III: Más allá

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Debía estar en el paraíso de seguro, porque frente a él un chico de tez morena le veía con mirada analítica queriendo ver más allá de la apariencia de su nuevo paciente que por una sobredosis de éxtasis había asesinado y devorado a su novio, aquel ghoul era una criatura maravillosa a los ojos del psiquiatra que de una forma para nada sana se había sentido absorbido por los ojos del chico que seguían brillando con intensidad bajo los efectos de aquella droga, simplemente era maravilloso el ver lo diferentes que podían ser los efectos de una sobredosis entre humanos, ghouls y licántropos, pues el chico parecía haberse vuelto completamente loco, al punto en el que su hermana menor había huido de él o aquello era lo que le habían dicho los vecinos, tendría que averiguar más allá claramente.

-Alexanther, soy Jongin, tu doctor, te ayudaré a sanar para que puedas salir de aquí.

Ayudar era una palabra bastante fuerte, pues el chico de ojos parecidos a los de un gato podía oler la locura de su psiquiatra incluso a kilómetros, un loco no podía a ayudar a otro loco a mejorar, sino por el contrario se absorbían más en sus mundos.

Una sonrisa ladina se posó en los labios, haciendo que el doctor tragara con cierta incomodidad, lo cual le causo cierta gracia, tal vez podía divertirse en ese lugar o solamente pudrirse en una esquina en cuanto su cuerpo dejara de actuar bajo la influencia de las drogas, miró el techo y soltó una carcajada recordando como llenaba su boca con la carne del hombre que había sido su pareja por dos años.

El moreno salió de la habitación con sus ojos brillando en deseo, releyó la ficha del nuevo interno y se repitió, aquel chico era el indicado, el que había buscado desde hace un par de meses tras dar con un vídeo que le persiguió incluso en sus sueños más profundos, se acomodó en su oficina tras cerrar con llave, conecto sus audífonos al computador y pego el url que tanto había visitado en el buscador, sus ojos se maravillaron, era él, definitivamente lo era, aquellos labios gruesos que le encantaría morder y saborear, su piel lechosa que se veía aún más sabrosa bajo la luz ultravioleta. Los gemidos llegaron a sus oídos y su piel se erizo, necesitaba tenerlo sobre él, montándolo de aquella manera tan exquisita cómo lo hacía en el vídeo, donde supuso que quién lo grababa era su ahora ex novio, el mismo que el añorado chico había aniquilado con sus propias manos. Rodeó con su mano el falo propio y mantuvo el ritmo que veía a través de la pantalla, hasta que justo en el minuto 6 con 20 segundos llego a su clímax, acompañado del agudo lloriqueo del ghoul.

Despertó varias horas después en una habitación completamente blanca con una única ventana que apenas le dejaba ver al pasillo, no entendía cómo había llegado allí, apenas podía recordar lo que había hecho con su novio en la cama luego de una inyección con contenido más fuerte. Suspiró algo asustado, estaba solo en un lugar que claramente no conocía, necesitaba que Hyojong fuera a su rescate, quería salir de allí y volver a los brazos de su novio, aunque sabía que este seguiría molesto con él y por ende tendría que aguantar un par de gritos, zarandeos y quizá alguno que otro golpe. Mordió su labio, el ser ghoul le daba diferentes beneficios, entre ellos lo rápido que llegaban a curar sus heridas, aunque también lo condenaba ante situaciones como esas, Hyojong amaba marcar su cuerpo de diferentes maneras, chupones, mordidas, apretones y golpes, a veces bastaba con que Alex llevara un short dentro de su casa para que su novio desatara toda su furia sobre él. Aquello había comenzado apenas a los ocho meses de haber comenzado su relación y se había debido a que un día mientras paseaban, un grupo de chicos le habían abordado mientras Hyojong iba por unos cafés para ambos, Alex por su lado se sentía tan incomodo que incluso había intentado huir de los desconocidos, pero uno de ellos le había tomado del brazo. Luego de eso solo lograba recordar como su pareja se embarcó en una pelea que ante la furia y los celos ganó, pero en cuanto llegaron al departamento de Alexanther, no hubo ni una palabra, solo un golpe que lo dejó tendido en el suelo y una amenaza que lo marcó por siempre.

-Solo quiero protegerte Alex, ellos quieren alejarte de mí..

