Su esposo la ayudo a levantarse y la acompaño afuera, después le dijo algo al oído y regreso con migo para contar lo que había vivido el.
El día había sido como los demás, yo ayudaba a mi padre en las mañanas ya que era albañil, no podía cargar cosas muy pesadas o hacer ciertas cosas pero lo ayudaba en lo que podía, en las tardes mi madre me enseñaba cosas básicas de la escuela ya que no asistí a ningún, y el resto del día lo tenía libre, la mayoría del tiempo iba al bosque por frutas que se podían encontrar en os arboles pero cuando no tenía ganas iba al rió, cristalino y refrescante.
Ese día no parecía distinto, la parte donde vivía había más casas a comparación de donde estaba Tania, cuando llegaron fuimos los primeros en ser sometidos, mi madre me levanto de la cama cundo y todavía estaba algo dormido.
-¡Ven rápido! -me dijo mi madre-, no hagas ruido.
Me metió a bajo de la cama y después se metió ella. Mi padre estaba atrás de la puerta con un rifle.
- ¡¿Qué está pasando?! -le pregunté a mi madre, casi gritando-, ¿Qué hace papa ahí?, ¿Que son esos gritos?
Mi mama me dio un pellizco en el hombro. No volví a desobedecerla jamás.
-¡Cállate! -me dijo mi madre mientras me daba un pellizco en el hombro. No volví a desobedecerla jamás.
Podía escuchar los gritos de las personas, balazos y fuego desde a ahí. Quería llorar, tenía miedo, no sabía lo que estaba pasando, pero no quería hacerlo cerca de mi madre, siempre me decía que tenía que ser valiente.
Podía ver el fuego desde los espacios que quedaban entre a madera, que consumían las casas de mis amigos. Escuche pasos cerca de la casa, eran varios, y llevaban antorchas, empezaron a golpear la puerta y mi padre no iba a poder aguantar más. Tomo el rifle y empezó a disparar, las balas traspasaban la puerta de madera, por debajo de la puerta entraba la sangre, mi padre salió y continuo disparando, dejo la puerta abierta y podía verlo ahí de pie antes de que las balas lo atravesaran y cayera, creí que e iba a desmayar y lo hubiera preferido.
Mi madre no aguanto y salió tras de mi padre, estaba destrozada, la golpearon mientras abusaban de ella y se la llevaron, los hombres prendieron fuego a la casa con migo adentro, estaba en shock, que clase de humano es capaz de hacer esas atrocidades. Hasta entonces era hijo único ya que 9 meses después daría luz a mi hermana.
Fui entrando en razón con los gritos de mi madre y los pedazos de paja que caían del techo, los hombres se alejaron de la casa y pude salir por la ventana de la parte trasera, con lágrimas en los ojos, no podía hacer nada por mi madre, iba a pedir ayuda pero no sabía que las demás personas también la estaban buscando. Vi a unos hombre que venían a por mí y empecé a correr hacia el bosque, corrí y seguí corriendo, no sabía si todavía venían detrás de mí pero no me pare para averiguarlo, la escena del pueblo era horrorosa, el pueblo estaba en llamas y se podían divisar a las personas corriendo hacia el pueblo, las señoras llevaban en sus rabosos a sus hijos, sus esposos y otras mujeres se quedaban para defender y darles más tiempo de huir a las demás personas, junto de mi huía la señora Patricia con sus dos hijos de 5 meses y 2 años de edad, uno lo llevaba cargando y otro acostado en su espalda con un rebozo, aun así traía un machete en su mano derecha que se había encontrado en el camino.
- ¡Corre más rápido niño! -exaltada me dijo la señora patricia, aunque estuviera cerca su grito apenas era perceptible por todos los gritos y disparos que se podían escuchar-, ¡y sígueme!
Cuando llegue hasta ella, la tome de su blusa y corrí con ella, pero aun necesitaba ayuda para mi madre.
-Necesito ayuda, tienen a mi madre, no la puedo dejar allí -le dije llorando-, ¡tenemos que regresar a ayudarla por favor!
-¡¿A caso quieres morir?! -me dijo regañándome-. Tu madre estará bien, sigue corriendo o no volverás a ver a tu madre si esos malditos nos alcanzan.
Aunque quería regresar seguí corriendo con ella porque tenía razón, cuando legamos al bosque ya no se escuchaban los gritos aunque se podía seguir viendo el pueblo desde ahí, nos adentramos más al bosque y nos quedamos en un hueco de un árbol muy viejo y grande, tomo a su hijo que tenía en la espalda y lo empezó a arrullar, el otro de 2 años se quedó dormido en mis piernas, mientras yo me recosté en su brazo, nos tapó a todos con su rebozo mientras trataba de cantarnos una canción para tranquilizarnos, pero ¿quién la iba a tranquilizar a ella?
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Roth
Historia CortaUn pueblo perdido en el tiempo, donde las personas no conocen mas allá de sus alrededores. Roth llego sin aviso, perseguido por un pasado que lo atormenta y una triste realidad que no quiere aceptar.