P a s t e l ;;

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— ¿A qué viene ese argumento, abuela? —

La mayor negó con una sonrisa en sus labios, Jeonghan suspiro de nueva cuenta y ayudó a su abuela a guardar la vajilla antes de dormir, pues el día siguiente tendrían que levantarse temprano con la misión de prepararle la fiesta de cumpleaños a Yena. Una vez que terminó verificó que su amada hija comiera sus fresas y que haya lavado sus dientes; Yena lista para dormir abrazó a su papá que yacía sentado en su cama.

— Te quiero mucho, papá —

Jeonghan sonrió y acarició los negros y hermosos cabellos de Yena.

— Yo te quiero muchísimo más, princesa —

La niña no respondió porque ya estaba dormida, Jeonghan acomodó y cubrió a su hija en su cama, con un beso sobre su frente se despidió, cerro la puerta y dejó a él señor Lee y a su abuela conversando, entró a su habitación a cambiarse de ropas para finalmente caer en su cama; repentinamente sintió ésta fría, inclusive algo vacía, tratándose de cubrir recordó lo agradable que fueron los brazos de Seungcheol.

— ¿Qué se sentiría si Choi y Yena me abrazaran al mismo tiempo? ¿Sería agradable? —

De repente se detuvo a si mismo, ¿Por qué estaba pensando en los brazos de alguien más cuando tenía a su hija? Dando la vuelta negó y cerró los ojos, el sueño lo confundía demasiado.
Al día siguiente se levantó temprano, se ducho y alistó rápidamente para comenzar a preparar el lugar para la fiesta de cumpleaños de Yena; de su closet sacó un gran peluche de pato y con cuidado caminó hacia la habitación de Yena, la abuela de Jeonghan, salió de su habitación y lo primero con lo que se encontró fue con un esponjoso pato que medía tres cuartos de lo que media su nieto, unos  pequeños y sonrientes ojos se asomaban tras el peluche, era Jeonghan que tomaba el ala del pato para saludarla y pedirle que guardara silencio, la mujer asintió y fue a la cocina.
Con lentitud la puerta de la habitación de Yena fue abierta, con pasos silenciosos Jeonghan se acercó a la cama de su hija y depositó el gran pato, la menor dio la vuelta y abrazó el pato sin percatarse de que antes no estaba en la cama, Jeonghan salió y cerro la puerta, reviso su reloj y comenzó a contar de manera regresiva del diez al uno, al terminar aquella cuenta su hija abrió la puerta abrazando aquel pato de gran tamaño.

— Feliz cumpleaños mi pequeña princesa —

Yena soltó su peluche y fue hacia los brazos de su padre que la cargaba.

— Eres el mejor, papá —

Jeonghan al oír aquello quería llorar, su pequeña niña estaba cumpliendo otro año a su lado; pero se debía mantener fuerte porque era un día feliz y no valía la pena pensar en cosas malas.
La familia desayunó con tranquilidad y recibió al señor Seok junto con su hijo menor, Seokmin; un joven alegre que estudiaba artes ( o al menos eso tenían entendido), quien le había regalado un bonito cuadro de ella, Yena agradeció y se despidió de Seokmin pues tenía algunos pendientes. Todo el cumpleaños de Yena iba bien pero le faltaba alguien, inmediatamente que sonó el timbre ella se asomó, percatándose de que era quien faltaba para hacer su día perfecto.

— Dino, Dino, Dino —

Jeonghan abrió la puerta rápidamente al escuchar a su emocionada hija y le dio la bienvenida a Wonwoo, el secretario de su jefe y a Soonyoung, el padre de Dino.

— Tu degalo —

Yena tomó la caja y la abrió, sus ojos se iluminaron al ver el contenido de la caja; Jeonghan miro la sonrisa de ilusión de su hija y se asomó para ver su regalo también.

— Podré ser como tú, papá —

Jeonghan asintió y acarició la cabeza de su hija.

— Gracias Dino, haz hecho a mi hija muy feliz —

⌇#O3︓ᎢႹ𝘦 𝘥սᥴκ 𝙛aꭑiᥣʏ ⦇𝙟𝘦oᥒց𝙘Ⴙ𝘦oᥣ⦈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora