CRONICAS THE DIVISION 2 : Capítulo 1

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I PARTE

DESCUBRIENDO WASHINGTON

Para cuando Lloyd y García llegaron a la capital, los agentes de avanzada Dunne, Ward y Johnson ya llevaban un tiempo en la ciudad, hasta este momento no han tenido contacto con ellos, pero no es de extrañar, ISAC va y viene y su señal, intermitente, ha impedido mantener comunicaciones expeditas y continuas con Nueva York, única base de operaciones con la que han tenido contacto ya que desconocen totalmente cual es el estado actual de Washington, salvo por la presencia de algunos animales en estado salvaje, tampoco han tenido contacto con humanos, sólo algunos cadáveres con claras muestras de haber sido expuestos al virus y un extraño polvo amarillo, tanto en el suelo como en suspensión.

Luego de sufrir las inclemencias de un frío invierno en Nueva York, los agentes se enfrentan ahora al calor del verano en Washington, lo que los ha obligado a cambiar sus abrigadas ropas por algo más ligero, García, de lucir su amplio manto de color negro, sólo conserva su típico sombrero tejano, mientras que Lloyd se vio obligado a cambiar su gorro de lana por una pañoleta de motorista.

­­ —Este calor me está matando García —dijo Lloyd —poniendo mala cara y secándose el sudor de la frente con su pañoleta.

—Deja de quejarte Lloyd y dime si has tenido alguna idea de hacia dónde dirigirnos —dijo García.

—Lo único que se me ocurre es buscar alguna oficina o puesto de turismo y obtener un mapa de la ciudad, sin ISAC guiándonos podemos dar vueltas en círculos sin darnos cuenta.

—Eso es precisamente lo que me preocupa Lloyd, ya es bastante molesto no tener ningún tipo de comunicación como para ahora estar completamente desorientados.

—Sólo nos faltaría toparnos con algún enemigo —añadió Lloyd fastidiado.

—Por lo menos desde que llegamos a la ciudad no hemos visto enemigos y los civiles que nos han visto a nosotros huyen despavoridos —contestó García —sé que eres horriblemente feo, pero aun así debiéramos haber tenido algún contacto.

—Veo que este maldito calor no te ha quitado el sentido del humor García —retrucó Lloyd riendo.

—Lo que me está quitando el buen humor es precisamente no saber nada, no conocemos esta ciudad, estamos incomunicados, no sabemos nada de los demás agentes y lo que es peor en caso de enfrentarnos a algún enemigo sólo contamos con la munición que transportamos, no tenemos donde reabastecernos.

Lloyd asintió silenciosamente mientras trataban de capear el calor de mediodía caminando por la sombra que brindaban las construcciones circundantes, su situación era realmente preocupante, sin contacto con la base de operaciones estaban a ciegas, y los pocos civiles que habían visto no les han dado la oportunidad de acercarse y hablarles, era frustrante.

Sus sombras alargadas por el sol abrazador, recorrían la calle antes que ellos, en una ciudad cuya característica principal era la vida bulliciosa y continua, ahora estaba transformada en un pueblo fantasma, sólo un par de animales en estado salvaje por aquí y por allá, entre la vegetación que ya comenzaba a tomar el control de las diferentes edificaciones cercanas a áreas verdes, mientras que los edificios y casas más alejados recordaban lo que pasó en Nueva York, todas abandonadas y sin vida, letreros de advertencia ya desgastados y confusos por los grafitis sobre ellos escritos, daban cuenta que algún ser humano logró sobrevivir a la catástrofe, al igual que en N.Y., una gran masa de vehículos de todo tipo entorpecía las diferentes rutas, coches de emergencia aparcados para bloquear accesos y salidas, algunos con impactos de bala, sangre seca y otros desechos que indicaban enfrentamientos, a diferencia de su experiencia anterior, aquí no era el frío lo que dificultaba la marcha, era ese olor, de cuerpos putrefactos mezclado con otro, el del miedo, había sobrevivientes en la ciudad, habían visto a algunos, pero sus expresiones de terror solo servían para que ambos agentes pensaran lo peor, el ser humano, animal al fin y al cabo, en una situación extrema como esta, sólo atinaría a aferrarse a sus instintos más básicos, sobrevivir y enfrentarse a lo que venga y lo que vendría no solo era el virus sino que también otros seres humanos, quienes creyéndose superiores querrán obtener poder, ya lo habían visto en Nueva York y sabían que también lo verían aquí, diversas facciones enfrentadas entre sí por territorio y recursos, algunas más radicales que otras, más organizadas y más numerosas, con diversas motivaciones pero un denominador común, un líder con el suficiente carisma para conquistar y guiar a más personas a su causa, personas en su mayoría temerosas y débiles quienes solo ansiaban la tranquilidad de ser guiados por otro, otro que tomara las decisiones difíciles cuando había que tomarlas y que los cuidara a su manera, el instinto de manada del débil ser humano.

CRONICAS THE DIVISION 2Where stories live. Discover now