Querido Tom:
Al otro día no llamaste ni me hablaste.
Estaba decepcionada.
Hasta que llegó la tarde, y el timbre sonó.
Tu estabas tras la puerta.
Sostenías una rosa blanca y tu más hermosa sonrisa.
Me invitaste oficialmente a salir.
Querido Tom:
Al otro día no llamaste ni me hablaste.
Estaba decepcionada.
Hasta que llegó la tarde, y el timbre sonó.
Tu estabas tras la puerta.
Sostenías una rosa blanca y tu más hermosa sonrisa.
Me invitaste oficialmente a salir.