Ocho Finale

3.1K 363 80
                                    

El problema fue que una vez que ubicaron a los guardianes en las habitaciones de invitados que Loki había acondicionado, y acostaron a los mellizos, ninguno de los dos hermanos tenía ganas de hablar, precisamente.

Se demoraron algunos minutos haciendo dormir a sus hijos, Thor teniendo que prometer estar ahí al día siguiente, y al siguiente también, lo que ocasionó que Loki le mirase con ligera duda porque la seguridad con la que el Dios del Trueno afirmó eso le provocó calor en el corazón. No había dudas en Thor sobre su lugar, claramente había elegido que ese lugar era con ellos y eso no podía evitar ablandar al pelinegro, quien se maldijo por su debilidad.

Una vez la puerta del cuarto principal estuvo cerrada y con un hechizo de silencio, Loki y Thor se lanzaron a los brazos del otro, besándose con pasión y desenfreno. La ropa voló en todas direcciones, tan rápido que el hechicero ni siquiera tuvo tiempo de pensar en hacerla desaparecer con magia. Solo pudo hablar una vez que estuvieron gloriosamente desnudos, ambos cayeron a la cama, desesperados por redescubrir los caminos amados en la piel de su amante.

—He soñado tanto con esto, he extrañado tanto —le prometió con descarnada sinceridad el jotun, recibiendo los besos cálidos de Thor sobre su piel mientras sus manos fuertes iban dejando marcas sobre su cuerpo. Marcas de pertenencia, reviviendo antiguas marcas y creando nuevas en donde antes no hubo.

—Ya no tienes que soñar más, estoy aquí.

Y no solo con sus palabras se lo dijo, también utilizó sus manos y su boca para hacer que Loki olvidase cada día y hora que estuvo lejos de sus brazos. Hicieron el amor largamente, la pasión de esa tarde no les había abandonado, pero había más paciencia ahora y seguridad en que ninguno iba a desaparecer en el aire.

Thor se tomó su tiempo para abrir a Loki para él, tan estrecho como si volviese a ser virgen en sus manos, como cuando eran adolescentes de Asgard y retozaban a escondidas, haciéndose tiempo entre lecciones de historia y combate. Loki no escondió sus lágrimas cuando por fin tuvo dentro de él la hombría de su hermano, tanto por el cálido escozor en su entrada como por la sensación de plenitud que solo podía tener cuando Thor y él eran uno solo.

—Hablaba en serio —jadeó Thor hundiéndose en él hasta que sus testículos chocaron contra la suave piel de las nalgas de Loki, no pudiendo entrar más en él por su cuenta. Buscó los labios de su hermano y le besó con fuerza, mordisqueando sus labios hasta que escuchó un gemido ligeramente gatuno—, cuando dije que quisiera que tuviésemos otro bebé. Poder estar en su vida.

—Solo... solo nos encontraste hoy —se quejó el jotun, con el largo cabello negro esparcido sobre la almohada y los ojos reluciendo como joyas en la semi oscuridad de la habitación—. Solo nos encontraste hoy ¿y ya quieres otro bebé?

El rubio dios miró a esos hermosos ojos verdes y movió sus caderas, disfrutando ver cuando el placer hizo estremecer a su hermano hasta la punta de los dedos, escuchándole gemir y cerrar los párpados, moviendo una de sus manos para apoyarla sobre ese abdomen que podía ser fértil. Solo para él. Solo para Thor.

—No estás diciendo que no. No estás diciendo que no quieres. Solo estás cuestionándome si realmente es lo que yo quiero. ¿Desde cuándo te importa? Es tu cuerpo ¿quieres tú? —no pudo evitar preguntarle y cuando volvió a ver los ojos de Loki, supo su respuesta.

—Solo cállate y fóllame más.

—Tus deseos son mis órdenes.

Cuando Thor despertó la mañana siguiente, ligeros rayos de luz se colaban entre las cortinas de las grandes ventanas del cuarto principal de la casa, girándose sobre si mismo para encontrarse con un adormecido Loki acariciando la cabeza de Narfi con una mano mientras con la otra masajeaba la espalda de Váli. Ambos se encontraban con los ojos cerrados bebiendo con suavidad de los senos crecidos de su madre, sin apuro pero sin pausa tampoco. Thor sintió su garganta apretarse ante la belleza de la imagen, queriendo grabarla en su retina por siempre.

Y el Sol BrillóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora