Mirando atrás: Mi descubrimiento. 1ª parte

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Pasó la semana de instituto como de costumbre, sin sorpresas como las del lunes.

Estábamos a Viernes por la tarde, estaba todo muy tranquilo, mi tía tampoco estaba. Eso era un hecho extraño. Nunca se había ausentado una sola tarde de estar en su despacho. Y esta ya era la segunda (la primera fue el lunes).

El lunes, no obstante, tuve una pequeña experiencia rara. Cuando estaba en casa vi por la ventana como unos niños estaban tirando piedras contra mí casa. Bajé corriendo las escaleras para salir a regañarles, pero escuché el ruido de cristales rotos. Demasiado tarde... Pero yo ya estaba fuera, estaba observando cómo se iban corriendo los muy gamberros. Me habían metido en un problema, a la tía Diana no le gustaría nada que por un día que me dejase la casa le diera la mala noticia de que habían roto un cristal, y seguramente ella intentaría saber cual fuese el motivo por el cual lo hubiesen hecho, eso acabaría en que tendría que contarle lo del instituto, y sinceramente no estaba para contarle todas esas cosas.

¿Estaba enfadada? Claramente que lo estaba, los miré fijamente, intentando visualizar sus caras, para saber quién eran, uno se giró para mirarme y se tropezó cayendo al suelo de morros, y el otro niño se giró por el ruido sordo que hizo su amigo al caer, y le cayó una piedra encima que lo hizo tirarse al suelo aturdido.

Fue una situación muy rara, sentía que me había desahogado. Pero tan rápido como me vino ese pensamiento pensé en los pobres niños, así que fui a buscar hielo, pero cuando salí ya no estaban. Miré de un lado a otro, temiendo por sus pobres cabezas heridas, aunque me hubieran roto un cristal, no merecían tener un dolor de cabeza que les durase semanas. Al darme por vencida de que no volverían entre en casa, guardé el hielo y fui a mirar cuál de las ventanas estaba rota. Miré por toda la casa pero no había ninguna rota. Era increíble, yo estaba segura de haber escuchado el sonido de cristales rotos. Me di cuenta de que había un jarrón al lado de la ventana en perfecto estado, pero el suelo estaba mojado, como si el agua del jarrón se hubiera caído. Me agache para tocar el suelo, en efecto, estaba mojado. Me puse a pensar como lo limpiaría, ya que había caído justo al lado de la alfombra. Volví a tocar el suelo. Y el agua se transformó en una burbuja llena de agua (lógicamente). Me quedé paralizada. ¿Cómo podía ser eso posible? Moví la mano a la derecha, y la burbuja hizo lo mismo. En mi rostro se dibujó una pequeña sonrisa. Me hacía gracia, pero comenzaba a pensar que estaba loca, no había explicación alguna para explicar que ese suceso fuese real.

Pero fui moviendo las manos guiando así a la burbuja hasta encontrarse encima del jarrón. Con la mano que me quedaba libre quite las flores que habían dentro, y con la mano que guiaba a la burbuja hice un gesto como el que hacemos cuando se nos cae una cosa, y efectivamente cayó. Eso solo hizo que impresionarme más. Luego metí las flores dentro y mire hacia los lados, como si alguien me hubiera visto, cuando en realidad estaba sola. Y con total discreción me lleve el jarrón a mi habitación. Lo deje encima del escritorio, y me lo quede mirando fijamente durante una hora y media, como si fuera un trofeo, cuando entro mi tía a saludar se quedó parada al ver que estaba tan concentrada en mirar un jarrón cualquiera. Se puso a mi lado, que provoco que nuestras cabezas se encontraran a la misma altura, ya que se había agachado para contemplarlo desde mi ángulo de vista,  y lo contemplo con curiosidad.

-A mi me parece un jarrón cualquiera…-me dijo en voz bajita, como si estuviésemos obligadas a hablar bajo para no romper el silencio, la tranquilidad y la harmonía que había en la casa.

-Y lo es.-le respondí sin apartar la mirada del jarrón.

Ella se lo quedó mirando un rato más, luego se puso de pie y me miró con cara extrañada y se fue.

Yo seguía contemplándolo, no entendía muy bien como había acabado de pasar todo… Pero la cuestión es que había hecho ¡MAGIA! Eso era una cosa imposible… La magia estaba demostrada que no existía, existían los trucos de magia, pero son trucos, no Magia que puedes hacer con tus propias manos. Al final me di por vencida… Debía de haber delirado demasiado, y los niños me los había imaginado, había imaginado una situación falsa para entretener mi mente con algo de lo aburrida que estaba.

Sí. Mi mente me había jugado una mala pasada. Peró algo, muy dentro de mi, me decía que estaba equivocada...

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2014 ⏰

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