Despierta... Despierta... Te debes levantar... Estás en pelig...
Se levantó de golpe, interrumpiendo a esa sabia voz.
Un latigazo desde la coronilla de la cabeza, travesando su columna vertebral y terminando en su cóccix, hizo que se volviera a tumbar. Abrió los ojos lentamente, porque la segadora luz lastimaba sus retinas. Sintió las muñecas atadas, sintió que toda ella estaba atada a una mesa muy dura. Bajó los ojos, ya adaptados a la luz, a su cuerpo. No estaba atada, en absoluto. Sólo se sentía pesada por todo el tiempo que debió de estar acostada. Volvió a cerrar los ojos. Estaba tan aliviada de ver que no estaba atada que no se fijó en la ropa diferente que la cubría.
Tenía un absurdo babydoll de mucama, en otras palabras, parecía prostituta con disfraz barato al que le faltó tela. Mucha tela.
Volvió a bajar la vista a su cuerpo. Del susto pegó un brinquito que hizo que se cayera de la mesa en la que estaba acostada impactando fuertemente con el suelo que estaba frío y duro golpeándose en el trasero. Se levantó con dificultad preguntándose ¿Dónde mierda estoy?, su conciencia lógicamente no tardó en contestarle ¿Por qué no vas y le preguntas a tu amiguito, que seguro fue el que te trajo aquí?
Estaba enojada, pero más que nada, confundida. ¿Qué estaba pasando? Stephen no pudo haberla llevado para... donde sea que esté. ¿Oh si? No, imposible. Ella lo conocía perfectamente, Stephen le contó su vida, habían estado juntos en las buenas y en las malas. Ella sabía que él era bueno. No podía haberla llevado a ese lugar.
¿Cómo sigues siendo tan ilusa?, Por pendeja es que te pasan las cosas. Le reclamó nuevamente su conciencia.
No soy pendeja, sé que él no haría nada malo, y menos contra mí... Así que cállate.
Se llevó con dificultad una mano a la cabeza y con cuidado se fue levantando, con los párpados abajo para protegerse de la luz. Cuando estuvo sentada abrió los ojos con cuidado y tuvo que estrujárselos para comprobar si lo que estaba viendo, era real.
Ella estaba sobre una especie de plataforma pequeña octagonal, que era el centro de mesa rodeado por un gran sillón de cuero negro que la rodeaba por completo. Más allá del sillón, había, según alcanzaba a ver, 10 o 12 estaciones más como en la que ella estaba, pero cada una era diferente a su manera, si se puede decir.
Había una chica en cada estación, algunas ajustándose las mellas, otras retocándose el maquillaje, algunas estaban sentadas retraídas con caras pensativas. Sobre algunas mesas habían artilugios extraños, que ella sólo pudo pensar que eran elementos de tortura.
Una rubia que estaba cerca de ella, la miró y le sonrió con compasión.
-Hola, veo que ya estás despierta. ¿Cómo te sientes? Despertar por primera vez siempre es difícil... -Le comentó comprensiva, y dejó lo que parecía un látigo de varias cintas sobre su plataforma para acercarse a ella.
-Yo... Yo, creo que estoy bien... -Le contestó con la garganta seca, tragó saliva y le preguntó nerviosa.- ¿Do-dónde estoy?, ¿Qué e-es éste lugar?
La chica rubia la vio con ojos apenados.
-Ay preciosa... Si pudiera prepararte o al menos advertirte... -La chica suspiró con pesar y la sujetó del brazo con firmeza pero de manera reconfortante.- Mi nombre es Sissy, pero me llaman Estrella de la Mañana, así me bautizaron y así debes llamarme. –Le dijo simplemente.- Espero logres superar esto con madurez, sólo te puedo aconsejar que te comportes y que hagas lo que te pidan... de lo contrario no te irá muy bien.
Sissy levantó la cabeza al escuchar una sirena que parecía una alarma y le soltó el brazo. La sonrió y antes de irse trotando a su estación le preguntó:
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MOKITA
Short StoryEl amor le llegó como menos esperaba. Uniéndose por el dolor, Stephen y Brenda sobrevivieron. Pero sólo ella encontrará la paz... una paz que llegó luego de sobrevivir, cuando menos la esperaba. ~ADVERTENCIA: ÉSTA ES UNA MICRO HISTORIA RELACIONADA C...