Cojo la primera camiseta que encuentro y unos pitillos de la silla de mi cuarto, algo de lencería y me dirijo al cuarto de baño.
Joder, mi hermana está dentro, y no me da tiempo. Por si no fuera poco, ahí abajo sigue mi madre lavándose el cerebro más aún con la música esa de Iglesia que escucha, desquiciante.
Llamo a la puerta desesperada, no sé cómo me las apaño pero siempre que quedo llego tarde
-¡Clara, abre! ¡venga, date prisa que he quedado! -
-¡Cinco minutos Sandra! coge una toalla del cuarto de Sara que no tengo porfa- y sin decir más, vuelve a abrir el agua de la ducha.
Cruzo el pasillo, llamo a la puerta y paso, ahí está mi prima, ¿por qué es tan perfecta? guapísima, melena lisa hasta mitad de espalda, ojos negros y grandes, piel blanca e inmaculada, y piernas elegantes, como su posición, y encima, simpática. La quiero con toda mi alma, pero aún así no puedo dejar de pensar que en cierto modo si no fuera por ella seguiría con Carlos, para bien o para mal, y desde que se vino a estudiar psicolgía y vivir con nosotras, las cosas han cambiado muchísimo.
-¿Qué pasa prima?-dice con esa sonrisa de niña buena que todos menos yo se creen.
- Nada, a por unas toallas para la niña. Oye, voy a salir con el grupo, llámame si has acabado de estudiar y así te despejas-
- Lo haré cielo, pero es temporada de exámenes, así que no cuento con ello- y en el tono de su voz me reconozco a mí misma: lo echa de menos, y por una vez en mi vida, siento lástima de ella, porque yo también lo he vivido, y sé como se siente.
- Como veas, pero si no estos vienen y te cogen por los pelos, yo me voy ya a la ducha- y seguidamente, vuelvo al cuarto de baño y le doy las toallas a mi hermana. Cojo el móvil y pongo talking to the moon, de Bruno Mars, y me relajo mientras el agua recorre cada centímetro de mi cuerpo, y algunas lágrimas se confunden con ella. Esta canción siempre me hace llorar, pienso. Qué irónico, creo que es mi favorita.
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- Nere guapa pasa la cachimba que fumar es malo - dice Dani para picarla como siempre.
- Si fuera tan malo no lo harías - y le sonríe de una manera que quiere decir algo como: me tienes loca, pero puedo contigo niñato, nunca lo reconoceré. Una especie de amenaza llena de erotismo.
- Cariño, me sacrifico por ti- y es en ese momento en el que la habitación se calla, a Nere se le suben los colores y es Lorena la que rompe el hielo
- Entonces... ¿en carnavales que hacemos? botellón y luego fiesta en la carpa claro, pero digo horas y personas que vienen-.
-Pues nosotros, ¿no? bueno, y ya si alguien quiere traerse a alguno pues que lo diga-y queda dicho, sin haberme parado mucho a pensar una respuesta.
- A mi me ha llamado Sonia para lo mismo, que ella vendrá con el novio, Carlos y Antonio, ¿te importa, Sandra?-
Y sí, me importa, pero es una de esas situaciones en las que lo que te importe a ti es lo menos, no puedes ser tan egoísta como para quitarle sus antiguos amigos, así que suelto: claro, cuantos más mejor.
- Pues ala una cosa menos, ahora el disfraz...-
Y ahí los dejé hablando de disfraces, alcohol que comprar, donde comer... Yo seguía ahí, pero solo escuchando de refilón. De vez en cuando asentía para dar a entender que estaba escuchando, pero lo cierto es que mi mente estaba trabajando como una loca, intentando asimilar que iba a pasar un carnaval con Carlos, y que mi prima no vendría por eso mismo. Estás preparada Sandra, me digo a mi misma. Ha pasado mucho tiempo, intento convencerme, aunque claro, una nunca esta segura del todo, y más aún si se trata de mi.
En un momento veo a Kike levantar su copa. - Por nosotros chicos, por nosotros y los carnavales, porque nos queden muchas fiestas juntos por celebrar- todos chocan sus vasos de plástico con ron-cola, como si fuera la mejor copa de champán, aunque lo siento por todos los exquisitos, prefiero mil veces esto a lo anterior.
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Yo tampoco te quiero
Teen Fiction- Desde pequeños nos hacen creer en cuentos de hadas. Sin embargo, la vida me ha enseñado lo caro que cuesta decir te quiero. - ¿Por qué lo dices? - Al decir te quiero estás exponiendote a que te hagan daño, estás arriesgándote a admitir que necesit...