En un pueblo, perdido en el tiempo, donde los teléfonos era algo desconocido, donde la mayoría de las casas eran de madera y teja, donde las mujeres lavaban su ropa en el rió usando un amole en lugar de jabón, los hombres les llevaban al río las tinajas al de barro grandes como la estatura de un niño de 5 años y de color rojo oscuro al rió donde las llenarían para ocupar en su casa, el machismo es algo que sobretodo aquí no faltaba. En este pueblo, los niños iban a las fincas a recoger fruta, donde no había necesidad de ir a comprar a la esquina de su casa para no morir de hambre porque no les alcanza el dinero para comprar mangos, las personas, aunque no tenían mucho dinero vivían bien y tenían comida para todo el año. Hoy en día todos tenemos que dirigirnos a un supermercado si queremos comprar cualquier cosa, pero antes no era así, ya que las personas tenían su despensa al aire libre, para todos, uno muere de hambre porque quiere. La electricidad era algo que solo las personas mas ricas del pueblo tenían, y que solo eran por mucho cinco personas que tenían este privilegio. Incluso en ese pueblo había un velador que todas las noches a las 11:00 p.m. se empezaba a escuchar su silbido, el se encargaba de que no hubiera ladrones en las noches y que todas las casas estuvieran bien y seguras, un velador siendo un velador. Con su silbido, las personas se daban cuenta de lo tarde que era, el velador nos contó a casi todo el pueblo que una noche, ya de madrugada, el velador deambulaba por el pueblo, haciendo la misma rutina de siempre, se preparó para trabajar, salió de su casa, dio vueltas por ciertas casas, después se dirigió a la capilla y por último se dirigió al pequeño parque, donde apenas empezaban a crecer los pequeños árboles que después embellecería el parque, se dirigió a una banca para descansar un poco, todo el parque completamente oscuro, sin ruido alguno, alumbrado únicamente por su candil, se quedó admirando las miles de estrellas que se apreciaban antes de pararse y retomar su camino, cuando acababa de salir del parque sintió que algo lo seguía, nervioso por el pequeño ruido que escuchaba a sus espaldas tomo con su mano derecha el mango de su machete y lo apretó fuerte listo para atacar si era necesario, peri cuando volteo se percató que solo era una gallina la que venía atrás de él, la espanto y volvió a caminar cuando de nuevo escucho el mismo ruido, era la misma gallina que o perseguía, le pareció extraño ya que el no traía ningún alimento que quisiera ese animal, camino más rápido y dio vuelta en un molino, al asomarse para ver si la gallina lo seguía no vio nada, sin embargo al voltearse vio a la gallina correr desde donde estaba el velador hacia la puerta grande de una casa que parecía abandonada pero sin dudas de alguna familia rica ya que era una de las únicas casas que estaba hecha de ladrillos. El velador vio un hombre que estaba sentado en el escalón de la puerta, apoyándose en un pilar junto de allí, unas manos muy delgadas salieron de ese rincón oscuro para sujetar a la gallina y se la coloco en sus piernas.
Creí que estaba muerto cuando lo vi -nos dijo-.
Al acercarse al hombre, sé percato que tenía un elegante traje negro, con un sombrero y un bastón que tenia retrancado en la muerta.
- ¿Qué le habrá pasado para estar aquí y de esa forma? -pensó el velador, pues su apariencia no era como la de los pueblerinos que allá visto, ni el de una persona fuera de aquí, su cabeza la cubría su sombrero negro, donde se alcanzaban a ver unos pelos que salían por debajo del el, como si fueran los únicos que tenía, su cuello era delgado y largo, sus piernas por lo que se podía ver eran lo mas largo de todo su cuerpo, creía que si en ese momento se paraba le podría doblar el tamaño y si alzaba su mano era posible que pudiera tocar la parte mas alta de la puerta.
Camino para ver que, hacia allí, cuando estaba muy cerca de el como para tocarle el hombro, alzo su candil, cuando alumbro el rostro del hombre, vio su horrible cara, donde se podían ver unos cachos de carnes y unos dientes amarillos y filosos.
-Sus ojos eran mas negros que la oscuridad de la noche -nos dijo señalándose los ojos.
Su candil se apago al pasar un frió aire y lo último que vio de ese hombre fue su sonrisa que dejaba ver unos dientes afilados, listos para devorar, para después esfumarse, cuando la oscuridad de la noche le parecía más clara que los ojos de ese demonio.
Solo quedo una gallina muerta dentro de una estrella de cinco puntas, con yerbas alrededor de ella y cinco velas en cada punta.
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Roth
Short StoryUn pueblo perdido en el tiempo, donde las personas no conocen mas allá de sus alrededores. Roth llego sin aviso, perseguido por un pasado que lo atormenta y una triste realidad que no quiere aceptar.