Cuatro

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Y El Sol Brilló
Por YakumoKaiba (Lily Granate)

4.-

La explicación de porque Loki había entregado el Teseracto era muy sencilla: por Thor. Lo había tomado de las bóvedas de Asgard antes de su destrucción por sus propias razones egoístas y también previendo el desastre que sería si Sutur o Hela ponían sus manos sobre esa fuente de energía inagotable o, peor, si es que quedaba flotando a la deriva entre los escombros de su antigua tierra, disponible para que Thanos o alguno de sus sirvientes lo tomara.

Nunca esperó que el Titan les encontrase tan pronto. Y una vez que la mitad de los Asgardianos escaparon con Valkiria y Thor fue aprisionado, no le quedó otra opción que rendir la gema. Podría haber huido por su cuenta, pero sabía que el universo no era lo suficientemente grande como para escapar de las huestes de Thanos.

—... y tampoco podía quedarme a ver como te destruían —aceptó Loki, con las manos sobre su regazo y la mirada un tanto desenfocada, perdido en recuerdos lejanos.

—Pero una vez lo entregaste ¿por qué simular el cambio de bando? ¿Por qué los cuchillos? —se quejó Thor apretando los dientes, poniéndose de pie dejando a un lado el jarro de cerveza vacío y comenzando a pasearse por la habitación, alterado—. ¡Eres un maldito hechicero! ¡pudiste hacer alguna magia, algún truco para escapar!

—Oh, pero lo hice, hermano. Estoy aquí ¿no? —Thor detuvo su camino y le miró con furia. Loki solo levantó sus manos para calmarle, antes de continuar—. Si quería engañar a Thanos no podía simplemente crear un muñeco o una ilusión y dejar que lo matasen. Él sabía que era peligroso, no te olvides que me conocía, que me entregó el Cetro con la Gema de la Mente en él, a cambio del Teseracto —dijo Loki mirando a los ojos de Thor, quien bufó y volvió a sentarse—. Thanos conocía mi mente. Conocía mi magia. No podía engañarle de forma normal —murmuró el pelinegro antes de mirar al suelo, apretando los puños—. Así que tuve que usar todos mis recursos porque no era solo a mi a quién debía proteger.

Thor no podía dejar de mirar a Loki con algo de incredulidad, antes de sentir la garganta un poco apretada al pensar en eso. En Loki, dejándose ahogar por el puño de hierro del Titan mientras en su vientre la vida crecía. Y él sin saber nada.

—... ¿moriste de verdad?

—Por Odín, no, claro que no —negó con la mano Loki, rodando los ojos—. Pero casi. Tuve que permitirle romperme, mientras mi magia se enfocaba en mantener a salvo mi mente y... la parte baja de mi cuerpo. Mi cuello se rompió, sin duda... pero tú sabes que se necesita más que eso para matar a un asgardiano.

—... si te hubiese decapitado tu magia no hubiese servido de mucho —dijo con amargura el rubio, y Loki suspiró, asintiendo.

—No. No hubiese servido de mucho.

Ambos guardaron silencio, ninguno mencionando que de hecho Loki no era un asgardiano en verdad. Thor tamborileó los dedos sobre el brazo del diván y quiso exigirle a su hermano que continuase, pero el otro lo hizo por su cuenta.

—Aunque mi corazón se detuvo lo suficiente para que Thanos pensase que estaba muerto, pronto recobré la consciencia. Pero la explosión de la nave me alejó demasiado de ti. No es que te hubiese hablado de haber podido tampoco, no te confundas. Sabía que ahora que la mitad de lo restante de nuestro pueblo había sido asesinado por Thanos, no te detendrías hasta destruirlo. Y no podía acompañarte en esa misión. Thanos siempre me aterró. Y en ese momento habían cosas más importantes, para mí.

—¡¿Más importantes que nuestro pueblo?! —rugió Thor con ira, rompiendo el brazo del mueble por la fuerza de su agarre, tirando los trozos de madera al suelo— ¡¿Más importante que hacerme saber que no estabas muerto?!

