Parte final•

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La luz de la mañana ya entra por la ventana y Joel mete su erección de una sola estocada hasta el fondo haciéndolo gritar.

Lleva sus manos a sus pequeñas caderas y masajeando sus nalgas, empieza a hundirse en él con fuerza.

Apenas han dormido un poco, pero despertar con el cuerpo de Erick sobre él, lo ha endurecido casi al instante.

Saber que le lleva más de 20 años de diferencia, lo hizo sentir culpable después de la primera vez, pero luego de haber pasado toda la noche con él, ya no le importa.

El sonido de la cabecera de la cama chocando con la pared se hace más raudo, combinándose con los gemidos del menor.

Erick se aferra más a las sábanas, intentando ser silencioso, pero no es posible.

Su pene duro llega hasta la cama por lo fuerte que Joel se presiona encima de él, y aún con las rodillas caídas, intenta levantar su trasero para que sepa que está bien y continúa queriéndolo así de fuerte.

Le duele bastante.

Joel golpea su próstata y sus gemidos se incrementan, al igual que el movimiento de sus caderas.

Quiere impulsarse para ayudarlo a llegar más adentro, pero su cuerpo apenas puede sostenerse.

Algunos segundos después, su interior se llena del semen del rizado que gruñe manteniendo su pene en el fondo para dejar todo ahí.

Descansa un momento en su agujero y Erick gime cuando se retira, acostándose a su lado.

El menor lloriquea arrastrándose a su cuerpo y lo mira haciendo un puchero.

—Me duele —susurra con las mejillas rojas.

Joel estira sus labios un poco para dejar pequeños besos en su rostro, tranquilizándolo.

—Pasará.

—¿Te quedas conmigo hoy? —pregunta mirándolo con ilusión y el mayor respira profundo, asintiendo.

—Sí —susurra moviendo sus dedos en la espalda desnuda del ojiverde— ¿Quieres que salga para traer algo de comer?

—Sí —responde sonriendo ampliamente y Joel sonríe también.

El teléfono de Erick suena al lado y el rizado es quien se estira, mirándolo incómodo al leer el nombre de su hijo en la pantalla.

—Es Chris.

—E-Está bien —dice sosteniendo su celular— ¿Hola?

—¿Dónde estás? —pregunta el castaño sentado en su sala— papá no me responde el celular.

—Oh, y-yo estoy con él, su celular se descargó, es que me asaltaron y me acompañó a la estación de policías.

—Esa fue una buena idea —dice riendo tranquilamente— eres muy listo, bebé, te amo tanto.

—N-No importa —responde acostándose en el pecho desnudo del rizado— él tardará bastante más, es que sabes lo mucho que demoran en el hospital.

Joel cierra los ojos negando con la cabeza y mira al techo preguntándose por qué tienen que pasarle esas cosas a él.

—Pensé que estaban con la policía —indica Christopher confundido.

—E-Eh le preguntas a él, adiós —dice cortando la llamada.

—Eres muy malo para mentir —menciona el mayor quitándole el teléfono.

—Lo siento —susurra mirándolo a los ojos mientras juega con sus labios.

—También eres muy bonito —dice concentrado en su rostro— pero no hagas eso con la boca si no quieres que siga abriéndote bien.

El menor se estira a su boca y lo besa lentamente.

Ojalá pudiera quitarse el dolor solo para que lo siga cogiendo.

Deteniendo a Joel || Joerick || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora