– Iremos a mi casa– Dijo seguro– Ahí te daré un poco de ropa para que te cambies.Carlos lo dudó por un instante, pero terminó aceptando, la ropa manchada no le estaba gustando para nada ya hasta podía sentir como la sangre ajena se mezclaba con la suya.
Y fue ahí donde lo conoció.
Donde se tomó el tiempo de ver que aquel joven de cabellos verdosos podía ser también un pequeño ángel caído.
——————————————Ambos caminaban con prisa, no deseaban ser mal vistos por las personas a su alrededor.
Luego de seguir caminando aproximadamente por 7 minutos llegaron a un pequeño bosque, cuando se adentraron a los pocos minutos pudieron ver una pequeña cabaña.
Esta no era inmensa, al contrario, era de tamaño pequeño, solo contaba con dos pequeños pisos, pero Carlos podía asegurar que eso solo hacía que esta misma fuera más acogedora.
Y era cierto, Shun luego de abrir la puerta de madera y pisar reiteradas veces la alfombra en el suelo para quitar toda suciedad de sus zapatos, lo invitó a pasar, Carlos hizo lo mismo que el dueño de la casa.
– La puerta de color negro es la del baño, está al fondo– Mencionó mientras dejaba sus llaves en uno de los cajones del estante frente a él– Antes de que termines te dejaré la ropa lista en una canasta ¿Estás de acuerdo?
El otro solo asintió.
– Entonces...– Rascó su nuca mientras miraba el suelo, en realidad Shun le parecía sumamente atractivo y en definitiva lo ponía nervioso el estar los dos juntos en una casa– Yo me iré a bañar.
– Uh si– Afirmó Shun mirándolo de reojo, pues estaba buscando unos papeles que Sage le había dado para que revisara– No están– Susurró, volteando a ver a Carlos que ya había pasado por la puerta negra con una toalla en manos que encontró en una silla al costado del baño.
Mientras que su compañero de trabajo terminaba de asearse, Shun decidió ir al segundo piso de la cabaña, quizá ahí encontraría dicho documentos que fueron pedidos.
Empujó con suma delicadeza la puerta principal del segundo piso y pasó lo más rápido que pudo tenía que encontrar esos papeles ese mismo día o estaría frito.
– Veamos– Con dos dedos en su mentón y la otra mano masajeando sus cabellos se puso a recordar dónde podrían estar– Bueno, abajo no están. En todo caso, el único lugar en el que pueden estar es...– Se dirigió a un pequeño cuarto que tenía la puerta de color turquesa, la abrió despacio y camino hacia adentro.
Estuvo buscando por unos pocos minutos por toda la pequeña habitación, hasta que se le ocurrió revisar encima del estante de libros y ahí estaban.
Toda la información que su jefe le había pedido horas atrás estaba ahí, peinó con su mano su cabello hacia atrás, tomó dichos documentos en sus manos y bajó al primer piso.
Ya abajo entró a su habitación, abrió su ropero y sacó una camisa blanca dos tallas más grande que la de él y un pantalón negro con que tenía filos verdes en los laterales.
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El diario de Kanon.
FanfictionTodos nosotros tenemos una pareja destinada, alguien que nos acompañará en esta aventura llamada "vida". Un lazo invisible que nos une a esa persona, sin importar el tiempo, el lugar, las edades que puedan tener y en especial el género, pero ¿Qué oc...