Estaba sentada frente a mi computadora que estaba encima de un pequeño escritorio ubicado en la esquina de mi cuarto, leyendo los artículos recién publicados de las famosas actrices y cantantes que parecieran tener una vida perfecta y envidiable, con cuerpos perfectos, hermosos dones, dinero para despilfarrar y afecto de personas que, ni queriendo, conocerían algún día.
Miles de preguntas pasaban por mi cabeza, una después de otra, ¿Por qué yo no puedo ser así?, ¿Por qué sí yo me esfuerzo no logro tener un cuerpo igual?, ¿Si yo soy buena persona, por qué no me pasada nada bueno como a ellos?, y parecía que mi propio cerebro lo hacía apropósito con el fin de volverme loca, porque aunque comenzara con preguntas luego venían los reproches, Porque tú no eres igual a ellos, ellos son mejores que tú, tú no haces nada suficientemente bueno como para cambiar lo que te atormenta, si estás aquí es porque tú quieres y no estás haciendo algo para salir, eres débil, y luego trataba de justificarme Bueno, quizás esas personas nacieron para ser famosos y tener una vida perfecta y no todos contamos con la misma suerte, o quizás ellos tenían el apoyo de personas influyentes, o quizás tú no naciste con la misma suerte, cuando la voz de mi llamada conciencia empezaba a hacerce presente con más fuerza yo misma me daba cachetadas mentales al tratar de defenderme de mí misma,de mi propia cabeza, la que a veces me hacía malas jugadas y de la que yo trataba de escapar, pero, siendo realistas, todos sabemos que no hay peor enemigo que aquel que habita dentro de nosotros.
— ¡Adriana! Baja a comer cielo. — la voz de mi madre fue la que en aquel momento pudo sacarme de mi revoltillo mental.
Apagué la pantalla de mi laptop y me dispuse a bajar las escaleras para poder llegar hasta el comedor, aquél en el que yacian sentados mi padre, mi hermano y mi madre, todos esperándome para comer como una familia feliz y amorosa como lo que en realidad eran, y es que, apesar de mis problemas contaba con una familia que me daba todo su amor y apoyo, lo que me hacía estar segura de que el problema radicaba en mí, y que me sentía mal conmigo misma simplemente porque así lo quería, lo cual era falso porque si somos sinceros, nadie quiere sentirse mal consigo mismo solo por querer hacerlo, pero después de estar ahí sentada en la silla bien acolchada del comedor, y ver cómo todos contaban su día y a veces reíamos y comentábamos algo al respecto, me hacía pensar que el defecto lo tenía yo, no podía quejarme ni una pizca de la vida que tenía, porque habían personas que no tenían familias amorosas o simplemente no tenían una, o personas que pasaban hambre, o se acostaban sin comer, y yo gracias a papá y a todo el esfuerzo que ponía en su trabajo, no tenía necesidades, sí quería comer algo podía comprarlo, sí quería ropa podía tenerla, tenía un techo encima de mi cabeza, mi propio cuarto, y no tenía que trabajar para tener lo que quería, solo bastaba con pedirlo y ya estaba en mis manos, pero aún así lo hacía y me comparaba con las otras personas que podían tener mas que yo.
Entonces, seguro te preguntarás, si lo tenía todo ¿cual era mi problema?, Simplemente ¿No podía ser feliz y ya? Y es ahí, justamente es a esa pregunta a la que le trato de dar respuesta desde hace algún tiempo, desde que me vi al espejo y ya no sentía empatía conmigo.
—Y a ti Adri, ¿Cómo te fue hoy en la escuela?— me preguntó mi padre. No sé en qué momento me había perdido de nuevo en mi mente, en mis pensamientos, estaba siendo demasiado fácil, y me dió miedo, porque nada salía bien cuando no podía controlar el lugar ni el momento en que mi cabeza comenzara a pensar y apagara la conexión con el mundo exterior.
—Oh— tosí levemente para dejar salir un poco la tensión— A mí me fue fantástico, de hecho saqué un hermoso 20 en matemáticas y quedé en el cuadro de honor de la semana— hice una pequeña reverencia aún sentada en la mesa, con lo que mi familia rió un poco y luego me aplaudieron.
—Te felicito Ani, aunque no sea novedad que esa cabeza pueda hacer cosas fantásticas, cómo sacar muchos 20 en matemáticas— Dijo mi hermano mientras me guiñó su ojo derecho y me compartió una sonrisa ladina.
Y es que en verdad era realmente buena en el colegio, 20 y 19 eran los número que predominaban en las boletas finales de mis asignaturas, pero aunque debía sentirme orgullosa, simplemente no lo veía como un logro, porque siempre he pensado que una nota no te define, y que quizás alguien que solía tener 10 podría hacer cosas mucho más grandes que yo, pero a mi familia siempre le pareció admirable mi promedio académico y es que decían que no importa si era más inteligente o no, sino que la disciplina que tenía para poder sacar buenas notas me haría una persona grande; y ojalá pudiera utilizar esa misma disciplina de la que todos hablaban que tenía y utilizarla para poder salir del hoyo negro en el que me sentía en ese momento.
Luego de cenar cada quien se dispuso a recoger los platos sucios, para luego despedirse de todos y subir a su recámara para caer en los tan anhelados brazos de morfeo.
Cuando terminé de lavar mi plato, ya que hoy era mi día de lavarlos, me dediqué a subir a mí habitación, con pasos arrastrados ya que hoy había sido un día largo y sumándole a eso que mi cabeza parecía no querer parar de pensar en cosas sin sentido, estaba agotada, ya tenía que descansar porque mañana tenía compromisos que cumplir y no podía postergarlos.
Abrí la puerta de mi parte de la casa y fuí hasta mi clóset de madera pintado de un lindo blanco perlado para sacar mi ropa de dormir, que básicamente constaba de una camisa ancha y larga que le había robado a papá hace tiempo, me dediqué a sacar mi camisa por encima de mi cabeza y mis pantalones por debajo de mis pies, hasta quedar simplemente en ropa interior, con un top blanco y bragas negras con borde de encaje, fue inevitable no verme al espejo frente a mí, y detallarme como si jamás me hubiese visto antes, piel pálida pero no tanto y teñida de un ligero color amarillento, cabello lasio hasta debajo de mis hombros a punto de llegar a mí espalda baja con un color similar al chocolate oscuro, un busto grande pero no demasiado, caderas un poco anchas y una cintura un poco pequeña, si me veía de lado podría ver un trasero, redondo y grande un poco firme, pero no ejercitado, y debajo de este mucha celulitis acumulada de tantos años de refrescos y azúcar procesada sin medida, muslos grandes, y una barriga que sobresalía un poco, cómo una gaveta mal cerrada, si hablábamos de mi cara se podría decir que tenía algunos rasgos suaves y delicados de ojos oscuros color marrón, pestañas un poco largas, cejas sin definir, una barbilla no tan perfilada, mejillas cachetonas y una nariz un poco encorvada hacia abajo.
Ahí estaba esa belleza de la que todos me hablaban de la que muchos me decían que debía estar orgullosa y debía sacarle provecho, y es que a veces lograba verla, y me sentía linda, sentía que era radiante y maravillosa y que era perfecta a pesar de mis pocos problemas, pero al otro día podía despertar y lo que había dicho el día anterior simplemente no significaba nada.
Y es que así creo que funciona mi cabeza, un día bueno, tres malos, dos regulares, cuatro buenos y luego nada, esos días en los que me siento vacía sin importar el esfuerzo que haga para sentirme mejor.
Tapé mi cuerpo con la vieja blusa y me acosté en mi cama dispuesta a dormir, no me costó mucho ya que unos 10 minutos después lo había conseguido.
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Holaaa, bueno tenía tiempo sin escribir por aquí, pero es que estaba en un punto donde no tenía mucho tiempo, y ahora que ya por fin estoy apunto de terminar el colegio y a parte estamos en cuarentena, creo que ya podía tomar esto con más disciplina.
Espero que les guste, recuerden que es una historia corta y también que soy nueva en esto, entonces si mi quieren hacer críticas constructivas con mucho gusto las acepto.
Tampoco se olviden de comentar, me gustaría interactuar con ustedes para saber que si les va gustando❤️
Que opinan de Adriana ? Debería ser feliz con lo que tiene o la entienden ? 💕
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Mediocre
Short StoryAdriana siente que su mundo se desmorona y ella ya no tiene el control. No se siente con la fuerza necesaria para seguir con el día a día. Pero sabe que sí tira la toalla no habrá vuelta atrás y las personas que más ama serán lastimadas por algo de...