Part 1.

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Nunca fue perfecto. Su vida era un trazo incierto que sobrepasaba los limites sin avanzar sobre el pliego blanco mientras se distorsionaba con el paso del tiempo. Lo que era y sería o de dónde provenía poco importaba, pues lo único valioso se conformaba por el momento. Siendo un monstruo que vive bajo la influencia de la oscuridad prefería existir aunque hubiesen miles quienes quisieran desaparecer sus risas del universo, ya que tampoco el cómo lo clasificaban le generaba mayor preocupación a su estado de ánimo normal. El pequeño diablillo vagaba entre los senderos rojizos del bosque sin un hogar y sin resistir la diversión que le entregaban las circunstancias, dulces instantes donde solía meterse con los ingenuos transeúntes que se atrevían a depositar monedas en su bandeja antes de que iniciara su función, pues quienes asistían para presenciar sus interesantes acrobacias no volvían para verlo una segunda vez, no después de cometer el delito de estafarles con la practica de hipnosis que aplicaba en su último acto, pues jamas tuvo la ocasión de victimizar adversarios difíciles que -si lograban despertar antes de tiempo- fueran capaces de alcanzar sus posteriores huidas del sitio donde se alojaba temporalmente. Era lo único que hacía, viajar de un lugar a otro sin rumbo, engañando pueblos enteros del reino oscuro y desafiando las leyes que tomaban la iniciativa de capturarlo sin éxito posterior, al menos hasta que se enfrentó al único monstruo cuyos trucos lo sobrepasaron por primera vez en su vida. Aquel había sido el primer encuentro de Jevil con un nivel mágico de semejante categoría, pues él se trataba de un monstruo más técnico, de cuya artillería se basaba una considerable cantidad de objetos filosos y coloridos, además de esponjas en diversas presentaciones como pelotas y muñecos de varios diseños.

No creyó que cuando el felino depositó un par de monedas dentro del cuenco vacío estaría alerta al más mínimo de sus movimientos, no esperó que se libraría de la hipnosis antes de tiempo y echaría a correr tras él en menos de lo que un monstruo normal alcanzaría asimilar lo que acababa de suceder. Jevil, por supuesto, en ningún momento se quedó quieto para esperar ser capturado y por ende no se limitó a bloquear el camino de su perseguidor haciendo uso de toda la artillería con la que contaba sin ser conscientes de la atención que llamaron en su recorrido. Sin embargo, el felino no pareció intimidarse en ningún instante y no desaprovechó la oportunidad de hacer uso de su magia en el momento oportuno, entonces el diablillo aprendería que la menor distracción no era una opción factible cuando había alguien tras él. Jevil descendió al suelo luego de haber sido atrapado por el encanto, incapaz de creerse que había sido sobrepasado todavía.

Riendo como no hacía en mucho tiempo, se retorció atrapado entre los hilos de estambre que aquel felino de profundo pelaje purpura usó para detenerle los pies antes de que fingiera desaparecer con ayuda de los polvos brillantes que usó durante su presentación mientras una multitud a espaldas de su captor se acercaba, interesados en presenciar algo que nadie pudo ver jamás cuando la fama del diablillo se disparó por cada comunidad, en cual público yacían incluidos algunos Rudinn y Jigsawry que casualmente patrullaban cerca cuando el atraco ocurrió. Seam no disfrutaba de tener espectadores para cualquiera de sus actividades pero tuvo que resistir la incomodidad que todas las miradas le provocaron, pues si cometía el error de distraerse un solo segundo aquel diablillo escaparía junto a todas sus pertenencias y era lo que menos quería llegados a este punto. Jevil volvió a reír a carcajadas en el instante que trató de levantarse para terminar impactando su cara contra el suelo, emitiendo un cómico sonido, característico de un muñeco de hule al ser apretado.

—Tú ganas, ganas. ¡Devolveré todo lo que te robé! Pero desátame antes de que pierda la cabeza, cabeza —solicitó Jevil desde el suelo, revolviéndose con el goce de alguien que jamas había experimentado la sensación de la tierra contra su piel—, ¿sabes que es lo peor de todo esto, esto? ¡No estoy bromeando! Uehe-hee~

—Creíste que podías salirte con la tuya, pues te tengo noticias, amigo: no todos confiamos ciegamente en los nuevos. Desde el principio me pareciste alguien sospechoso.

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