¡Sandra! tus amigos ya están aquí-
-Vale Clara, ahora bajo- y ni tardo dos minutos cuando ya estoy en la puerta de casa, enfrente de él, como si nada.
-Hasta disfrazada estas preciosa, no sé como lo haces-
Carlos siempre consigue que baje la guardia, pero no, esta vez no, al menos fingiré no hacerlo.
-Gracias Carlos, ¿vamos?
Acto seguido, nos montamos en el coche y en menos de diez minutos ya hemos llegado a la carpa: luces por todos lados, musica rebotando en los oídos, chavales disfrazados por doquier, cantidades industriales de alcohol, mis amigas esperándome... Espera, ¡mis amigas esperándome! Salgo corriendo a darles un abrazo y hacerme las primeras fotos de la noche, antes de que las bebidas nos hagan mala cara.
Justamente después llega Carlos y nos sentamos para beber.
-Sandra, Javi acaba de llamarme, está con los chicos al principio del parque, ¿vienes y vamos a verlos?-
-Espera Nere, me echo una copa y voy- cojo la botella y noto que me agarra una mano. Me giro, es Carlos, ¿qué quiere? podía dejarme, ¿no?
- ¿Qué haces?- digo bastante cabreada.
-¿No crees que has bebido bastante?
-¿Y qué? Es carnavales y puedo hacer lo que quiera
-No me seas niña chica Sandra
-Si buscas madurez, está en mi casa, seguramente llorando pensando en que se tiró al ex novio de su prima, enamorándose para que ahora esté con ella en carnavales. Eres lo más egoísta Carlos, nos dejaste fatal a ambas, pero ya estoy bien, así que dejame que coja la copa y me largue-
No podía creer lo que había dicho, aunque ciertamente era lo que pensaba. Supongo que la culpa la tendrá el alcohol, aunque a veces dejarse llevar tiene sus ventajas. Carlos retiró la mano y me fui con Nerea a ver a Javi y los chicos.
Risas, brindis, bailes... pasaron las horas como si fueran segundos, y es que los mejores momentos siempre vienen acompañados de las mejores personas.
- ¿Hola? ¿Quien soy?- Alguien me tapa los ojos por detrás, y no tengo ni idea de quién se trata. Tiene voz de hombre, y parece alto, pero poco más
- Jajaja, te daré una pista: me parezco a Mario Casas.
-¡Sergio! jaja ese ego no lo tiene cualquiera- lo he dicho en broma, pero es verdad, pienso que es lo más creído, aunque tiene por qué. Está buenísimo, ex-atleta, aunque ahora se ha dado a la mala vida. Ante todo, un viejo y buen amigo,a parte de amor platónico en la infancia.- Qué de tiempo, ¿cómo te va?
-Pues igual que a ti supongo, de fiesta jaja ¿donde te has dejado a Romeo?
- Pues por allí estará.. pero vaya que hemos roto, ¿y tú a Lucía?
- Bah, no me hables de esa. ¿Donde está tu copa que no la veo?
- Pues no hace tiempo que acabé con la botella... ya ni gota
-Pues mira, hoy voy a beber con mi chica preferida, ¡por nosotros y nuestros errores, que nos hacen grandes!- y alza la botella con vodka y fanta ya mezclada a la vez que me coge a forma de semiabrazo.
YOU ARE READING
Yo tampoco te quiero
Teen Fiction- Desde pequeños nos hacen creer en cuentos de hadas. Sin embargo, la vida me ha enseñado lo caro que cuesta decir te quiero. - ¿Por qué lo dices? - Al decir te quiero estás exponiendote a que te hagan daño, estás arriesgándote a admitir que necesit...