Min Yoongi a sus doce años asistía a una escuela de ingreso solo para Omegas, tanto varones como mujeres. Él nunca tuvo gran cantidad de amigos y por más que así los sintiera, prefería llamarles; compañeros. Nada más que eso. Aunque en realidad decir "gran cantidad" está mal. Sencillamente él no tenía amigos. Cuando su madre le preguntaba el porqué, se justificaba con que sus estudios en ese instituto eran demasiado costoso como para bajar sus notas y perder su media beca gracias a distraerse con "amigos", que está de más decir que les había costado tanto conseguir esa beca. A pesar de ser un becado, la cuota mensual seguía siendo un dolor de espalda para su madre, la cual tenía que ir a pagar sin retraso para que no le aumentaran un "pequeño" dinero de más, razón por la que tenía diversos trabajos de los cuales iba temprano y volvía a la noche, con turnos a la mañana y por la tarde. Al mediodía llegaba hacia su casa a preparar el almuerzo y encargarle un par de favores a Yoongi, como lavar los platos o juntar la ropa de la soga, el pálido nunca se quejaba ya que sabía perfectamente que su madre hacía todo ese esfuerzo para darle una educación y el futuro que ella no obtuvo y si ella hacía todos esos trabajos sin quejarse ¿Porque yo me molestaría por hacer una mínima parte de lo que mí mamá hace? Ese era el pensamiento de Yoongi y nunca dejaría de estar agradecido. Volviendo a el principio, el bajito nunca tuvo amigos o podrían decir eso hasta inicios de mayo, un compañero nuevo entraba al salón, cabizbajo y nervioso con su cabello pintado de un color rojo fuerte, el maestro de la primera hora, que era ocupada por matemáticas, lo presentó como Kim Taehyung a lo que el susodicho respondió: "por favor tratemos de ser amigos y llevarnos todos bien, ah, y no piensen que soy raro ¿Si?" luego de eso fue pasando por una hilera de bancos a la espera de alguien que le dijera un amistoso " ¡Ey! Hola, siéntate conmigo, seamos amigos" pero esto no salía de la boca de nadie, que increíble la apatía que habitaba en ese curso, pensó Tae, seguía pasando por los costados de las mesas dobles sin ser invitado hasta que llegó al fondo y una voz desde el frente lo llamaba: "¿No encuentras con quién sentarte?" El negó " "Haste a un lado, Yoongi. Kim, venga para acá" y sus fue como el destino los obligó a hacerse amigos.
" Hola, soy taehyung"
"Eso ya lo sé, te acabas de presentar"
" Supongo que eres Yoongi"
"El mismo"
"Y...¿Que me dices?"
"Yo digo que sería bueno hacer los trabajos y en el receso hablar"
" Oh, está bien, me parece muy bien..."
"Tae"
"Perdón"
Luego de esa pequeña charla decidieron hacer los trabajos y actividades que dictó el profesor. La hora pasó rápida y sonó el timbre que indicaba el comienzo de el receso. Yoongi buscaba en su mochila el almuerzo que su madre le había preparado; unas galletas una botella con jugo y un sandwich para el último receso, el que estaba en el mediodía. La tomo y se dirigió hacia el patio a sentarse en el rincón donde siempre almorzaba. Abrió la bolsita de papel y saco de ella el jugo junto a las galletas para luego agradecer por su comida y disponerse a disfrutarla. Llevaba su segunda galleta cuando un cuerpo un tanto más grande que el suyo se interpuso entre él y el poco sol que lo alumbraba.
- Emm...Hola, soy Taehyung. Pensé...que podríamos comer juntos.
- Ya sé que te llamas Taehyung, es la tercera vez que lo dices. Y respecto a comer juntos, siempre lo hago solo así qu-
- Oh, genial sabía que dirías que sí.
- ¿Qué? Yo no dije que...
- Por cierto... sé que te llamas Yoongi. Pero no sé tú apellido.
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Entre cristales (NamMin)/ portada hecha por mí
Lãng mạnLas personas son iguales a un martillo según cual sea su función, puede destruir de la misma manera que reparar. Según por dónde lo tomes. Según para que lo uses. Ese era el pensamiento de Park JiMin un adolescente Surcoreano con un extraño transtor...