Miedo.
Solamente un profundo miedo que invadía mi ser al saber que la única persona que podría salvarme de aquel hoyo negro que por más que buscara no le había conseguido una salida, era la que estaba en ese momento sentada ahí, si hacer nada, frente al espejo que reflejaba mi cuerpo, ese que había criticado tantas veces por no adaptarse a lo que yo quería, a esa realidad que las personas en más de una oportunidad me aseguraron que nunca tendría.
La persona que podría salvarme era yo misma, y apesar de saberlo, me encontraba ahí tirada frente al espejo una vez más, con lágrimas delineando mis mejillas y sin el mínimo afán de luchar,de intentarlo una vez más, de ir en contra de mis pensamientos, los mismos que me habían llevado a esa situación.
Pero en mi defensa, ya estaba cansada de caer siempre en el mismo círculo vicioso.
Ese, que comenzaba desde encontrar la fuerza de voluntad, en medio de todas las malas jugadas que me hacía mi cerebro al crear pensamientos pesimistas, para luego lograr levantarme y creer que me comería al mundo, que lo tendría a mí pies, que esta vez sí que lo lograría una vez que comenzara desde cero, que está vez esa promesa que me había hecho tantas veces no se volvería a romper, pero así también llegar hasta el último paso para cerrar y volver infinito ese enorme círculo:
Caer en la realidad de que no todo es como lo planeas, que no eres tan fuerte como creías y que las promesas si se rompen apesar de que te las hagas a ti misma.
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Mediocre
Short StoryAdriana siente que su mundo se desmorona y ella ya no tiene el control. No se siente con la fuerza necesaria para seguir con el día a día. Pero sabe que sí tira la toalla no habrá vuelta atrás y las personas que más ama serán lastimadas por algo de...