* UN DÍA CON LA FAMILIA SAGITAR LION *
Luego de terminar las clases en la escuela, el pequeño Aioria de 12 años iba tomado de la mano de su hermano mayor Aioros de 18 años. Ambos estaban conversando sobre cómo les había ido con todas las materias que tuvieron ese día.
- Al final nos dijeron que el curso de danza lo íbamos a llevar con niños que están un grado menos que todos nosotros– Contaba totalmente emocionado aquel relato– Cuando estuvimos en el patio el profesor eligió y formó parejas, ¿Te imaginas hermano? ¡Camus y Milo bailando! ¡Todo un show!– Soltó una pequeña risa al recordar la tontería de baile que hicieron sus amigos.– Por primera vez sentí vergüenza ajena.
- Cálmate... jovencito bailarín perfecto o se te saldrán los ojos por la emoción.– Sonrió mientras desordenaba los cabellos castaños del pequeño– Más bien, anda, dime ... Si Milo y Camus bailaron juntos ¿Tú con quien lo hiciste?– Preguntó
El menor detuvo sus pasos, soltó la mano de su hermano y empezó a jugar con sus pequeñas manitas en total símbolo de nerviosismo.
¿La razón? Simple.
Le tocó bailar con el pequeño que conoció tres días atrás, aquel niño inofensivo e inocente, un pequeño que logró obtener la total atención del castaño en cuestión de segundos.
*FLASHBACK*
Aioria estaba sentado en una de las bancas del patio mientras tomaba jugo de naranja, sus compañeros habían ido a la cancha que estaba a la vuelta de la institución para jugar fútbol por Educ. Física, pero con permiso del profesor él logró quedarse, no le gustaba ese curso.
¿Por qué tomarlo o practicarlo si no era de su agrado?
Si había algo que odiaba del colegio era Educ. Física y Danza. De ser posible desaparecería esos dos cursos molestosos.
Los más grandes del colegio estaban en ese instante en receso, tenía la esperanza de que por ahí vería a su gran amigo y recientemente miembro de su familia.
Así que mientras buscaba al de cabellos azabache con la mirada, aún sentado en aquella banca gris, logró ver a un pequeño de lindos cabellos rubios, ojos celestes como el mismo cielo y un rostro verdaderamente angelical, digno de admirar.
Aquel rubiecito llevaba por lo menos 5 minutos parado al frente del puesto de comida, pero como era tan pequeño la señora aún no lo notaba. Aioria veía la escena confundido.
¿Qué le costaba elevar un poco su voz?
¿Y si saltaba para ser notado?
Suspiró y se levantó a desechar la botella vacía en el tacho grande de color azul que estaba a unos metros a su izquierda.
En realidad era un poco lógico que nadie, claro, a excepción del castaño lo notara, a su alrededor solo habían niños más grandes que él e inclusive que el mismo Aioria Sagitar Lion.
Estaba por retirarse a su salón hasta que escuchó un lloriqueo.
- Seguro alguien ya se cayó– Pensó– Pf~ Que patético.– Prosiguió su camino sin voltear atrás.
- Oye ¡¿Qué haces ahí?! Grandísimo idiota– Aunque no quería, se detuvo al escuchar a los mayores y volteó ganándose con la escena más despreciable que sus pequeños ojos pudieron ver.

ESTÁS LEYENDO
El diario de Kanon.
Fiksi PenggemarTodos nosotros tenemos una pareja destinada, alguien que nos acompañará en esta aventura llamada "vida". Un lazo invisible que nos une a esa persona, sin importar el tiempo, el lugar, las edades que puedan tener y en especial el género, pero ¿Qué oc...