¿Qué es el amor?

V: Caricias y miradas vacías.

Quizá Alex era demasiado terco para darse cuenta que era utilizado como un experimento por cierto prácticamente de psiquiatría que parecía ser un heterosexual curioso de conocer las otras líneas, simplemente el chino tenía miedo de arruinar su carrera completamente antes de siquiera tener el título sobre sus manos. Y es que enamorarse de un paciente significaba el quiebre total de la cordura y se les castigaba de tal forma que pasaban a ser un interno más.

Nueve meses bastaron para que las cosas comenzaran a cambiar, YiFan pronto debería marcharse para proseguir con sus clases sin las visitas al hospital, sin embargo, aún no se lo decía al pequeño chico de ojos gatunos que parecía haber mejorado enormemente al punto de ya no tener sus crisis, la directiva de médicos pensaba que sería bueno darlo de alta dentro de poco, pero uno de los médicos se negaba pues decía que el menor padecía de inestabilidad emocional y debido a eso, cualquier quiebre amoroso o rechazo que sufriera desataría nuevamente estas crisis en las cuales su primer novio aparecía y volvía a afirmar que solo sería capaz de amarlo completamente, lo que volvería aún más loco al menor de edad.

-Alexanther, es quinta vez que leeremos este libro.

Se quejó el chico de ahora cabellos rojos, mientras miraba con una leve sonrisa al chico de casi dieciséis años que le mostraba el libro tan emocionado como el primer día que lo encontró. Su cabello caía con risos algo desordenados sobre su frente, aunque no alcanzaban a tapar sus brillantes ojos que se lucían mejor con el contraste que le daba el negro de su cabello.

-Pero me encanta ver cómo Elizabeth Bennet y Fitzwilliam Darcy se enamoran, Orgullo y Prejuicio es una historia muy linda YiFan, tú eres como Elizabeth, muy prejuicioso, pensaste que era un loco más y no quisiste acercarte a mi hasta que el doctor Jongin te obligó.

El rostro del chino se apagó, aquellos no eran sus únicos prejuicios, de hecho sabía que estaba bajo la mira de todos los doctores y guardias de seguridad por pasar tanto tiempo con un interno, si los descubrían besándose sería el fin para él, sería la deshonra de su familia, aquello sería un suicidio social, por ende, habían bajado la cantidad de carisias que se entregaban, ya solo parecían amigos, lo que lastimaba el corazón del ghoul, pero de igual modo se quedaba callado para no dar problemas.

El pelinegro volvió su mirada al libro y suspiró antes de volver aguardarlo en la estantería, continúo buscando un nuevo título hasta que se detuvo frente un libro maltratado, que parecía más una agenda, fuera de él tenía escrito marcador negro el título Poemas para morir de amor. Ojeo un par de páginas rebuscando algo que lo llamara a decir "Este es el indicado" entre los numerosos versos y títulos que parecían puñales en el corazón.

Mirar a través de una ventana a lo largo de la fría noche

Pensando que entre la lluvia y el frío viento

Habría de aparecer la figura de aquel viajero

Que hace tres años prometió a la luna

Volverse uno junto a la joven que le quito el aliento.

Pero de tres pasaron a diez, el tiempo no paró

Y él no volvió.

La dejó con los ojos brillantes de ilusiones falsas

­Con un vino con sabor a pena

Un grito atrapado

Y una grieta en su corazón que le repetía con esperanza,

Cada noche de luna llena