—Si —le respondió con seguridad Loki mirándole con frialdad—. Más importantes. Y tomaría la misma decisión una y otra vez de ser necesario. Thor, ¡mírame! ¡Yo sabía como era Thanos! Sabía que era un desquiciado con ilusiones de grandeza. No sabía... no sabía lo que haría —se relamió los labios, con la mirada oscurecida—. Pero sabía que mientras él viviese, ni yo ni nuestros hijos estaríamos a salvo.

—¡Así que te fuiste! ¡Escapaste como un maldito cobarde! ¡Como la serpiente rastrera que eres!

—¡Si, eso hice! ¡Empujé tu cuerpo inconsciente hacia la nave que se acercó a las ruinas y cuando te vi a salvo escapé! Me oculté en las profundidades de Yggdrasil y parí a nuestros hijos en soledad, y aguardé, aguardé y aguardé, aunque se sintió como centurias, esperando a que llegases hasta nosotros, esperando que el universo fuese un lugar seguro para nuestros hijos. Las noticias corren rápido por las ramas del árbol sagrado, pero la voz de Ratatösk no siempre es comprensible. Hasta que hace unas semanas por fin... por fin... lo escuché. Lo que llevaba esperando por años. Tu triunfo —lágrimas caían por las mejillas de Loki y Thor solo pudo mirarle en silencio, con la garganta apretada por el dolor puro que transmitía su llanto, y el alivio que mostraban sus ojos—, la caída definitiva de Thanos. Y entonces supe que sería seguro para mí, para Váli y para Narfi el volver, el llegar hasta ti. Porque ahora ya nada puede hacerles daño. Ahora estarás tú para protegerlos.

Cada una de las células de su cuerpo le estaba gritando a Thor que se levantase y fuese a abrazar a su hermano. Que lo cobijase entre sus brazos, le besase y prometiese que todo estaría bien por fin. Que ya todo había acabado y que ahora los cuatro podrían formar la familia que debían ser. Que todo estaría bien.

Sin embargo Thor no mentía cuando decía que el dolor y la pérdida le habían envejecido, y junto con la vejez venía la sabiduría. Y quizás fuese muy conmovedor el llanto y el relato de Loki, pero él no olvidaba que estaba enfrentando al Dios de los Trucos y si quería salir vencedor, debía asegurarse que nada quedase sin hilar.

—Tiene que haber sido difícil ­—dijo el rubio hijo de Odín, con voz calmada a pesar de que sentía su estómago hecho un nudo—, haber criado a nuestros hijos por tu cuenta, oculto. No creo que a los demás habitantes del Árbol de la Vida tomasen muy a gusto tu presencia en su territorio.

Loki limpió sus mejillas con sus manos y gruñó un poco, poco feliz porque su hermano no luciese más afectado por sus palabras. En otro tiempo hubiese esperado que Thor se lanzase hacia él para consolarle, pero al parecer esta vez no sería tan fácil ser perdonado.

—No soy idiota, claro que no les dejé verme. No al comienzo, al menos ­—murmuró desviando la mirada—. Uno de los ciervos, creo que Duneyrr, me avistó, y desde ese momento me llevó alimento y abrigo. La miel de Yggdrasil me mantuvo fuerte y yo mantuve fuertes a nuestros hijos —fue todo lo que dijo y Thor comprendió que había un motivo específico por el que Váli y Narfi llamaban Madre a Loki.

El género nunca había sido una limitación para Loki, y así como se había presentado en forma femenina ante los habitantes del pueblo, seguramente había sido en su forma femenina que había parido y alimentado a sus hijos. Aunque Loki siempre había preferido su forma masculina, su forma femenina había sido necesaria y el término madre, utilizado con amor y respeto, era el título que mejor le quedaba.

Y no podía ignorar que eso provocaba que el término padre hubiese quedado sin uso para los mellizos. Esperándole.

~The Sun will Shine~

Notas: ¡Muchas gracias por leer y más a quienes me dejan sus comentarios! <3 son la razón para seguir escribiendo y publicando. Me gusta mucho este fic ¡y está terminado ya! Así que si me dejan muchos mensajes bonitos quizás publique un capítulo diario y lo terminamos esta semana.

Y el Sol BrillóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora