joven para ser un idiota.

Cuando Soonyoung compró su apartamento propio, Jihoon comenzó a visitarlo con frecuencia. Algunas veces se quedaba a dormir por días, y sus padres pensaban que no tenía nada de malo.

Con el tiempo Jihoon comenzó a sentir algo por Soonyoung aún sabiendo que no debería.

Pero es que los besos mañaneros que este le robaba cuando despertaban juntos eran imposible de ignorar. Y sus caricias mientras se sentaban en el sofá a criticar bandas musicales eran su perdición. Porque Jihoon era una persona tan extraña, que siempre andaba en sus pensamientos, que quería que el mayor pusiera sus pies en el suelo de la mejor manera.

Soonyoung sentía que ya había perdido la cabeza para ese entonces. Pero lo aceptó cuando finalmente tuvo a menor en su cama susurrando su nombre, mientras besaba su cuello blanquecino. Entonces cuando comenzó a dejar marcas sobre este, el menor se removió.

«Mamá y papá podrían verlas», sus miradas chocaban fuertemente, ambos sintiendo el deseo a flor de piel. Soonyoung sonrió con diversión, ya estando totalmente jodido y aceptándolo con gusto.

«Mamá y papá no sabrán que las hice yo». Entonces ambos rieron bajo y juntaron sus labios en un beso necesitado.

Porque Soonyoung era tan común y Jihoon era tan extraño, que tal vez siempre supieron que iban a necesitar del otro para equilibrarse a sí mismos.

Para eso están los hermanos, ¿No?

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Esto fue una petición y debo decir que amé escribirlo, me siento pecadora.

Sé que les debo la segunda parte del Jeongcheol, lo publicaré apenas me libre el trimestre.

Espero les haya gustado, re sí.

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⏰ Última actualización: Jul 18, 2019 ⏰

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