Detalles [NamJin]

Vigesimoséptimo Detalle

       Había llegado a casa luego de varias horas en el estudio practicando con los chicos sus más recientes coreografías. Estaba realmente exhausto. Se deshizo de su tapabocas mientras avanzaba por la sala, dejándolo en su cuarto una vez llegado a este, junto con la gorra que tenía puesta durante los ensayos y su bolso.

       Caminaba hacia la cocina mientras masajeaba uno de sus hombros, para consiguientemente hacer lo mismo con el otro. Sentía que su cuerpo le suplicaba que se dejara caer en cama durante horas. Incluso así, la necesidad de ingerir algún alimento antes de ello lo superaba con creces.

       No estaba motivado para ponerse imaginativo y cocinar algún platillo elaborado, por lo que simplemente sacó del refrigerador dos envases de fideos instantáneos, colocándolos sobre la mesa de la cocina, dispuesto a hervir agua para su no tan saludable cena.

       Seokjin se sentó mientras veía el agua calentarse lentamente, con sus codos apoyados encima de la barra de la cocina y su rostro descansando en sus manos.

       Suspiró cansadamente, pasando sus manos por su cara con la intención de desperezarse. Últimamente llegaba solo a casa debido a que los demás se quedaban practicando en la empresa o porque tenían diferentes actividades que hacer al terminar. Algunas veces él era el que se tenía que quedar trabajando en otras cosas en lo que sus amigos se marchaban, mas eso no evitaba que se entristeciera al verse solo en aquella casa tan grande, despojada de múltiples voces y calidez.

        Introdujo sus manos en los bolsillos de su chaqueta en búsqueda de calor a causa del entrante invierno. Al instante, chocó la palma de su mano con su celular, sorprendiéndose ligeramente al haber olvidado que lo había puesto allí. Lo sacó de su bolsillo y comenzó a revisar sus redes sociales, viendo que Jimin y Tae habían subido fotos a su cuenta oficial, sonriendo inevitablemente al verlos con distintos filtros.

       Sin divagar mucho más, alzó la vista al escuchar que el agua que había puesto ya se encontraba hirviendo. Se levantó de su asiento luego de abrir hasta la mitad la etiqueta de los envases y echar el condimento en estos, y apagó la cocina para continuamente tomar el agua con unos guantes y verter el agua en los recipientes.

        Durante esto se distrajo viendo superficialmente la pantalla de su teléfono, la cual había dejado en la ventana de mensajes, con la idea de hablar con alguno de sus amigos mientras comía. Al terminar con el agua volvió a cubrir los botes con su respectiva etiqueta para dejar reposar el contenido entretanto volvía a tomar su celular.

        Inconscientemente, la primera necesidad que lo asaltó fue entrar en el contacto de Namjoon, dándose cuenta de esto segundos después de haberse quedado mirando su foto como obseso, abofeteándose mentalmente por aquello.

         Sus manos se apretaron con fuerza, tratando así de alejar sus extraños pensamientos. Posteriormente de breves segundos de debate mental, se dejó llevar por sus impulsos y presionó el botón de llamada al lado de la foto. Exhaló fuertemente al ver lo que había hecho, desplomándose sobre la mesa de manera dramática.

         Sin embargo, se irguió al verse gratamente sorprendido de que el menor contestara su llamada al segundo tono.

        -¡Hola Jinnie! ¿Cómo estás? –preguntó animado el castaño.

        -Hola Joonnie, todo bien. ¿Cómo va todo por allá?

       -Estoy terminando de grabar unas líneas con Yoongi-hyung. Hoseok-hyung se quedó con Jungkook ensayando algunas partes de la coreografía. Y creo que Jimin y Taehyung salieron a pasear.

        -Entonces parece que soy el único que no hace nada interesante –rió amargamente-. ¿Van a terminar pronto? Es genial tener la casa para mí solo y todo, pero estoy aburrido.

         Escuchó a Namjoon reírse desde el otro lado, contagiándose inevitablemente de una sonrisa al imaginárselo riendo con sus hoyuelos marcados y sus ojos haciéndose más pequeños. El pensamiento le provocó ternura.

         -Sí, solo faltan algunos ajustes en el sonido y nos vamos. –a pesar de que hablaban por teléfono, Jin intuyó que Namjoon estaba sonriendo ampliamente al otro lado de la línea.

         -Bien. Yo voy a comer y tal vez juegue videojuegos mientras los espero. –respondió olvidando el cansancio que sentía su cuerpo, siendo reemplazado por la emocionante idea de ver a Namjoon dentro de poco.

         -Me alegra escuchar que aún tienes ánimos. Eso de ti me gusta mucho... –su tono fue bajando a medida que hablaba, sonando medianamente avergonzado con su última frase.

         -¿Eh? –parpadeó incrédulo Seokjin en lo que abría uno de los envases de fideos- ¿E-Exactamente cuál de tantas cosas te gusta de mí?

         -Eso... Qué siempre tratas de buscarle el lado positivo a las cosas y ser feliz ante cualquier situación. Me gustaría poder pensar de esa forma; algunas veces envidio eso de ti.

         Namjoon se reía avergonzado entretanto el pelirrosa se llevaba el primer bocado de fideos a la boca, procesando lo que acababa de escuchar y el cómo le hacía sentir eso. Las ganas de abrazar con todas sus fuerzas al rapero, para decirle de frente que también le gustaban muchas cosas de él, le asaltó a pesar de la vergüenza.

         -A mí también me gusta-

         -¡Namjoon! ¡Ya vamos a terminar con la pista, apresúrate! –Jin escuchó el llamado de Yoongi a lo lejos, cortando la frase que quería decir.

         -¡Voy! –gritó de igual forma Namjoon- Me tengo que ir, hyung. ¿Qué querías decirme?

         -...No es nada. Tal vez en un futuro muy lejano te lo diga. –rió por sus propias palabras.

         -Ahora no podré dormir pensando en ello –comentó sacándole una risa espontanea al mayor-. Debo cortar. ¡Hablamos en casa, hyung!

         -Adiós, Joonnie...

         Namjoon cortó la llamada. Jin se mantuvo viendo fijamente la imagen aún presente en su teléfono del menor, dejando de lado por unos segundos su comida que lentamente se enfriaba.

         Soltó un grito frustrado al darse cuenta de su posición. Bloqueó su celular y lo guardó otra vez en su chaqueta. Comenzó a frotar sus manos por su cara repetidas veces para despejarse; en su rostro se ceñía una mueca abrumada.

         -¡Soy un idiota...! –pronunció en voz alta con confianza de que nadie lo escucharía.

         Tomó nuevamente sus palillos, dispuesto a seguir comiendo para distraerse y olvidar el calor incomodo que sentía acumularse en sus pómulos al pensar mucho en lo que acababa de pasar.

         Suspiró frustrado cuando tragó los fideos que con desespero había introducido a su boca. Respiró profundamente, con calma y resignación por los hechos que lo asaltaban y le hacían ver con claridad sus sentimientos.

         -Soy un idiota... porque creo que a mí me gusta absolutamente todo de ti.

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