Capítulo 4

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Una vez en casa Calle intentó matar algo de tiempo mientras Melissa llegaba encendiendo el televisor para dedicarse a ver películas con Poché, no sabría que le gustaría ver y sin preguntarle creyó que quizá una de comedia americana le gustaría. Había acertado, Poché se quedó inerte frente a la televisor, sentadas en el sofá mientras Calle no podía dejar de pensar en mil cosas. Siquiera podía apartar su mirada de ella, tratando de buscar respuesta, estaba en una situación muy complicada

Un bostezo débil salió de los labios de Poché

— ¿Cansada? —. Le preguntó

Poché frunció los labios y pensó su respuesta unos segundos

— Sólo... largo, hoy —. Contestó

Era increíble como con unas palabras torpes Calle podía entenderle casi perfectamente, como sí hubiera una conexión entre ellas

—Si, ha sido un largo día, pero realmente no hago mucho diario, hace un rato ya que no salía —. Comentó

La mirada de Poché se llenó de preocupación y dio un salto para acercarse más a ella y poniendo una mano sobre la rodilla de Calle y mirándola muy de cerca , casi en susurro le pregunta

— ¿Encerrada?

Calle creyó que era un buen momento para hablar, anteriormente Poché estaba más callada y tímida, suponía ya se sentía más en confianza

—Yo no, solo no quise salir, estaba... triste, supongo —. Le confesó

— ¿Triste? —. Preguntó confundida

—Si, es cuando sientes que... —. Lo pensó unos segundos —Cuando te duele acá —. Puso una mano en su pecho —Y sientes que tienes todo el aire del mundo pero aún no puedes respirar

— ¿muy mal? —. Le preguntó interesada

—Supongo que no es tan malo, hace la vida mas interesante y nos permite apreciar mejor los momentos felices. Además la mayoría de los artistas inspiramos nuestras mejores obras en la tristeza —. Se encogió de hombros —. Por eso no salía, no estaba encerrada, pero Poché... ¿tu si? ¿estuviste encerrada?

Entonces Poché bajó la mirada rápidamente a sus manos y sí algo había aprendido Calle estas horas es que Poché respondía bien al contacto físico entonces una vez más tomó el atrevimiento de tomar sus manos con fuerza se acercó lentamente a ella

—Esta bien Poché

Le susurró tan suave que cada palabra se penetró en su cerebro mandando a sus nervios una calma plena y volvió a subir su mirada asintiendo suavemente

—Casa amarilla, encerrada —. Dijo como sí cada palabra le doliese en el pecho —También estuve triste —. Dijo un poco más fluido, pero aún torpe

Y cuando Calle le iba a responder escuchó la puerta principal cerrarse y sabía que Melisa había llegado y volvió su mirada a Poché con apuro, no sabía como Melisa podía reaccionar al verla

—No te muevas, espérame aquí —. Dijo con apuro levantándose con dirección a Melisa

Y al llegar a la entrada estaba su amiga rubia, entrando con su pequeña maleta viéndola de brazos cruzados

— ¿vas a abrazarme o te quedarás ahí parada todo el día? —. Bromeó la rubia

Calle prácticamente se lanzó a sus brazos, se había ido solo dos días y una noche y sentía que pasaron años. Se lanzó a sus brazos tal cual y como lo había hecho tantas veces en apuros y esta no era la excepción

—No tienes ni idea de lo que ha pasado —. Dijo Calle al borde del llanto que se había estado aguantando

Sintió como la mano de Melisa acariciaba su cabello

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