—Hola — dijo Tata incómoda al entrar a la sala de prácticas. Nunca imaginó tener tanta mala suerte. El ahora peliazul, la ignoró con teléfono en mano. —Taeyong...
—Estoy ocupado ahora, Taeyeon— que feo es escuchar decir tu nombre tan frío de la persona que amas.
—Oppa, quiero hablar contigo.
—Te dije que estoy ocupado
—¿No puedes acaso ser un poco maduro y escuchar lo que tengo que decir? — preguntó ahora más molesta quitándole el teléfono.
Taeyong se levantó enfadado quedando sus rostros muy cercas.
—¿Qué sea maduro? Taeyeon te besaste con otro chico y ni siquiera tuviste la valentía de hablarlo conmigo.
La chica de pelo rosa mordió su lábil queriendo llorar.
—No fue como lo imaginas. Yuta me besó cuando quise arreglar las cosas, solo estuve en shook y por eso no me separé. Todos me dijeron que lo hablara contigo, que lo comprenderías.
—¡Exacto! Siempre Taeyong lo comprenderá. Pero nunca nadie preguntara cómo se siente Taeyong al respecto. —las lágrimas por el rostro de la chica se hicieron presentes. —Creo que será mejor darnos un tiempo, Tata — suspiró él con las manos en su cadera. —Así ordenas tus ideas.
—Taeyong... — tembló acercándose más — Yo te amo, tú lo sabes.
—Lo sé, pero también amas a Yuta. Niegalo — se quedó callada. No sabía exactamente que era lo que sentía por el japonés. —Solo no terminemos esto mal. Seguimos siendo compañeros de banda y debemos ser profesionales en esto, por los chicos... Por las nctzen. Te esperaré si es lo que te preocupa, solo ahora estoy enfadado, comprendeme Tata.
Ella le devolvió su teléfono con ojos lagrimosos. Ambos se miraron una última vez antes de que Taeyong abandone la sala de práctica dejándola sola.