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m a r c a d o r e s ;;

— Lo siento —

Seungcheol susurró abrazando al castaño como lo más preciado del mundo.

— No importa, sólo abrazame. Ahora realmente lo necesito —

Jeonghan respondió tranquilo, Seungcheol obedientemente continuó con su tarea sintiendo su camisa humedecerse por las lágrimas del castaño.

— Yo realmente me siento feliz de no ser yo a quien haya elegido —

Jeonghan habló entre sollozos, estrujando el corazón de Seungcheol quien acariciaba la suave cabellera sin separarse ni un milímetro de Jeonghan por un largo rato.

— Mira como terminaste ¿Qué dirán Yena y tu abuela si te ven así? Será mejor que pares de derramar lágrimas. Si estás feliz de haber perdido está bien, solo trata de mostrarlo realmente —

Seungcheol sugirió tras por fin separarse de él, con la única intensión de limpiar el rostro del castaño; Jeonghan trato de sonreír una vez que se había desahogado, Haseul estaría mejor con Soobin, no había razón por la cual pelear.

— Gracias Choi, yo realmente... —

No pudo terminar su oración porque sintió un beso sobre su frente. Jeonghan y el intercambiaron miradas antes de juntar sus labios, no había compromiso o un sentimiento romántico, sólo la necesidad de sentir un poco de calidez; al separarse continuaron abrazados unos instantes más, Jeonghan ya no lloraba y Seungcheol acariciaba la nuca del más bajo con delicadeza.

— ¿Esto significó algo? —

Preguntó Jeonghan en un susurro, Seungcheol se negó a responder, no toda acción debía tener un significado profundo aún si sus palabras de la última vez hacían parecer que si.

— No importa el significado si evita que llores así —

Respondió huyendo del compromiso, Jeonghan aceptó la respuesta porque también era consciente de la línea que estaba tocando con Seungcheol.

— ¿Puedo? Sólo una vez más —

Consultó Jeonghan alzando su cabeza y Seungcheol no se negó, acunó el rostro del castaño entre sus manos y lo besó de nuevo.

— Hoy, mañana, el día que me necesites estaré yo aquí, Yoon —

Dijo entre besos, a lo que Jeonghan respondió acariciando el rostro del más alto para continuar besándolo por un rato más; aquel beso no era necesitado ni ansioso, era lento y muy tierno para ser un par de compañeros de trabajo que recién se conocían pero el cuento de hadas debía llegar a su final, después de su beso Jeonghan tuvo que despedirse y Seungcheol debió dejarlo ir, no sin antes depositar un último beso en los labios de Jeonghan. Al salir del departamento de Seungcheol fue a su casa con un sentimiento de incómoda felicidad, no recordaba que se sentía ser besado así; Seungcheol cerró su puerta y tocó su pecho, el corazón le latía latía al máximo, aquel castaño comenzaba a despertar en el una atracción más fuerte de lo que creía.
Al día siguiente ambos hombres se encontraron en la mañana, Jeonghan actuaba normal con Yena lista para ir a la escuela, sin embargo Seungcheol estaba incómodo, no sabía como saludar al castaño o si debía hablar sobre lo que ayer había pasado.

— ¿Vas hacia la editorial? —

Jeonghan inició la conversación como si nada, Seungcheol asintió mirando al castaño antes de que se despidiera.

— Nos vemos más tarde, entonces —

Jeonghan extendió su mano y se despidió avanzando con Yena que volteaba para despedirse del escritor, con resignación Seungcheol había entendido que todo seguiría igual así que sólo bajó hacia el estacionamiento, al entrar a su auto estaba a punto de encenderlo cuando su mente le trajo el recuerdo del beso de ayer, sin embargo aquella imagen vino repentinamente acompañado de una serie de pensamientos explícitos; el escritor sintió su cara hervir y trató de distraerse antes de que otra parte de su cuerpo reaccionara también, frustrado colocó su cabeza sobre el volante, aquello apenas había sido un beso, no podía enloquecer por algo así. Ya más tranquilo encendió su auto y condujo hacia el trabajo donde ya estaba la causa de todo su desorden hormonal. Repentinamente su teléfono sonó, era el número de Soobin, inmediatamente respondió y lo primero que escucho fue la voz de Haseul con un tono de preocupación.