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Estar en los brazos de su mejor amigo lo hacía sentirse mucho más seguro, y de alguna manera, también le abría el corazón, dejando expuestos todos esos sentimientos que lo hacían sentirse tan mal. Así que, importándole poco estar en el supermercado, en medio del pasillo de frutas y verduras, dejó salir un poco de su llanto.

Agradeció que Zayn no dijera nada y simplemente lo sostuviera y frotara su espalda en busca de consolarlo. Necesitaba un poco de consuelo en esos momentos.

— Lo siento. —Dijo después de unos cuantos segundos más y separarse de su amigo. —No debería de estar llorando en medio del pasillo-

— No, Louis, no te preocupes. Sé que te sientes un tanto abrumado. Y si solo necesitas un hombro para llorar, sabes que aquí voy a estar. —El morocho le dio una sonrisa que Louis correspondió mientras limpiaba su rostro.

— ¿Quieres terminar con las compras y después ir por un café? —Con un poco de rubor en sus mejillas, sorbió su nariz, dandole un dulce sonrisa con ojos cristalinos a su mejor amigo.

— Eso suena genial, Lou. Terminemos esto y vayamos por ese café. —El moreno comenzó a empujar su carrito con un poco más de alegría y Louis lo siguió, tratando de contagiarse de ese buen humor.

♡♡

La suave risita de su pequeña mientras intentaba ponerse de pie lo hacía sonreír. Leah era la niña más bonita que había visto nunca, tan adorable con sus ojitos azules, su nariz de botón, mejillas regordetas y su cabello castaño que se ondulaba en lo que probablemente en un futuro serían rizos como los suyos.

— Pa. —Harry logró escuchar seguido de una risita dulce.

Tomó a la niña de inmediato con una sonrisa enorme en su rostro. Leah también lo miró sonriendo, dando leves pataditas al aire.

— Repitelo, princesa. Repitelo para papá. —Harry dijo con entusiasmo, aunque lo que hizo en su lugar fue reír. —Repite conmigo. Pa-pá.

— Pa. —La pequeña balbuceó de nuevo.

— ¡Mamá! —El rizado llamó mientras iba hacia el jardín donde Robin y Anne arreglaban las flores. —¡Mamá! ¡Papá!

— ¿Qué sucede, cariño? —Anne preguntó levantándose de su lugar al ver salir de la casa al rizado con Leah en brazos.

— Dijo su primera palabra, Leah dijo su primera palabra. —Harry miró a su hija que tenía su pequeña mano en su boquita, así que la quito con delicadeza y sonrió. —Vamos, princesa, dilo de nuevo. Pa-pá.

— Pa. —Leah sonrió y aplaudió pata si misma.

— ¿Lo ves? Tengo una bebé muy lista, ¿cierto, preciosa? —Harry sentía su pecho inflarse de orgullo.

— Sí que es lista, tú dijiste tu primera palabra casi al año y ella solo tiene ocho meses. —Anne los miró a ambos con una sonrisa mientras Robin reía levemente. —¿Qué les parece si hoy comemos hamburguesas? Hay que celebrar por su primera palabra.

— Eso suena genial, cariño. Podemos llevar de paseo a Leah mientras vamos al supermercado. —Robin sugirió con una sonrisa.

— ¿No te molesta, Harry? —Anne preguntó, quitándose los guantes de jardinería.

— Supongo que está bien. Solo cuídenla bien, les prepararé su biberón y un cambio por si las dudas. —Harry le pasó a Leah a su mamá y entró de nuevo a la casa.

Prometiste L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora