prólogo.- Hogwarts

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Renuncia de derechos, todos los personajes que aparecen les pertenecen a sus respectivos dueños.

El pequeño goteo resonaban en la caverna que se alojaba debajo del gran lago Negro, los pequeños ruidos de pasos sobre el agua eran escuchados por el único ser viviente que avanzaba por esta oscura caverna, una sonrisa de ironía llena de grandeza surcaron las delicadas facciones de un joven chico llamado Tom Sorvolo Ryddle, hijo del adinerado muggleTom Ryddle Sr. y la bruja Merope Gaunt , la sangre mestiza que recorrían el torrente sanguíneo del Azabache estaban cargadas de gran hambre de poder.

- abrirse.- el susurro sedoso de un pequeño siseo surcaron la vasta oscuridad, la cerradura de varias serpientes se abrieron ante la orden más sencilla del joven para revelar un pequeño compartimiento.

La gran ironía de la vida eran palpables en sus ojos mientras con paso llenos de elegancia y poder, sin temor alguno cruzó aquel compartimiento para revelar una gran cámara enfrente de el, sus ojos de color avellana surcaron cada rincón de esta famosa cámara que estaba adornada con grandes estatuas de serpiente enrolladas sobre los pilares que sostenían este mítico lugar.

Una suave ceja se llegó a levantar ante la extraña coincidencia de un joven particular mente de edad sentado de y dándole la espalda enfrente del gran rostro de Salazar Slytherin que era uno de los cuatro grandes fundadores de este magestuosa escuela que se encontraba.

El cabello oscuro como la noche se ondeaba levemente ante la suave brisa del frío aire del lugar, su particular peinado en forma de picos en varias direcciones representante un estado salvaje y único jamás antes visto.

Tom por supuesto podía sentir la gran presencia mágica que emanaba del chico enfrente de el, no era tonto y con paso tentativo de acercaba lentamente a dirección del sujeto.

-Enamoramientos potentes pueden ser inducidos por un creador de pociones hábil, pero sin embargo nunca nadie había logrado crear la verdad inquebrantable, el apego eterno, incondicional, que solo puede ser llamado amor... Lamento tu suerte, aquellos niños que nacen bajo esa posición jamás conocen el sentimiento de apego y amor, su única forma de saberlo es que alguien le enseñé.- Tom detuvo su andar de golpe, la sangre anterior mente caliente llena de ansias de poder ahora mismo se habían congelado como si un Dementor hubiera surcado el lugar.

Los nudillos se blanquearon ante la fuerte presión de puños que el pobre chico atormentado por esa maldición estaba creando, negando fervientemente aquellos pensamientos de querer asesinar al sujeto que le estaba dando la espalda tuvo que tranquilizarse y mandar a lo más profundo de su subconsciente aquel deseo.

-No tienes que fingir conmigo, no te juzgo por querer llegar a buscar poder en esta cámara de los secretos...sabes, no somos tan diferentes tú y yo.- aquellas palabras golpearon fervientemente en la mente del joven Sorvolo, su cuerpo se tensó al ver como el chico frente de el lo miraba desde su hombro .

Aquellos ojos onix tan llenos de una infinita oscuridad que podría devorar las mismas almas de algún modo brindaban confianza y calor, un calor que Tom jamás había conocido, como si alguien igualmente haya tenido su misma vida.

Tentativamente cada pasó que daba se acercaba a esos inquietantes ojos onix que lo analizaban, sin mostrar ningún tipo de temor el estudiante de la escuela Hogwarts se llegó a colocar aún lado del sujeto misterio, lentamente y con precaución llegó a sentarse a su lado.

Ambos chicos llevaron su mirada ante la imagen tallada en piedra del fundador de la casa Slytherin, el suave goteo que caían de las bocas de las estatuas de serpiente era lo único que se escuchaban.

- sabés...fui criado en el Orfanato de Wool, creciendo completamente inconsciente de mi herencia mágica. Sin embargo, logre darme cuenta de ciertas habilidades innatas que poseía y que  eran ajenas a mis compañeros de la misma edad, aunque, sin saber controlarlas apropiadamente.- no sabía porque y nadie de Hogwarts sabía lo que estaba hablando, era un secreto que se llevaría a su tumba pero... Este sujeto alado de el lo hacía sentir en confianza.

El Nido del BasiliscoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora