Eyra.

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- ¡Kenji! Te estoy esperando para ir al mercado, recuerda que necesito tela para terminar estos encargos del Kaiser. ¡Si no sales en 5 minutos vas a ver!- Dijo Eyra con un tono energético.

- ¡Un momento!-Replicó Kenji seguido por un jadeo y un estruendo. - ¡Ah diablos! ¿No tomaste mi iaito de pura casualidad? Sabes que no puedo salir sin ella.

- ¡Olvida ese palo de escoba y vámonos! De todas formas nunca nos atacan...

-Supongo que esta vez te daré la razón - Dijo Kenji, saliendo apurado del cuarto. -Aunque tengo el presentimiento de que algo malo va a pasar, tú sabes que...- Kenji recibió un golpe en la cabeza por parte de Eyra, causando un gran dolor en él.

-Yo sé que el mundo es rudo y todo eso, pero solo vamos al mercadito al que siempre hemos ido. Deja de ser tan payaso por 5 minutos. - Dijo Eyra con una risita burlona.

Kenji murmuró algo entre dientes y salieron. Caminaron por el extenso jardín con flores de cerezo, césped abundante y cascadas de agua constante mientras salían del monasterio Serizawa. A Eyra le encantaba recorrer este lugar, pues es muy diferente al mercado al que van. Los ruiseñores cantaban a todo pulmón y ellos caminaban sin preocupación alguna.

Eyra vió de reojo su jardín que le tomó años plantar (y el doble de esfuerzo en cuidar) y sonrió, pues las flores hermosas eran de sus cosas favoritas, a parte de la pintura y la costura.

-Cuando sea grande, quiero ser una gran artista- Dijo Eyra con mucha emoción -Pintaré cuadros enormes, confeccionaré los mejores vestidos, mi ropa será vendida en todo el mundo, y lo mejor de todo... -Hizo una larga pausa- ¡Tendré millones de seguidores en Photoboot! - Gritó emocionada mientras levantaba su puño.

-Pues grande ya eres, al menos de edad- Dijo Kenji mientras mantenía una sonrisa presumida.

Eyra sólo lo miró con una cara de enojo y le replicó:

-No estoy tan grande, tenemos la misma edad, payaso. ¡Y ya deja de burlarte mi estatura! Pronto daré el estirón y te dejaré en el piso como el insecto que eres (Nota: Kenji mide 1.85 y Eyra 1.68).

-Oh claro, esa promesa que llevas haciéndome desde los 13 años.

Todo era risa y diversión en el camino, salvó por Eyra, que no se reía tanto.

Al cabo de unos minutos, pasaron por un túnel que los saca del monasterio Serizawa a la ciudad de Shizuoka. La ciudad le


desagradaba un poco a Eyra, pues la ciudad era gris, fría y desolada. Había gente con químicos en el cerebro desplomadas en


el piso, y unos tipos extraños con armadura de color carbón. Según el mercader, les llamaban Death Troopers. Al cabo de un rato, llegaron al mercado.

- ¡Ah! ¡Pero que grata sorpresa! Keira, mi compradora más talentosa. ¿Qué te puedo ofrecer el día de hoy, estimada artista?

-Llevaré esta tela de seda, dos metros de esa... un metro de aquella otra y... otros dos metros de esa naranja de por allá. - Dijo Eyra, que se hacía pasar por Keira como un tipo de alter ego.

- ¿¡ACASO ESCUCHÉ KEIRA!?- Gritó alguien al fondo con


mucha emoción.

Vieron correr a una chica joven de entre la multitud, ella cargaba con varias cosas, parecía un peso inhumano para que alguien cargase. Tomó la mano de Eyra sin prisa y la empezó a saludar.

- ¡Hola! ¡Me llamo Bo Maylin! ¡Soy tu más grande admiradora! ¿¡Puedo obtener tu autógrafo!?

Eyra tenía una cara de confusión, mientras que Kenji solo se reía.

-Eh... Perdón, Bo, ¿Te puedo llamar Bo? No-no tengo firma aún, y gracias, e-es un honor. ¿Me sigues en Photoboot?

- ¡Si! Eres la mejor artista que he conocido, me compré los vestidos tuyos que pude alcanzar, eres mi ins...

- ¡Alto!- Gritó uno de los hombres en armadura negra. -Dejen este escándalo o los tendré que sacar por la fuerza.

Eyra quedó paralizada, pues la voz de este hombre era tan aterradora como su apariencia. El hombre tras decir esto, encendió su bastón, el cual electrificó las dos puntas, creando un sonido de chispas y destellos de luz.

Kenji se acercó a Eyra, y le susurró: -Por esto te digo que no salgo sin iaito.

El hombre se acercó a Eyra, cuando de pronto, un bastón lo golpeó en la nuca y lo dejó inconsciente. Maylin lo había golpeado con un bastón extraño.

-Creo que deberíamos irnos de aquí. ¡Ya!


Kenji tomó a Maylin de la mano y salió corriendo a toda prisa. Eyratomó algo de tiempo para reaccionar y corrió detrás de ellos. Notó que Maylin estaba sonrojada.

Tras correr de vuelta al monasterio, Kenji soltó a Maylin, quién se veía sorprendida con los ojos completamente abiertos.

-Bo, digo, Maylin, digo, Bo, digo- Dijo Kenji algo atontado. - Este es nuestro hogar, el monasterio Serizawa, lamento haberte traído así de sorpresa.

Eyra sintió vergüenza al ver el desorden. Bolsas de botana regadas por el piso, los sillones destendidos y sin orden, la NES prendida con la televisión apagada, ropa por doquier, algo extraño que se movía de fondo. Era demasiado sucio para ser un monasterio sagrado.

-Oye, Kenji, ¿Puedo hablar a solas contigo un momento?- Preguntó Eyra. -Bo, puedes esperarnos ah...- Vio el desorden de su casa una vez más, no podía creerlo. -Espéranos donde quieras. - Soltó una risita incómoda.

Kenji y Eyra salieron un momento, dejando sola a Maylin.

- ¿¡Cómo fue que trajiste a una desconocida al monasterio!? Incluso después de que me prohibiste traer a mi novio. - Dijo Eyra, algo irritada.

-No lo entiendes enana, ella golpeó a un Death Trooper, si la dejábamos sola la iban a matar. ¿Acaso quieres tener su sangre en tus manos?

-Oh cielos. - Esa idea la aterrorizaba. -Ok, hablaremos con ella y decidiremos que hacer.

- ¿Desde cuándo das tú las órdenes? Bah, no importa. - Obedeció Kenji.

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