A pocos meses, dolores.

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¿Pensábais qué estaría sola luego de todo ésto? Claro que no, convencí de nuevo a Miguel unas semanas después de saber que estaba embarazada. Se lo conté a su madre haciendo que ella le contara a su hijo lo sucedido, que la niña/niño que nacía en mi interior era suyo, aunque no fuera así. Él accedió y así estabamos ahora mismo, tumbados en el sofá de mi salón mientras que mirábamos a Karlos Arguiñano cocinar mientras que se sacaba algún chiste de debajo de la manga. Qué pena daba aquel señor.

De todas formas, cuando Miguel tomó el mando de la televisión y apagó la misma, Aitana carraspeó un poco. La que le iba a caer.

— Aitana, ¿estás segura de que ese niño o niña es mío?  - Preguntó él haciéndome desesperar.

— Sí Miguel. - Me limité a contestar.

Miguel no pudo contener una sonrisa sarcástica con la cuál no hizo más que ponerme más nerviosa.
Él se levantó y se acercó a ella, poniéndose de rodillas para estar lo más cerca.

— Aitana, perdóname.

Suspiré y le obligé a que se volviera a sentar y encender la televisión para ver alguna que otra telenovela. Que situación más incómoda me había ganado diciendo una mentira. Y una de las gordas.

Al otro lado de Madrid, se encontraba Luis hablando tranquilamente con Roi, sin saber nada de que en el cuerpo de sᴜ Aitana nacía un pequeño bebé que no causaría nada más que alegrías y desgracias en la vida de ella.

Roi y él hablaban sobre ir a un restaurante invitando a todos sus ex-compañeros, haciendo que a Luis le viniera mal. Intentaría hablar lo mínimo con Aitana, no quería volver a verla de nuevo despertar en su habitación.

Aunque Luis sólo se limitó a asentir mientras que miraba el poco de vino que le quedaba en la copa con seriedad. ¿Era él la razón por la cual había estado sola por 2 meses? No, no iba a ser egoísta para pensar en aquello.

De una o cualquier forma, Luis y Roi llamaron a todos sus compañeros y eligieron el Sábado como un buen día para quedar. Genial, era mañana.

                              .  .  .

Ya podíais ver a Aitana mirándose al espejo mientras que no se convencía del vestido rojo que había decidido llevar a la cena.

— Este vestido me hace muy gorda. - Se quejó la pequeña.

Miguel rió y con confianza suficiente, la rodeó por su espalda, haciendo que el bello de Aitana se pusiera firme.

Aitana carraspeó y Miguel se separó de ella incómodo por la reacción de la contraria.

Mientras que Luis intentaba ir elegante con un traje negro Roi le sacaba fotos partiéndose el culo de él. Hasta que Cepeda lo interceptó y le pegó una colleja que se escuchó hasta en Galicia, porque de pronto, Ana entró a la habitación con un bonito vestido negro y los miró raro.

— ¿Qué fue eso? - Preguntó ella.

Roi la miró perplejo, como si el dolor se disipara en la zona de la nuca. Y es que, wow, estaba preciosa.

— Roi, el babero. - Dijo entrando en la habitación la gallega faltante.

Reí hacia el comentario de Miriam. Ella también estaba vistiendo un vestido, sólo que éste no era corto como el de Ana y era azul oscuro. También estaba preciosa.

— Algo me dice que tú también lo necesitarás para cuando estemos todos Ceporro, así que no te rías. - Se quejó Roi mientras que se levantaba de la silla en la cual estaba sentado.

— Vete a la mierda Roi.

                          .   .   .

Y Roi tenía razón, Aitana estaba impresionante, como siempre, pero a ella no se le veía muy a gusto con su conjunto. A ver, tenía un poco inchada su barriga pero sólo pensé que sería la regla o algo parecido. Sólo que, a mitad de la cena, se empezó a quejar de que le dolía bastante la barriga y que si Ana le podía acompañar al baño.
La canaria no tardó en ir con ella.

Algo pasaba con Aitana y Luis se iba a enterar.

░༉ᬄྲྀ⃢𝓔𝓵𝓵𝓪 𝓷𝓸 𝓮𝓼 𝓽𝓾 𝓱𝓲𝓳𝓪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora