don'tmakemefallinlove.

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no creo que esté destinado a estar contigo, no quiero hacerte sentir triste

Su impulsividad era un grave defecto que la había salvado de sus propias tonterías en innumerables ocasiones, y esperaba que esa no fuera una excepción en la que todo resultara humillante para ella, como también solía ser. Salió corriendo de su salón de informática en cuanto terminó, no tenía idea alguna de que estaba haciendo, pero parecía que su plan no planeado iba bien, más bien, iba fluidamente.

Por no querer parecer loca obsesionada, no descargó su horario, lo cual pudo haber sido bastante útil si lo tuviera en ese momento, pensando que Momo sí entró a sus clases. Analizó lo que estaba haciendo, casi una estupidez sin tener de qué sostenerla, suspiró, decidida a regresar con sus amigos a su clase, dió la vuelta y caminó con la respiración agitada, pero se detuvo secamente, retrocedió unos pasos. En los bebederos, que según estaba en contra de sus principios usar uno directamente debido a la infinita cantidad de gérmenes, estaba ella. El chorro de agua salía muy fuerte, por lo que mojó su nariz, lo secó con la manga de su suéter, Chaeyoung rió al compararla con un gatito y los tiernos gestos que tenía. Momo alzó la mirada, notando que estaba parada frente a ella.—Hey.

Ninguna se acercó, al parecer hablarían a esa distancia, Chaeyoung se esforzaba mucho por pensar en ese momento.—Hola.

No sabía porque le gustaba tanto improvisar y entrar en pánico por su propia culpa.—¿Qué ocurre?—Momo sonrió, en su mente, su corazón se había derretido, ¿por qué sentía tantas cosas raras y nadie se lo había dicho?

Sus pocas neuronas no sabían que hacer, así que en un voto unánime decidieron dejar a Chaeyoung a merced de la espontaneidad.—Me gustas.

Abrió sus ojos y boca impactada ante lo que ella misma dijo, como si hubiera sido alguien más, había sido más sorprendente para ella que para Momo. La mayor sólo ladeó la cabeza, parecía no haber entendido, miraba a Chaeyoung con curiosidad.—¿Yo?

—Ay, no chingues, si yo no entiendo tampoco puedo explicarte—el lugar más cercano para esconderse eran los baños de hombres que olían al metro Taxqueña. ¿Qué ninguno tomaba agua y tenían los riñones tan afectados?—Sí, tú.

Cerró sus ojos al reír, Chaeyoung esperaba que no se estuviera burlando.—Mantecas, ¿estás segura de lo que estás diciendo?

Normalmente cuando una persona se sentía nerviosa o con timidez su mirada era atraída por el suelo, manteniendo la cabeza agachada, pero nuestra protagonista no, alzaba la vista hacia el cielo, evitando absolutamente todo a excepción de nubes y aviones; era tan grande y lejano pero parecía seguro.—En realidad no—Momo caminó hacia ella, rápidamente la miró, como era costumbre, tenía una mirada tranquila y una sonrisa de labios.

—Creo que quieres decirme algo importante, pero no estamos en un lugar tan chido como este—ambas miraron a su derecha, la puerta de los baños de hombres, Chaeyoung rió, increíblemente siempre había algo divertido dentro de sus trágicas hazañas.

Siguió a Momo por la prepa, al parecer irían a las canchas, que a esa hora estarían vacías, durante el camino mucha gente saludaba a la mayor, se sentía rara a su lado, conocía a gente igual de interesante que ella, sin embargo no sabía si sería lo mejor seguir soñando con esa imagen que había creado para Momo.—¿Todos ellos son tus amigos?

—Nel—soltó con facilidad, Momo no era alguien que diera largas explicaciones. Miró a Chaeyoung, tenía sus cejas alzadas, al parecer su respuesta no era suficiente.—Ser amigo de alguien implica  más que saludarlo de repente.

Finalmente habían llegado al espacio predilecto para que Chaeyoung diera el discurso que debió de haber anticipado pero claro que no lo hizo.—¿qué es lo que quieres decirme?—hablar con el corazón.

amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora