on melancholy hill

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si no puedes conseguir lo que quieres entonces ven conmigo

—Yo me estaba riendo porque dijeron que el chófer venía crudo—Sana contaba sobre su trayecto del segundo camión que tomaba para llegar a su escuela, unos raperos se subieron a improvisar con las palabras que la gente dio. Estaba molesta, sus cejas estaban arrugadas y el tono con el que hablaba era más agudo, Momo decía que era berrinchuda, pero Jeongyeon era quien la apapachaba siempre, exagerara o no.—Y uno de esos weyes dice algo de que estoy ojerosa.

—Bueno, fue lo primero que se les ocurrió al verte—se encogió de hombros Momo, comía unos Cheetos que Jeongyeon compró, era el desayuno.

—Pudieron haber dicho algo lindo de mí... Jeongie, ¿estoy ojerosa?—entrelazó su brazo con el de la mayor, esperando una respuesta que la complaciera.

—Sana, te pones a hablar con medio mundo y subir fotos hasta tarde, ¿cómo esperas no parecer un mapache?

—¡Pero no soy la única! Tú estás disque estudie y estudie, pero en realidad ves videos todos pendejos—Jeongyeon miró ofendida a la rubia, soltándose de su agarre; Momo, quien iba más atrás, porque hay que admitirlo, en grupos de tres, siempre hay uno que camina detrás como guardaespaldas sin entender bien de qué hablan sus amigos porque no escucha, rió mientras seguía comiendo Cheetos, pero inmediatamente la vista de Sana cayó en ella.—Y ni hablar de la crikosa esa toda desnutrida, se ve que no duerme desde hace dos años.

—Tomo mucha agua, por eso me veo más viva que tú.

—Wey, vienes toda dopada siempre, ni sabes en que día estamos.

—Claro que sí, ya es el décimo día desde que andas con Jihyo porque te compró un elote todo frío y culero.

Sana no respondió, sólo apretó sus labios formando una línea recta, cualquiera pensaría que estaba a un sólo paso de llorar. A este punto Jeongyeon ya las estaba ignorando, dejándolas atrás mientras seguía su paso. Momo quería reír, tenía miedo de lo que le esperaba, pero los golpes o gritos agudos de su mejor amiga valían la pena cuando la molestaba.—¡Qué la verga! ¡Déjame de molestar con eso! ¡Mi elote no estaba culero! ¡Pinche morra sin sentimientos!—gritaba mientras la jalaba de los hombros y Momo reía.

Los días en su prepa habían sido demasiado tranquilos, lo cual causaba inseguridad en los alumnos, especialmente en los conspiranoicos, algo malo iba a ocurrir en la administración o entre alumnos, quizás no en esa semana, pero definitivamente algo pasaría que alteraría a todos. En cuanto a Momo, sus clases eran más relajadas de lo que deberían ser, se veía con más horas libres de lo usual, tareas sencillas que incluso procrastinando lo normal podría terminar en tiempo y forma, exámenes programados dentro de mucho tiempo que, seguramente se prepararía para ellos unos días antes, o el mismo día, dependiendo de su estado de ánimo, igualmente no eran motivo para comenzar a arrancarse cabellos y morderse uñas. Toda esa paz, esa tranquilidad y armonía, el buen flujo del tiempo, hacían que pensara de más.

Bueno, no pensar del pensar en buenas decisiones, o pensar antes de actuar. Era el tipo de pensar en cosas que no son en realidad, en escenarios lejanos que no tendrían que ocurrir todavía, o sería demasiado difícil que lo hicieran. Pensar en cosas que no están en nuestras manos, en cosas que ya pasaron hace tiempo y no tienen manera de arreglar porque quedaron atrás. Pensar en cosas que debió haber hecho de manera diferente, incluso en cosas que desde hace años pasaron y siguen avergonzándole. Pensar en personas que hace tiempo no están en su vida, que dejó ir o la dejaron de lado. El tiempo repara demasiadas, al igual que puede arruinar otras.

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⏰ Última actualización: Jun 30, 2020 ⏰

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