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— ¿Es raro que te cuente mis cosas? —llegó a preguntar después de haberse calmado, me encogí de hombros y ella hizo un mohín—. Te conozco desde hace poco, pero creo que me agradas.

Eso me había hecho sonreír y despertado un nuevo sentimiento en mí, casi como alivio o calma.

—Supongo que es igual que con los psicólogos, no los conoces, pero le dices tus problemas.

Sus ojos verdes se posaron en los míos y me mostró una sonrisa de lado, con algo de pesar.

—Pero tú no eres un psicólogo.

—Entonces puedo ser tu amigo.

Y ese, sin dudas, había sido un gran paso entre nosotros.

blooming | lrh [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora