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Alex

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Suspiré, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda por el frío de la mañana, que a pesar de tener sueter, llegaba hasta mi pálida piel.

Otro amanecer como los demás; pasándola sentado en aquélla cafeteria. Mechones de cabello colorido caían por mi cuello, brindandole mínimo calor.

Tomé un sorbo de mi taza de café, sentí el líquido caliente bajando por mi garganta y una extraña sensación de que alguien me observaba directamente.

Ni me molesté en levantar la mirada para saber que eran un par de chicas que se me quedaban viendo por mis raros ojos, murmurando; la mayoría tiene ojos de color café o en algunos casos azules o verdes, pero no, los míos son rosas.

Los doctores dijeron que fue un...falló genético, pero que sin embargo ello no iba a afectar mi visión.

Pero siempre me sentí diferente a los otros, pues así me trataban todos. Como un fenómeno.

Con el ceño fruncido y el ánimo por los suelos, bajé mi mirada tomando otro sorbo de mi café.

Exalé el aire caliente que el café causó en mi garganta, viendo la ventana a mi lado, la cual daba directo a la calle. Estaba en segundo grado de preparatoria, eran vacaciones.

Cerré los ojos. Escuchando mi calmado latir sonreí ligeramente; así me gustaría estar todas las mañanas.

Tranquilo en mi mesa sintiendo el aire frío en mi nuca y el ardiente calor interno al tomar mi café.

-Va a pedir algo más?-.

La misma mesera de siempre se me acercó, con la misma pregunta de cada día. Me limite a levantar mi mirada y negué; pagando la cuenta.

Con una extraña sensación en el estómago tomé el último sorbo de mi café y me levanté, tomando mi mochila y colgandomela en la espalda.

Caminé a la salida, oliendo en el camino el delicioso aroma del pan dulce recién hecho. Abrí la puerta de cristal del lugar y al estar por salir choqué con alguien.

Le vi. Era un chico, un poco más alto que yo, de piel levemente morena y ojos cafés claro que miraron con asombro a los míos por un momento.

Bajé la mirada disculpandome y de inmediato salí de la cafetería, pasando al lado suyo.

Cabizbajo caminaba por las calles, viendo mis pies moverse frente a mí. Esto es muy aburrido.

Frunciendo ligeramente el ceño y sin tener otra cosa que hacer, me dirigí a la estación de trenes para volver a casa.

12:00 a.m.

Faltaba casi una hora para que el tren llegara y yo no tenía nada que hacer. Miré a mi alrededor, estaba lleno de gente, algo que yo detestaba...

Todos me están...mirando.

Traté de evadir su mirada para ocultar mis ojos.

Qué día del asco...

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°-Mi omega favorito-° +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora