Siete

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7.-

—¿Es verdad que cuando golpeas con Mjolnir el suelo tiembla y todos se caen?

—Así es, aunque le presté Mjolnir a un amigo en Midgard. Ahora uso Stormbreaker, que es mucho más genial.

—¿Es verdad que peleaste contra el Destructor y le ganaste?

—Pues sí, y eso que al comienzo ni siquiera tenía mis poderes de Thor.

—¡Si, mamá te los había quitado!

—... pues más bien fue vuestro abuelo, Odín.

—¿Y peleaste contra un EJÉRCITO de elfos oscuros?

—... tanto como un ejército...

—¿Es verdad que peleaste contra el Hulk y te destruyó completamente?

—Bueno, no, no es así. Yo le gané. Fácil. Siempre gano.

—¿Es verdad que le ganaste a Sutur y le quitaste su corona?

—Si, así es.

—¿y luego él apareció en Asgard y ocasionó el Ragnarök?

—Pues... si, pero...

—Entonces no le ganaste de verdad.

—Pues no, pero...

—¿Y perdiste un ojo?

—Si, pero...

—Dejen a su padre tranquilo un momento. Lo están ahogando. Tendrá tiempo para responderles en otro momento —la voz de Loki les llamó la atención desde la cocina de la casa—. Ordenen sus cuartos. Vendrán visitas, posiblemente. Y arréglense un poco, por las barbas de Odín.

Thor había estado sentado en el sillón más grande, con ambos niños a sus costados mirándole con admiración, pero Loki tenía razón y ya casi le dolía la cabeza, así que aceptó la pausa con agradecimiento. Los niños se quejaron a media voz, pero luego fueron a obedecer a su madre, y Thor por fin pudo acercarse a la cocina, para ver a Loki sentado leyendo un pesado tomo que parecía de hechicería, mientras una cuchara daba vueltas por sí sola sobre una olla de estofado.

—¿Usando tus poderes para cocinar? ¿tú? —Loki le miró sin sorpresa por la interrupción, cerrando el libro y encogiéndose de hombros.

—No puedo alimentar para siempre a los niños de mi leche maternal. Tienen que comer alimentos diferentes, por lo que, sí, yo, cocinando. Con magia, por supuesto, no voy a ensuciarme las manos, faltaría más.

—Debo confesar que una parte de mi encuentra extremadamente atractiva la idea de ti alimentando a mis hijos con tu leche materna —aceptó Thor mientras sonreía más, acercándose hasta Loki quien le miró sin sorpresa desde donde estaba sentado, poco impresionado—; y también debo confesar que estoy muy desanimado por la idea de haberme perdido la etapa de bebés de Váli y Narfi y su niñez temprana. Siento que es algo que nunca voy a poder recuperar de sus vidas —esa afirmación hizo que algo se ablandase en la expresión de Loki, haciendo que desviase un poco la mirada.

—Lo siento.

Thor negó mientras tomaba la barbilla de su hermano y hacía que le volviese a mirar, para inclinarse y besar sus labios.

—No te disculpes. No es tu culpa. Pero... creo que podría sentirme mejor si pudiésemos hacer otro bebé y a este si poder aprovecharlo del todo, poder estar a tu lado y al suyo desde el comienzo y para siempre. Creo que eso me haría sentir mejor.

—¿Ah sí? ¿Así que eso te haría sentir mejor? —preguntó burlón enarcando una ceja Loki, riendo un poco cuando Thor le puso de pie para luego sentarlo sobre la mesa, colándose entre sus piernas, para besarle de nuevo—. ¿Seguro que no tiene nada que ver con que me quieras ver amamantando a nuestro hipotético futuro bebé? —le cuestionó rozando sus narices y dejando suaves besos sobre sus labios, rozando su mejilla contra la barba del dios del trueno, quien rió.

—Prometo que casi no tiene que ver. Casi.

Se besaron hasta que Váli y Narfi regresaron a robarse a Thor para preguntarle más cosas, para mostrarle sus dibujos y los libros que Loki les había conseguido en las semanas que llevaban en ese planeta.

Cuando los Guardianes llegaron, Loki ya tenía una mesa preparada para todos sus invitados y había agregado con magia un par de cuartos al interior de la casa para que fuese suficiente para todos. No iba a dejar de ser sarcástico y bromista, sin embargo gracias a que esos hombres –y mujer– habían aparecido y salvado a Thor, él había podido marcharse sin demasiados remordimientos. Les debía al menos una cena. Sería amable y sus hijos eran encantadores. Todo saldría bien

Y todo salió bien, al menos hasta que por los postres Starlord, el llamado Peter Quill, se rió abiertamente cuando uno de sus hijos le llamó mamá.

—¿Encuentra algo divertido en lo que mi hijo acaba de decir? —preguntó con falsa amabilidad al líder de ese pintoresco grupo, y pudo notar que Thor rodaba los ojos, pero el midgardiano no comprendió el peligro, riendo de nuevo.

—Si, es que es muy gracioso que te llamen mamá, o sea, eres un tipo.

—Pues no es nada extraño, en verdad. Después de todo yo los engendré y yo los parí. Yo los alimenté de mis senos, así que ¿qué otra palabra podrían utilizar para mi si no es la de madre? —preguntó con tranquilidad mientras los Guardianes se removían incómodos ante sus palabras. ¿Acaso creían que sus hijos eran hijos de Thor y alguna furcia por allí? Comprendía que para no todos los seres era normal los embarazos masculinos, pero para Loki el género era algo fluido. A veces podía ser femenino y a veces masculino, no tenía mucho que ver con quién era. Él siempre era Loki.

—Si, bueno. Eso es algo raro —se encogió de hombros Quill, a la defensiva—. Además de un poco humillante ¿por qué querrías ser llamado mamá? Mejor papá, ¿no? eres hombre—insistió en el tema y Loki suspiró, limpiándose los labios con su servilleta y dejándola de nuevo sobre sus piernas, sin embargo no alcanzó a decir nada cuando fue interrumpido por el hombre llamado Drax.

—Pues mamá es quien da a mamar ¿no? Si él los amamantó, él es su mamá.

—Si, además ¿por qué sería humillante ser llamado la mamá de alguien? —preguntó confundida Mantis, con sus grandes ojos curiosos—. Tú querías mucho a tu mamá, ¿no, Peter?

Las mejillas de Quill ardieron por los regaños inocentes y Loki se relajó un poco en su silla, más cuando sintió una mano grande en su muslo, apretándole consolador. Solo le dio una mirada a su hermano, quien estaba comiendo ahora con solo una mano, sin preocuparse de la situación en la mesa.

—Yo soy Groot —dijo altanero el chico árbol y Rocket rió escandaloso.

—¡Pues en eso tienes razón, Groot! Quill es como la mamá de los guardianes, aunque es una mamá bastante ineficiente. Totalmente prefiero a Loki como mamá para nosotros, tiene a sus hijos sanos y la comida está deliciosa. Loki, te invito cordialmente a formar parte de la tripulación del Milano a cambio de que nos cocines cosas deliciosas como esta cada día —le dijo el mapache y el jotun solo pudo hacer un gesto de agradecimiento por la invitación, mientras Quill boqueaba desconcertado.

—¡Pues! Pues yo soy el líder de los Guardianes y el Milano es mío y digo que... —todos en la mesa lo miraron fijamente, especialmente Thor, elevando una ceja, por lo que Starlord se empequeñeció un poco y bufó, comiendo un poco más y hablando con la boca con comida aún—... digo que tú y los hijos de Thor son bienvenidos. Por supuesto.

Loki no se esperaba en verdad esa invitación y no sabía qué hacer con ella, porque aún no podía sentarse a hablar con Thor sobre el futuro con tranquilidad, sin embargo una parte de él se calmó y asintió con calma.

—Agradezco muchísimo vuestras palabras. Aún no sé qué pasará con nosotros en el futuro, pero su oferta es muy agradecida. Donde sea que los Thorson se encuentren en el universo, los Guardianes de la Galaxia serán bienvenidos como amigos.

—Oh, Thorson. No había pensado en que ese sería el apellido de tus hijos, Thor —rió Rocket y más risas inundó la mesa—. Aunque podrían haber sido Lokison también, ambos suenan bien.

El jotun pudo sentir la mirada de su hermano clavado en él y solo sonrió sutilmente. Tendrían tiempo para hablar y eso y más... después.

~The Sun will Shine~

Notas: El próximo capítulo es el último, lamento la demora. Espero publicarlo la próxima semana y ya finalizarlo ¡gracias por comentar!

Y el Sol BrillóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora