Alex
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Ugh...m-maldición... Me levanté adolorido del suelo, respirando agitado; un delgado hilo de sangre caía por mi mejilla.
Me sequé las lágrimas cabizbajo, sintiendo mi cabeza punzar.
Con un nudo en la garganta que, impedía al aire entrar como debería, me colgué la mochila en el hombro y, temblando, me encaminé hacia mi casa.
Mark y yo solíamos ser amigos, e inclusive más que eso hace ya bastante tiempo, pero luego él cambió, cambió a causa de los golpes e insultos que recibía de parte de sus padres.
Comenzó a desquitarse conmigo dando como explicación mis "extraños ojos". Se volvió sádico y grosero en poco tiempo.
Al estar de vuelta en casa dejé mi mochila en el sofá y caminé directo a mi cuarto. Dando leves quejidos de dolor al caminar; un sonido me detuvo en seco.
El teléfono de la casa estaba sonando.
Suspiré, me quedé en el marco de la puerta de mi habitación, dudando. Aún con la cabeza punzando entré a mi cuarto ignorando el teléfono y caí en la cama.
U-Uhg... Cerré los ojos y temblando, débil toqué la sangre que caía por mi mejilla. Ya ni siquiera me importó que me sintiera a punto del desmayo.
S-Será un descanso de este horrendo día...
Con mi respiración lenta caí inconciente en poco tiempo.
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Alice¿Por qué no contesta mis llamadas?. Suspiré con cierta preocupación. Me levanté de mi banca y guardé mis cosas en mi mochila.
Salí del salón de clases viendo mi movil, tratando de no llamar la atención.
Intentaré otra vez... Volví a llamar a Alex, dejé el teléfono sonando por unos segundos. Contesta...
Seguí caminando por la calle en dirección a su casa, la noche apenas había caído. Después de esperar más tiempo, colgué suspirando al él no contestar.
¡Alex, si estas durmiendo te voy a...!
En el camino me topé con Mark, quien caminaba en dirección contraria a la mía, pude notar en su puño un poco de sangre; levantó la mirada con una sonrisa de burla.
-Miren quién está aquí, no te veo hace rato, Alice~-.
Dijo en tono burlón. Frunciendo el ceño me le acerque.
-Dime Mark. ¿De quién es la sangre de tu puño?-.
Pregunté con obvio enojo, claramente sabía la respuesta. Contesta imbécil.
-Al parecer no has cambiado, te sigues creyendo muy valiente-.
Suspiré algo frustrada. Pasé caminando a su lado, empujando su hombro en el camino.
-No pienso perder mi tiempo contigo-.
Dije cortante y molesta. Él no siquiera se molestó en voltear y siguió caminando.
Con el corazón acelerado y una mezcla de sentimientos de entre enojo, tristeza y angustia continué mi camino hacia la casa de Alex.
A veces éste chico me hace preocupar demasiado... Suspiré con el ceño fruncido, angustiada.
Conozco a Alex desde que éramos niños, no ha cambiado; se reusa a defenderse sólo por que...le quiere.
¿Por qué no puede ver que el Mark que conocimos de pequeños ya no está...?.
Lo sé muy bien, sé que tuvieron algo y que ello fue importante para ambos, más para Alex que para Mark, pero eso se desvaneció.
A Alex le duele no tenerle como era antes y lo hace notar. A mi también me duele recordar; recordar los momentos en los cuales los tres reíamos felices, haciendo bromas y pasando el tiempo junto.
Mark era quien nos defendía de pequeños, era nuestro...héroe.
No solo se llora por dolor...
Cabizbaja llegué hasta la puerta de su casa con mirada angustiada, la golpé impaciente.
-¡Alex, soy Alice. Abre por favor!-.
Esperé preocupada.
Nada.
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°-Mi omega favorito-° +18
Random/Advertencia\ Contenido yaoi-Gay- Homosexual / Si no te gusta no lo leas.