Conversación 04.

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Carta 03.

Sam huele como su padre. El olor a tabaco, para Dalaila, es una fragancia conocida.

—Que irónico enamorarme de ti ahora que te vas —Suspira nervioso.

Se había enamorado de él. Las palabras que le entregó el muchacho se habían incrustado en su cabeza y no parecían querer irse. Se habían alojado, como aquellos pensamientos que le susurraban a cada instante y a cada atardecer que pronto se volverían a ver. Dalaila es tan ilusa.

Ella se había enamorado de él. Bastó dos meses encasillados en cinco años para poder caer ante sus ojos rasgados y su melena enfurecida.

La vida ha sido un fuerte destructor de sueños para nuestra protagonista. La vida ha sido una pelota en perfecto estado, rebotando en su estómago después de ser pateada por ella misma. Le habían dado por donde había apuñalado, es por eso que recibe el castigo con orgullo.

Sam está buscando vencer todo aquello que le dijo que no podía ser, valga la redundancia, lo que quería ser. Sam busca, concentrado, el asiento que el ticket indica que le ha sido asignado. Ella espera sentada en una sala distinta. No están destinados a ver la misma película y aunque suene utópico, posee la misma trama.

—¿Qué tan jodida tienes que estar como para verlo a través de una pantalla, quedarte callada y solo llorar? —Exige explicaciones que solo ella puede dar.

Y cuando cepille mis dientes, pensaré en ti. Cuando camine por esa banca solitaria en las mañanas, pensaré en ti. Cuando visite a un ser cercano y salga de su casa en busca del sonido de un ave posada entre los arboles de un parque desolado, pensaré en ti. Cuando coma todo aquello que fue de nuestro gusto y disfrute cuando dichosos éramos recompensados, pensaré en ti. Cuando de mis manos surja el Arte, pensaré en ti. Cuando coma galletas, pensaré en ti. Cuando ría, pensaré en ti. Incluso si esa risa no la provocaste tú, ya todas van a la misma dirección. Cuando esté ebria pensaré en ti, incluso puede que te envíe un texto como el de ahora. No, olvídalo, solo pensaré en ti. Cuando me siente a curar el dolor que las personas causan, pensaré en ti. Cuando busque curar el dolor, justificado para la sociedad, que la familia causa, pensaré en ti. Cuando los brazos de alguien más acurruquen mi necesidad de afecto, pensaré en ti. Cuando suene las canciones que me mostraste y que tanto amabas, que tanto cantabas con una sensibilidad envidiable, pensaré en ti. Cuando toquen mi cintura, pensaré en ti. Cuando mi tacto se desempeñe en una textura suave, pensaré en ti, en tus labios y en todo lo que hiciste con ellos. Cuando sean las 3:00 am, pensaré en ti. Cuando beba agua, pensaré en ti. Cuando acaricie gatos desdeñosos, pensaré en ti. Pensaré en ti hasta cuando camine por lugares en los cuales nunca caminamos. Pensaré en ti todo el tiempo, porque es lo único que doy como resultado.

                                                                                                                            -Dalaila.

Mamá me dijo que así hay personas, que solo están en tu vida por un corto tiempo y después se van. Es natural —reflexiona—No la quiero dejar ir. No sé. —pronuncia Sam confundido.


Estamos en la noche del día veinte del séptimo mes. El frío no significa nada para ellos. Sus cuerpos arden de euforia. La luna observa intrigada, algo ha sucedido. Hay una botella de ron a su costado, una melodía fúnebre, hecha por él, suena imaginariamente. Un gato maúlla pidiendo entrar a su casa, a pesar de que horas antes, lloró por salir. Llueve de manera calma, la nube solo está pasando. La gente, intrigada, se acerca al ver un círculo alrededor de algo que parece ser un accidente o un crimen. El joven se encuentra inerte, su vómito produce el asco de los ciudadanos. Su mirada de resignación, la compasión de los mismos.

—La encontramos a su costado —comunica el gordo—. Está llorando y temblando. Se encuentra ebria. El joven, no tiene pulso, señor. Está muerto. Probablemente, un posible envenenamiento —La observa incrédulo—. Un envenenamiento de parte de ella.

—Llévenla, puede que también haya bebido lo mismo y corra peligro. Dense prisa.

La risa de satisfacción alerta a todos aquellos que yacen a su alrededor. Parece no tener remordimiento, parece que está feliz, ha cumplido una orden. Una de alguien que ya no estará más. La luz que nos ilumina cada día y que los observaba en un pasado que será presente para ustedes, tenía razón, en aquel lugar, ya no hay un ella, ni un él.

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⏰ Last updated: Jul 23, 2019 ⏰

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