III

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Ver el rostro de Erick en silencio duró solo el tiempo suficiente para que ambos se recuperen.

Apenas pudo, el Alfa se acomodó tras él poniéndolo en 4, para seguir follándolo.

Una y otra vez.

El Omega descansa su rostro en la almohada solo empinándose para que continúe.

Por fin se siente bien.

Está cansado por la cantidad de horas que Joel ha pasado ahí solo retirándose para volver a embestirlo con más fuerza, pero aún lo quiere adentro.

El dolor es muy ligero mientras el rizado lo estira con su gruesa polla, dejando en él la sensación intensa de estar lleno, que solo lo hace desear más y más.

Los gemidos del Omega apenas ya salen de su boca y se limita a solo mantener sus piernas abiertas para que Joel lo disfrute.

El Alfa mira las marcas que ha dejado en toda su piel, por la fuerza en que sus dedos lo tocan y se entierran para acomodarlo, así que se inclina para adelante acariciando la delgada cintura del menor mientras besa cada zona enrojecida.

Erick se descarga en la cama mientras el pene del mayor continúa profundizando en su cuerpo para seguir avanzando sobre él y llegar a su cuello.

La lengua de Joel pasa por su piel y el omega solloza cuando siente sus dientes rozándolo.

—Márcame —susurra el menor con dificultad por las fuertes embestidas que está recibiendo, pero el Alfa no lo hace.

Su lobo se siente rechazado.

El cuerpo del menor se sacude de placer cuando el esperma de su hermano vuelve a llenarlo, pero sus emociones tienen una mezcla que ahora se siente diferente.

Le duele el pecho.

Si pudiera solo soltarse del nudo y alejarse de Joel, lo haría, porque se siente ridículo ahora que ya sabe que él no lo quiere como su Omega, pero no es posible, así que solo guarda silencio y deja que el Alfa descanse sobre su espalda.

El mayor besa su hombro buscando las palabras para explicarse, porque sabe exactamente que acaba de pasar, y aunque no lo vea sabe que Erick está haciendo lo imposible por no llorar.

No se equivoca.

—Er —dice acariciando su cabello mientras aún sostiene su cintura con la otra mano.

—No quiero hablar.

—Escucha —susurra besando su cuello— yo quiero hacerlo, de verdad, fue difícil para mí controlarlo, pero no puedo, porque mamá lo notaría y yo... no está bien, Er.

—Uhm —murmura sin decir nada más porque lo entiende, pero eso no lo hace menos doloroso para él porque quiere que Joel sea su Alfa.

—Yo te quiero para mí —completa llamando la atención del menor— y si tú me quieres como tu Alfa, sé que pronto tendremos la oportunidad de hacerlo.

—¿Quieres que sea tu omega?

—Ya eres mío y voy a marcarte pronto —responde pegándose más a su cuerpo— además veré la manera de estar contigo en todo tu celo, porque tengo que encargarme de aliviar a mi pequeño Omega cada vez que lo necesita.

Erick sonríe girando un poco y Joel sonríe también dándole un beso cortito en los labios.

12 horas || Joerick || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora