𝐀́𝐧𝐠𝐞𝐥𝐞𝐬 𝐲 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐧𝐢𝐨𝐬.

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El castillo del Cielo estaba cubierto por múltiples espinas, las cuales con un simple roce podrían generar una grave herida en cualquier mortal

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El castillo del Cielo estaba cubierto por múltiples espinas, las cuales con un simple roce podrían generar una grave herida en cualquier mortal. Éstas estaban diseñadas con ese fin, impedir el paso de cualquier ser que no fueran los demonios.
Los demonios son seres inmensamente hermosos. Es así que cualquier criatura podría caer fácilmente en sus encantos, e incluso llegar a enamorarse.

—¿Otra vez leyendo?— Preguntó Angustia, un demonio mayor.

—Sí, es muy interesante ver cómo terminamos siendo los malos en las historias— Dijo Soberbia haciendo énfasis en «malos».

—Entiendo, ¿Y cómo llegamos a esa conclusión?

—Al parecer los mortales piensan que somos los culpables de sus desgracias y que los ángeles son seres que van a salvarlos. ¿De dónde habrán sacado aquello? Los ángeles se los tragarían vivos si pudiesen.

—Aparte de que son criaturas horribles— Ahora hablaba Temor, una demonio con una apariencia física digna de envidiar.

Soberbia y Temor eran amigos desde que eran pequeños, cuando ambos sufrieron la pérdida de sus padres. Habían crecido juntos y desde entonces se consideraban hermanos de sangre aunque así no fuese. Quedaron al cargo de Angustia, quien los cuidó como si fuesen el tesoro más preciado de todo el mundo.

—No debemos juzgar, lo último que necesitamos es que Lujuria nos escuche y nos termine castigando.

Todos se quedaron callados y siguieron con sus actividades rutinarias.

Horas más tarde todos los demonios que se encontraran en el castillo debían acudir al salón para escuchar las noticias del día.

—¿Habrá algo interesante hoy?— Algo que caracterizaba a Soberbia era su impaciencia, lo que también le generaba problemas.

—Ya hablamos sobre esto, prestamos atención, nos olvidamos de todo y vamos a comer— Aparte de ser la hermana mayor de Soberbia, Temor era muy divertida cuando quería, aunque eso no quitaba que podría llegar a ser muy responsable e inflexible.

—Me uno— Al lado de Soberbia se encontraba la pequeña Gratitud, una de las niñas más consentidas de todo el lugar, y una de las más traviesas—. Quiero salir de la rutina por un rato, esto de no hacer nada aburre mucho.

—Silencio— Dijeron al unísono los demás demonios presentes en el salón.

Había aparecido Lujuria, el líder. Llevaba perfectamente recogido su cabello rubio. Su perfil anguloso se mostraba oscurecido por la escasa luz que se veía reflejada en él y su tez aceitunada se notaba más brillante. Daba la impresión de que estaba enojado.

—Hoy les traigo una noticia un poco más relevante comparada con las del día anterior, me han informado que uno de ustedes deberá hacerse pasar por un mortal.

Se escucharon murmullos por todos lados, Temor pudo reconocer algunos como: "¿Quién será?", "Seguro a uno de los más fuertes", "¿Y si es un castigo?".

—¡Silencio! Las razones por las que hago esto son privadas, pero lo que sí les voy a comentar es que viene de un acuerdo entre el líder Ángel y yo. ¿Comprendido? Así que, por favor, no generen mucho revuelo... El demonio elegido es Soberbia, categoría 3.

Las categorías eran utilizadas para designar un lugar especifico para cada demonio, dependiendo de la categoría iba a ser considerado más o menos fuerte. En esto influía la masa, su rigidez, velocidad, color, proporción, peso, y disciplina. Existían tres tipos de categorías, la primera era para los más principiantes, aquellos que apenas comenzaban con el trabajo que implicaba fuerza. La segunda estaba destinada para los que tenían más experiencia y que ya habían tratado con los Hurrem, además de que poseían mayor cantidad de fuerza y velocidad. Por ultimo, la categoría tres. Esta era pura y exclusivamente para los guerreros y lideres, los que tuvieran mayor rendimiento tenían la posibilidad de liderar a los demonios, tener un puesto en la guerra o formar una familia.

Luego de escuchar su nombre, Soberbia se encontraba caminando en dirección al despacho de Lujuria. Era una habitación de gran tamaño, con paredes doradas y detalles negros. Detrás de la silla donde se encontraba Lujuria la mayor parte de su tiempo, se hallaba una biblioteca con más de 100 libros; todos hablaban de los símbolos, historia y significados de los demonios y su deber en el universo.

Por otro lado, a los costados se localizaban retratos de los anteriores líderes hechos sobre lienzo perfectamente colocados, decoraciones hechas con huesos de rubíes y muebles de madera. El techo sobre él se alzaba de un tono grisáceo, con gárgolas observándolo como si en cualquier momento saltaran para atacarlo.  

—Supongo que te estarás preguntando porqué has sido elegido, ¿Correcto?— Lujuria lo observaba de manera penetrante mientras se servía una copa de vino, el menor se limitó a asentir—. Verás, los Demonios y los Ángeles llevamos en discordia desde hace ya muchísimos milenios. Aunque eso ya lo sabrás, he notado que pasas mucho tiempo leyendo, eso me agrada. El problema reciente es que uno de esos ángeles desobedeció una de las ataraxia y descendió a la tierra de los mortales, tu deber es bajar a buscarlo.

—Comprendo. Pero tengo una duda, ¿Qué es una ataraxia?

—Me sorprende que no lo sepas teniendo en cuenta tu amplio conocimiento. Las ataraxia son las leyes o normas que tienen las criaturas destructivas, en este caso los ángeles. Una de ellas, por la cual debemos reaccionar, dicta: ''E leai se agelu o le a maua le lototele e alu ifo ai i lalo o le faatafunaina o eleele o tagata, tusa lava pe foliga manino mai pe leai foi. Afai e tupu lenei mea, o le a faasalaina i se auala sili ona leaga.''

—¿Y eso quiere decir...?

—Ningún ángel tendrá el valor de bajar a las tierras devastadas de los humanos, tenga o no razón aparente. Si esto llegase a ocurrir, será castigado de la peor forma.

—¿Qué haré cuando encuentre a dicho ángel?— El rubio que se encontraba enfrentado a él podía notar la curiosidad en sus ojos castaños y, a la vez, nerviosismo.

—Traerlo aquí.

—Traerlo aquí

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ᴱᵘᵖʰᵒʳᶤᵃ ;; ᴹᵃᵗˢᵠᵘᵃʳᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora