II: Hyojong

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Claro que todo hubiera sido mucho más sencillo si desde un principio nos hubiéramos resumido a decir que nuestro protagonista ha sufrido todo tipo de abusos desde que apenas tenía trece años y se vio obligado a huir de su pueblo en compañía de Airi quién él consideraba su hermana menor, pero no comprenderíamos ciertas actitudes que el ghoul mostraría a lo largo de la historia, lo cual no es claramente la intención, por ello retomaremos nuestro camino en el momento exacto en el cual el protagonista corría desesperado, jalando de la mano de la menor de cabellos ondulados, mientras una horda de aldeanos furiosos los seguía con la intensión de asesinarlos, tal cómo habían hecho con la madre de la menor por encubrir a una criatura tan maligna cómo eran considerados los ghouls. Por ello, el chico de la mirada felina se sintió con total desespero de salvar a su hermana menor, la arrastró a la frontera con Polonía y aprovecharon el descuido de los soldados para colarse del otro lado, logrando poner sus vidas a salvo por lo menos unos días más.

Vagaron por horas a lo largo de una carretera desconocida hasta que finalmente llegaron a un pueblo que lucía mucho más prometedor y liberal. Se encaminaron por las calles hasta llegar a un callejón oscuro que proporcionaba un calor hogareño al ubicarse junto a una panadería que tenía sus hornos junto a la muralla que dividía la calle con el local. Los ojos curiosos del primer amor de Alexanther los observaba con atención, parecían un buen nuevo emprendimiento para su negocio, tal vez ese chico de pecas aceptaría trabajar para él debido a lo desesperado que se encontraba por encontrar un techo en el cual refugiar a la niña que se encontraba pegada al pecoso como un gato asustado. Definitivamente sería algo fácil de manejar ante lo ingenuos que eran ambos ucranianos.

-Hey... ¿Tienen dónde quedarse?

Quizá fueron sus ojos oscuros o esa sonrisa torcida que le puso los pelos de punta, pero Hyojong logró desde el primer momento tener a Alex rendido a sus pies, después de todo, el ghoul aún era muy inocente cómo para saber que enredarse entre las caricias de un chico como Hyojong sería tan peligroso, sobre todo porque ambos estaban en dos posturas diferentes de su vida, el licántropo tenía una pequeña movida de narcotráfico en e pueblo y aquello le daba sustento para vivir y pagar a sus subordinados que gozaban junto a él de anfetaminas y constantes prostitutas que se pasaban por sus departamentos, pronto Alex sería uno de aquellos empleados.

Ante la idea de poder seguir adelante de una manera rápida en aquel país desconocido, aceptó la propuesta del desconocido que esa noche le dio su primer viaje con una inyección que lo hizo sumirse en el placer de cazar sintiéndose libre de miedos y prejuicios, probó la exquisita carne del hijo del alcalde y en cuanto cayó en cuenta, supo que no podría dejarlo atrás. Ya era un nuevo mercadero, que ganaba lo mínimo, pero tenía un techo y comida para su hermana, aquello le bastó por el momento. Airi iba a la escuela, él por su parte se quedaba haciendo de las suyas en compañía de Hyojong, preparando las bolsas con pastillas, cogollos y polvos, que por la noche eran entregados a otros subordinados para que las repartieran en el bar y cada sector poco iluminado del pueblo.

Un día de primavera, cuando Airi estaba en la escuela, Hyojong tocó la puerta del departamento de ambos menores y un despeinado Alex atendió con una sonrisa boba al drogadicto, ambos se sentaron en el viejo sofá de la sala y tras varias caladas a cigarrillos baratos, terminaron por meterse una pequeña capsula en sus bocas que los llevó a otra dimensión donde ya no pudieron ocultar más aquella peligrosa atracción que sentían el uno por el otro, simplemente no bastaba con tomarse de las manos o a veces dormir abrazados en el sofá, el puro amor de Alex debía ser corrompido por la oscuridad que rodeaba a su jefe, aquel imán que lo hacía pecar con solo mirarlo. Los roces comenzaron lentos, el rubio tenía su mano sobre la pierna del chico de mirada felina, que no dejaba de mirarlo, ignorando el hecho de que en la televisión pasaban el asesinato que la noche anterior había protagonizado, ¿Acaso importaba? ¡Tenía a Hyojong a su lado! Debía darle toda su atención como lo merecía, no importaba que le sacara diez años de diferencia, aquellas almas corrompidas debían estar juntas. Su mirada se encontró con la del chico y sintió que su corazón daba brinco, ambos se necesitaban en ese momento, la tensión sexual se acrecentaba con cada segundo y antes de que se dieran cuenta, ambos ya estaban besándose, sus labios se movían de una manera lenta, pero tan caliente que los hacía derretirse el uno con el otro, se estaban enamorando, eran vulnerables el uno del otro.

Alex estaba sentado a horcajadas sobre las piernas de su amante, sus pequeñas y finas manos estaban sujetando sus mejillas, mientras las del mayor temblaban al sostenerlo por la cintura, Alex era diferente, joder, con solo aquel beso lo había hecho volar más que aquella estúpida droga que corría por sus cuerpos, incitándolos a llegar a más, a meter sus manos bajo la camisa del ghoul y acariciar con sus manos frías la suave piel que este poseía, lo estaba volviendo loco, con solo un par de mordidas ya lo había puesto más duro que la mejor prostituta de ese jodido pueblo de mierda. Definitivamente aquel ghoul debía ser suyo, solo suyo, tendría que protegerlo, de todos aquellos ojos que miraban con deseo mal disimulado al menor de edad que poseía las facciones más hermosas que ese pueblo había podido observar hasta el momento.

Los besos poco a poco se vieron interrumpidos por jadeos y respiraciones entrecortadas, caricias, roces, mordidas y movimientos bruscos, ambos estaban demasiado necesitados el uno del otro, pero no eran tan estúpidos como para llegar a la penetración, Alexanther era portador del gen que lo permitía engendrar bebés y no era precisamente que en ese momento, ambos quisieran traer descendencia a ese podrido lugar, por lo cual, Alex con sus manos torpes y temblorosas ante la excitación, abrió el pantalón de su amante y liberó la erección que rodeo con sus manos y bombeo tal como veces anteriores lo había hecho consigo mismo en crueles noches donde alucinaba que Hyojong le tocara y le mirara de una manera diferente, no como solía mirar a un niño insignificante, él quería ser el único. El rubio no se había quedo atrás y en un descuido del menor, lo tumbó en el sofá, le abrió el pantalón y liberó la pequeña erección del menor, pronto dio estocadas bruscas creando un roce exquisito para ambos, mientras seguía proporcionándose besos, caricias y mordidas, Hyojong había marcado el cuello de su pequeño de una manera discreta en la para que aquello fuera un pequeño secreto para ambos, pues pensaba irse a la cárcel por pedofilia, no, no por ello, sino por amar a un chico que era tan jodidamente ilegal como todo lo que vendían. Le mordió la clavícula y Alex lloriqueo, subió la malgastada tela de su camisa para que el chico siguiera acariciando su piel y luego de varios minutos así, donde permanecieron masturbando ambas erecciones, finamente se corrieron, manchando el abdomen del ghoul y la mano del licántropo que poseía una mirada algo enfermiza sobre el pequeño y delgado cuerpo del menor que respiraba de manera agitada y dando pequeñas risas, volvió a acercar al chico para fundirse en un nuevo beso que llevó a más caricias.

Pronto ya se hallaban desnudos, unidos en un beso demasiado acalorado, en el cual no solo danzaban sus lenguas, el pequeño le había sorprendido en cuanto su mano envolvió nuevamente la erección que le había provocado y de una manera para nada torpe le acariciaba el glande con su pulgar, provocando gruñidos que eran acallados con sus labios, simplemente era exquisito, el ghoul había tomado el control, lo había hecho sentarse con las piernas abiertas y no había tardado en ponerse de rodillas frente a él. ¡Le había regalado una mirada tan llena de lujuria que incluso había le había hecho tragar grueso, ¿Qué demonios pasaba con ese niño? Era demasiado caliente, el mismo sexo hecho persona, que lo había llevado al mismísimo infierno con sus hermosos labios rosados y su lengua, esa misma lengua que había lamido desde la base hasta el glande su pene, se volvería loco, de eso estaba seguro, cómo podía ser que siendo su primera vez. Aquel chico ya parecía un experto. Enredó sus dedos en el cabello el menor y le ayudo a mantener un vaivén en aquella mamada que jamás olvidaría, quizá por la droga que había aumentado su sensibilidad o por la caliente imagen que había obtenido al correrse dentro de la bocal del chico con ojos gatunos que había tragado todo de una manera lenta, luego se relamía los labios y para terminar con su preciosa lengua había limpiado todo rastro de semen en el pene que poco antes había estado en su boca, joder, ese chico había salido de una película porno.

¿Qué es el amor?Where stories live. Discover now