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Las horas de parto en el hospital parecieron eternas, pero todo valió la pena cuando por fin escuchó el llanto de su pequeña bebé. Se sintió más relajado y cuando por fin le dieron a su pequeña se sintió enamorar de la diminuta personita.

— Lo hiciste muy bien, dulzura, ella es hermosa. —Sam le dio un beso en la frente a él y a su niña. —La voy a llevar a que terminen de revisarla.

El chico tomó a la bebé entre sus brazos y la llevó con el pediatra que ya se encontraba esperando.

— No te preocupes, Louis, esta hermosura está en las mejores manos. —El ojiazul le sonrió desde la camilla al pediatra.

— Lo sé, Shawn. Gracias por aceptar ser tú quien la atendiera.

— No hay nada que agradecer, Lou. —La pequeña lloriqueaba mientras Shawn la revisaba. —Karen, anota por favor, Leah Tomlinson, peso-

— Leah Fender Tomlinson. —El enfermero y el pediatra voltearon a ver al ojiazul, Sam tenía lágrimas en sus ojos.

— ¿Hablas en serio? —Louis extendió la mano que fue tomada inmediatamente por Sam.

— Lo he pensado bien, quiero que seas tú a quien pueda llamar papá, claro si es que tú también quieres.

— Claro que quiero, Lou, lo quiero.

— Leah Fender Tomlinson será, peso 2.900 kg, talla 50 cm, completamente sana sin ninguna complicación.

Después de que ambos fueran trasladados a su cuarto privado, su familia por fin pudo pasar.

— Es tan pequeñita. —Dijo Fizzy observando a la bebé en los brazos de la nueva abuela.

— ¿Cómo estás, cariño? —Su madre le miraba con una sonrisa de comprensión.

— Cansado y feliz muy feliz.

— Muchas felicidades, Lou. Oficialmente ya eres padre. —Su padrastro le dio una sonrisa y tocó con suavidad la cabecita de la bebé. —Me recuerda tanto a cuando los mellizos nacieron. —Jay sonrió con el recuerdo.

La pequeña comenzó a removerse en los brazos de su abuela y un pequeño puchero se formaba en sus labios.

— Oh, creo que va a llorar. —Dijo Fizzy.

— Debe tener hambre. —Jay le pasó a la bebé a Louis. —Espero que no te moleste que haya llamado a Anne, está afuera esperando poder verte.

— No te preocupes, mamá. No me molesta, sabes que Anne también es su abuela, tiene derecho a estar aquí también. —Su madre le dio un beso en la frente antes de alejarse.

— Está bien. Le hemos dicho a Sam que nos avise cuando les den el alta, así podremos estar todos cuando salgas de aquí. —Louis asintió y después de ver salir a su familia se acomodó para darle el pecho a la bebé, que al instante dejó de lloriquear.

Minutos después, unos golpes en la puerta lo hicieron quitar la atención de su bebé.

— ¿Puedo pasar? —Esa era la voz de Sam.

— Adelante, cariño. —Sam sonrió ante el apodo cariñoso y entró a la habitación.

— Oh, si quieres que te dé un poco de privacidad, puedo volver en un rato. —Dijo el enfermero al ver a Louis amamantando a la bebé.

— No me importa si me ven o no, es algo completamente normal, así que no importa.

Después de algunos minutos comiendo la pequeña se quedó dormida, en ese momento Anne entró con una enorme sonrisa. Gemma y Robin también estaban ahí mirándolo con orgullo.

Prometiste L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora