—Steve Cortés , cierto?
El joven se quedo parado sin poder responder nada. Pero sabia que no podía quedarse así y que tenia que dar una respuesta rápida y concisa.
—Si, correcto señor—respondió el chico sin pensar en lo que decía.
—Disculpe?—comento la mujer con un tono de confusión en su rostro.
—Perdóneme, señora—corrigió el muchacho.
—Bien, mucho mejor—le respondió la mujer mientras caminaba hacia adentro—en esta escuela no es una costumbre que los estudiantes lleguen tarde, así que le pedimos su total comprensión para la próxima, y esperamos que no se vuelva a repetir.
—Si claro, mil disculpas y prometo que esto no volverá a pasar.
—Eso esperamos.
La mujer seguía diciéndole todas las reglas mientras se dirigía a la dirección para darle su calendario escolar de clases.
Pero algo izo que el joven dejara de prestarle atención a la mujer.
Una joven con libros en la mano, se le había atravesado en el camino.
—Lo siento mucho—dijo el joven muy apenado mientras se agachaba para recoger los libros—no vi por donde iba, lo siento mucho en verdad.
—Descuida—respondió una joven de ojos verdes que también se había agachado para ver para recoger los libros—mejor dicho, seria yo quien no estaba viendo por donde iba.
El joven al escuchar tan dulce voz no pudo retener la tentación de subir la mirada para ver de quien se trataba.
Su rostro se ruborizo al ver que la chica con la que había chocado era nada y nada menos que la chica del auto.
Su mente se nublo y no supo que decir. Sus pensamientos estaban totalmente desordenados y no encontraba que decir.
—Steve.
La mujer había llamado al joven.
Steve se paro y corrió directamente hasta donde estaba la mujer.
—Disculpe pero es que tuve un accidente.
—Si pude notarlo—comento la mujer con un tono de rabia en sus palabras—decía que soy la directora de la escuela y que me llamo Luzandra pero todos me llaman Luz.
Steve no había dicho nada en todo el trayecto hacia la dirección solo pensando en que había visto por segunda vez a la chica de sus sueños y no había podido si quiera despedirse.
*****
—Chloe, estas bien—dijo una voz gruesa y firme atras de la muchacha
—Si solo choque con un estupido que me tumbo los libros y se fue corriendo.
—Deberías tener mas cuidado—respondió un joven alto, musculoso, de cabello rubio y ojos negros—algún día te vas a matar andando así.
La chica sonrió y pensó por un momento en lo lindo que era ese estupido que le había tirado los libros.
—Creo que era nuevo.
—Si, parece que esta nuevo—dijo el chico señalando un libro—no parece que lo hayan usado antes.
—No me refiero a eso—respondió Chloe riendo—me refiero al chico.
—Ya lo sabia, solo estaba bromeando, por Dios.
Los dos comenzaron a reír a carcajadas.
—Y es hermoso.
*****
—Este es su nuevo horario.
—Gracias—dijo el joven asombrado por todas las clases que le tocaban.
—Le mostrare su primera clase, sigame.
El joven siguió a la directora hasta su primera clase.
Entraron en un salón que estaba lleno de jóvenes como de su edad.
—Buenos días chicos—comento la mujer muy alegre al parecer.
—Buenos días—respondieron todos.
—Este es el nuevo que entrara con ustedes, su nombre es Steve Cortes.
De repente todas las miradas se posaron en el joven.
Steve pudo sentir como esa presión arroyaba todo su cuerpo. pero una mirada lo calmo la chica del auto estaba allí mirándolo fijamente.
—Por favor toma asiento—dijo la directora.
El chico tomo el único asiento disponible y el que seria el mejor del mundo para el. El que estaba al lado de la chica.
En ese momento el se sintió el chico mas afortunado del mundo.
*****
—Chloe ese es?—pregunto el chico musculoso.
—Si creo que si es ese.
El joven se sentó a su lado y no podía dejar de mirarla.
—Chloe—decidió romper el silencio la chica—mi nombre es Chloe.
El chico se quedo asombrado con la chica.
—Mmmmi no... no... nombre es Steve—dijo el chico un poco nervioso—Steve Cortes.
*****
Dieron las diez de la mañana . tiempo del reseso.
—Nos vemos luego torpe—dijo Chloe.
—Adiós.
Steve se quedo un poco desilusionado al ver como ella se alejaba con un chico musculoso. el chico pensaba en que ella lo podía llevar a conocer toda la escuela, pero ella se había marchado y esa idea ya se había evaporado de su mente.
El chico se dirigió directamente a la cafetería para ver si comía algo ya que había perdido su desayuno en la mañana. Volvió a sentir la misma sensación que cuando entro en el salón. Todos los que estaban allí presente fijaron sus ojos en aquel joven.
—Hola tu eres el nuevo.