Luego de eso habían hecho el amor, o eso creyó en el momento, se había quedado quieto, ignoraba el dolor y solo dejaba que disfrutara de su cuerpo, mientras tenía su vista fija en un punto del techo hasta que este terminaba. Sentía que solo con las drogas podían llegar a ser uno, con ellas no dolía, disfrutaba y hasta se hacían vídeos, pero cuando estaban limpios todo era diferente y poco a poco le hacía creer que era normal, que era algo que debía de soportar para demostrar que lo amaba.

-¡Hyojong!

Gritó desesperado cuando la oscuridad invadió su nuevo cuarto, necesitaba al chico a su lado, necesitaba que le diera su amor, que lo tranquilizara y le hiciera saber que ellos eran uno, solo ellos dos. Nadie podía remplazarlo de su corazón, nadie.

Volvió a gritar, golpeo su puerta, pataleo, sollozó, pero nadie llego, hasta que un intento desesperado volvió a gritar desgarrando su garganta, entonces sintió unos fuertes brazos rodearlo intentando reducirlo, pero su aroma no era como el de su pareja, aquello lo enfureció y sin importarle nada, mordió el sector que el pobre enfermero había descuidado, su cuello. Le arrancó un pedazo y volvió a gritar, las personas se agolpaban en su habitación y el solo llamaba desesperado a su pareja, pidiendo ayuda que jamás llego, en cambio, le habían obligado a tragar una pastilla que lo durmió a los pocos minutos.

-¡Alexanther, te he dicho mil veces que tengas cuidado!

Aquello le dejó claro lo que venía, sin querer había derramado parte del líquido de la jeringa y a cambio había recibido una bofetada, las lágrimas se agolparon en sus ojos, pero las retuvo al morder su labio inferior, no podía llorar, el odiaba que lo hiciera, odiaba que se mostrara débil ante él, entonces por muy asustado que llegara a estar, debía mantenerse indiferente y aguantar todo hasta que se fuera o que Airi llegara, entonces su pareja actuaría con normalidad.

Inyectó el líquido en la vena de su pareja, en el punto de siempre que tenía una fea cicatriz, que no sanaba por las reiteradas ocasiones en las que su pareja se inyectaba. Mordió su labio inferior y dejó que le besara el cuello, que le mordiera tan fuerte como quisiera y que tocara sin pudor alguno su trasero. Se dejaba hacer porque no quería que se enfadara aún más por lo cual obedeció cuando tuvo que ponerse en cuatro sobre el sofá, su pareja casi le arrancó los pantalones y la ropa interior, para luego sin cuidado alguno adentrarse en él. Ahogó sus lagrimas y quejidos de dolor, aún no podía acostumbrarse, el dolor seguía siendo igual de insoportable que las veces anteriores, frunció su ceño y con lagrimas en los ojos fijó su vista en la puerta de entrada que minutos después dejó ver a su hermana menor, quién al entender lo que sucedía confrontó a su cuñado que ante el efecto de las drogas y el alcohol, terminó por abalanzase sobre ella para propinarle un golpe en el pómulo derecho de su pequeña hermana. Estaba tan jodidamente asustado que tomó lo primero que estuvo a su alcance y golpeó con él la cabeza del chico.

-¡Ve por tus cosas, debemos salir de aquí!

La chica obedeció, pero Alex sintió debilidad ante el olor de la sangre de su pareja, se detuvo a probarla y sintió su perdición, lo que comenzaron con lamidas, terminó por hacer que se devorara el cuerpo del chico, hasta que llegó la policía y tras inyectarle un somnífero en el cuello lo trasladaron de manera inmediata al sanatorio.

-¡HYOJONG!

Gritó al despertar, no podía estar muerto, no pudo haberlo matado, claro que no, lo amaba, él jamás hubiera hecho eso, pero al verse nuevamente en la habitación blanca y atado a una cama comprendió que era la cruel realidad, había matado a su novio.

-Tranquilo Alexanther, pronto sabremos lo que ocurrió en realidad no creo que hayas hecho eso solo porque sí, se nota que amas demasiado a tu ex.

Posó su vista en el doctor que llevaba un par de horas sentado allí, esperando por verlo despierto y terminar de confirmar sus sospechas. Su piel morena, sus ojos oscuros que brillaban con un sentimiento que no podía reconocer del todo, pues su vista borrosa por las lagrimas no le dejaba ver para nada bien. Suspiró y observó el bonito cabello del doctor, era rubio, casi banco, como el de Hyojong, ¿Podría tocarlo y acariciarlo? Quizá con ello sentiría que su pareja seguía allí, a su lado.

¿Qué es el amor?Where stories live. Discover now