Capitulo 41: Boxing

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POV CAROL

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POV CAROL

Mi espalda estaba contra algo duro, por un momento me quede estática, pero cuando sentí el aliento del niñato en mi oido y sus brazos rodeándome con sus manos posadas en mi estomago una sonrisa escapó de mi. Con cuidado me di la vuelta entre sus brazos quedando cara a cara. Sentí como miles de mariposas revoloteaban en mi interior mientras lo miraba con sus ojos cerrados sin poder dejar de sonreír.

Le había obligado dormir un poco antes de la pelea, porque el cabezón se quedó anoche viendo la película entera mientras que yo me dormí a la mitad. Su mano derecha, la cual estaba en mi espalda empezó a hacer pequeñas caricias sobre ella, señal de que se habia despertado.

- Hola pequeña- su voz ronca resuena por la sala mandándome un escalofrío.

- Lo siento, no quería despertarte- murmuro con mis manos pegadas a su pecho. Niega con la cabeza dándome un beso muy suave en los labios.

- Prefiero despertarme asi que por la alarma del movil y ya mismo nos tenemos que ir- esconde su cabeza en mi cuello y su incipiente barba me hace cosquillas. Se separa de mi con una sonrisa divertida sin apartar la mirada de mis ojos.

- Creo que nunca me cansare de verte recién levantada, estas hermosa- susurra pasando su dedo por mi labio inferior en una caricia. Mis mejillas empezaron a sonrojarse como de costumbre.

- Ya lo sabía- digo con chulería. Una hermosa risa sale de sus labios.

- Humildad ante todo- su mano baja desde mi cuello hasta mi barriga dejándola posada ahí unos segundos.

- He aprendido del mejor- le guiño un ojo y veo cómo se incorpora para darme un beso en el estomago. Cada vez que hace ese gesto siento que mi corazón se ablanda un poco más.

- Me encanta estar asi contigo, pero ya va siendo hora de irnos- los nervios que le faltan a él, empiezan a consumirme a mi. No aguantaría que le pasara algo. Este al ver mi cara se agacha para quedar a centímetros de mi.

- No me va a pasar nada, no te preocupes. Te lo dije ayer, antes estaba solo, pero ya no, no te dejaría sola- sus palabras logran tranquilizarme- Además, ganaré la pelea y será dedicada a nuestro hijo y a ti.

(...)

- No te separes de mi- susurra una vez que hemos entrado al estadio camino a su camerino. Dios, esto es enorme. Varias personas se acercan a hablarle, pero el simplemente con un gruñido hacen que todos se alejen, cuando llegamos a nuestro destino no puedo evitar expulsar una risa. Este se gira a verme con el ceño fruncido, pero una vez que me ve riendo una sonrisa se forma en su cara.

- ¿De qué te ríes niñata?- pregunta acercándose a mi.

- Me hace gracia el miedo que causas en la gente cuando en verdad eres una persona muy tierna- vuelve a fruncir el ceño pero sé que le resulta divertida la situación. Me agarra de la cadera dejándome sentada en la mesa poniendose entre mis piernas para quedar a la misma altura.

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