- Capítulo 2 -

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[[ F O X ]]


He de admitir que creí que el cambio de la ESO al bachillerato sería mucho más drástico; la mayoría de la gente que ya ha pasado por esta etapa de sus vidas tiene una manía con hablar de ella como si fuese un monstruo de inimaginables proporciones, con la supuesta intención de "brindar consejos" a las nuevas generaciones.

No es un secreto decir que eso me parece bastante estúpido; no por el hecho de "brindar ayuda a gente joven", sino porque, lo que se les ocurre mencionar, más que ser un consejo, parece una advertencia.

Una advertencia que solo te provoca miedo e incertidumbre sobre lo que estás a punto de vivir.

Personalmente, varias personas me han llegado a decir que esta etapa será mi primer "acercamiento" a lo que ellos describen como la vida adulta: llena de injusticias, malos tratos, problemas de todo tipo, abusos de autoridad, y por supuesto, un sinfín de interacciones poco placenteras con el peor ser vivo que pudo existir:

El ser humano.

Es un enfoque bastante "inspirador" de todas las inevitables situaciones que experimentaremos a lo lago del tiempo en el que estamos en este mundo, ¿no lo creéis?

Afortunadamente, el par de meses que llevo en esta nueva etapa de mi vida, no he tenido el placer de conocer esos horrores, como ellos les llaman. O tal vez no los he notado aún, no lo sé.

Lo único de lo que si estoy cien por ciento seguro, es que los martes esos horrores no suceden, porque me la paso el día en el cielo gracias a unos pequeños vasitos que son los dueños de mi felicidad.

— Hey —habló Freddy a mi lado—. ¿Te vas a comer eso?

Levanté la mirada y lo vi con ironía—: Si algún día respondo que no a esa pregunta... quiero que me golpees —dije tomando una cucharada de ese delicioso manjar—, seguramente estaré poseído o una mierda así.

Freddy soltó unas risas, comprendiendo que ese escenario era más creíble que cualquier otra cosa que pareciese más "normal".

Os daré un poco de contexto: en este instituto, todos los martes a la hora de receso, la señora Lucía hace espacio en los anaqueles de la cafetería para desplegar una variedad de postres caseros de todo tipo, como galletas, donas, pastelillos, mini tartas, y, el más alabado de todos ellos: el pudín.

No puedo expresar con palabras lo que sienten mis papilas gustativas al degustar ese manjar de los dioses; es una experiencia que me transporta a otro plano de la realidad, uno en donde todo es dicha y felicidad.

Supongo que eso es lo que se siente estar en el paraíso.

— ¿Qué es eso? —preguntó la chica nueva, ___, viéndome confundida.

...Está de coña, ¿verdad?

— ¿Qué dijiste? —verbalicé, debí haber escuchado mal.

— ¿Qué es eso? —volvió a decir.

<Dios mío...> me limité a pensar, tapando mi boca con la palma de mi mano, en completo estado de shock.

Nunca pensé que una persona con una vida tan extravagante como la de un miembro de la familia Golden —una de las familias más adineradas y poderosas de todo el país— no hubiese probado nunca ese angelical platillo; considerando que los Golden son capaces de ordenar cualquier cosa en el mundo y con un simple chasquido de dedos sea depositado en sus manos en una bandeja de plata.

Un Amor por Accidente ||Fox x tu||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora