¿Verdad?

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— Yo creo que... estás algo desviado del camino. — Francis se ríe de forma animada haciéndome sonreír ligeramente.

— Arlett veo tu rostro hace meses y se que eso no es lo que realmente piensas de mi, crees que soy un maldito hijo de puta que está dispuesto a todo, a quebrantar cualquier ley o persona que se interponga en mi camino, pero no es tan así, no contigo... contigo, yo estaría dispuesto a cualquier cosa, yo podría cambiar por ti, ser un mejor hombre, si me quisieras, si lo intentaras. — Él comienza a acercarse mientras intento hacerme hacia atrás hasta que él lo nota deteniendo todo avance.

— Lo siento no quiero asustarte. — Él vuelve a su lugar calmando mi agitado interior.

— Creo que... cuando entiendas que no puedes obligar a alguien todo estará bien.

Francis gira su rostro hacia mi evidentemente sorprendido con lo que acabo de decir, de pronto él comienza a acercar su rostro con verdadera timidez, esperando no ser rechazado, lentamente y sin pensarlo mis ojos comienzan a cerrarse, siento sus manos acunar mi rostro hasta que sus labios rozan los mios. Él recorre mi boca suave y presionando poco a poco sus labios con los mios, su intensidad comienza a subir reclamando cada vez más el constante roce de nuestra piel.

Dejándome llevar posiciono mis manos en sus brazos y aprieto ligeramente la zona.

— Arlett. — Susurra sobre mis labios.

En medio de un jadeo él introduce su lengua dentro de mi boca, haciéndome sentir su sabor a menta fuerte. El jugueteo de nuestras lenguas dura unos segundos más, antes de recobrar el sentido donde detengo su avance, Francis me observa confundido y al mismo tiempo me doy cuenta que esta excitado.

— ¿Quieres dormir aquí? — Menciono.

— ¿De verdad quieres dormir conmigo?

— Si. — Responde Francis.

— Pero dormir. — Pongo énfasis en la palabra dormir para no generar confusiones.

— Está bien.

Me levanto para apagar la luz y recostarme junto a él que parece estar petrificado. « No te he olvidado Darin. » Resuena en mi mente antes de cerrar mis ojos y quedarme dormida.

Despierto sintiendo una mano abrazando mi cintura, miro hacia atrás y Francis está plácidamente dormido apegado a mi espalda, su sexo pegado a mi trasero me hace sentir incomoda e intento alejarme pero su mano sube a mi pecho presionando suavemente.

— Arlett. — Escucho en susurro en mi oído, giro un poco mi cabeza viendo que este continua dormido.

La mano nuevamente desciende lentamente de mi pecho, recorriendo el espacio que hay en mi barriga hasta llegar a mi sexo que acaricia por sobre la ropa. Una corriente recorre mi cuerpo al igual que el día en que lamió mi pezón, mi cuerpo comienza a reaccionar agitando mi respiración y produciendo un extraño cosquilleo en mi entrepierna. « No, por favor no. » Muevo mi mano hasta llegar a la de Francis intentando sujetarla pero escurridiza se escapa de mi agarre deslizándose dentro de mi pantalón.

— Dejate llevar. — Escucho claramente en mi oído e intento mirar hacia atrás.

— No, no, no, no me mires, solo piensa en ti.

— No quiero Francis no. — Digo sujetando su mano dentro de mi braga.

— Tu cuerpo dice que si Arlett, dejame complacerte.

Los dedos de Francis acarician mi sexo con suavidad haciendo que un electrochoque recorra mi cuerpo haciéndolo vibrar y que mi respiración se vuelva algo irregular.

MENTAL (Historia Corta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora