Los sueños son portales, recuerdos, imágenes que no comprendemos pero sabemos que están ahí por alguna razón. Tal vez no nos dan una explicación explícita o clara ante nuestro conocimiento.
Pero ¿Qué significarían esos sueños?
No sabría decirlo. Soy apenas una adolescente de dieciséis años que todavía no consigue superar sus miedos a las pesadillas.
Desde que soy pequeña tengo estos sueños extraños y tenebrosos que no me dejan conciliar el sueño, las ojeras en mi pálida piel lo demuestran, años de no dormir, noches enteras mirando la pared tratando de quedarme despierta, las millones de tazas de café que tuve que tomar para no quedarme dormida y soñar con esas criaturas.
Mi tía piensa que estoy loca, y tal vez lo este. La mayoría de las personas a mi edad no le tienen miedo a nada, se sienten inmunes a cualquier cosa que los rete o amenace. Inmortales. Se sienten libres de miedo.
Me gustaría ser como ellos...
Hasta donde sé, no he tenido una buena siesta desde mi nacimiento. Demasiado especifico, lo sé. Aline y John, mis tíos, me recibieron en su casa hace un par de años, exactamente hace trece años, después de la muerte de mis padres. No es tan malo vivir con ellos, no me tratan como la Cenicienta, eso es un punto extra.
Actualmente asisto a la preparatoria High School Méndez junto con mis primos; Pidge, Teo, Sally y Omar. Los gemelos todavía van en la primaria; Alex y Fer. La preparatoria no es el cuento de hadas como la plantan en las películas, es una selva salvaje donde aplican la ley del más grande. En este caso, el más grande es Ren. Un gran imbécil como su cuerpo, irónico, la estupidez abarca todo su empaque. Se me hace ilógico que las niñas les atraiga, su mejor defecto es que juega futbol.
Me ha hecho la vida de cuadritos desde que llegue a la escuela, su sequito de idiotas tampoco se queda atrás; Julio y Agustín. Diría que han atormentado por años por mi miedo a mis pesadillas, además de mi forma física. Me han hecho de todo, un día, mientras estábamos en clase de Biología escuche unas tijeras cerrarse detrás de mi, donde Ren se sentaba, no le había puesto importancia hasta que vi como caía al suelo un mechón rojo, cuando me toque la parte de atrás de mi nuca me di cuenta de que Ren me había cortado una buena cantidad de cabello.
Por la falta de sueño, siempre me quedo dormida en clases, aunque sean cinco minutos. Ren y su sequito me molestan colocándome notitas en la espalda, arrancando mis apuntes, e incluso cortándome fracciones de cabello. Ya había intentado hablar con la directora sobre él y sus secuaces, pero no le iba a poner ningún castigo, la razón; es su hijo. Estoy totalmente jodida hasta la graduación.
Extrañamente mis pesadillas nunca cambian, si, varia el escenario, pero las criaturas que veo en mis sueños son los mismos: Una chica rubia con mechones negros con ropa negra y alas amarillas, un niño y una niña vestidos iguales, un enorme venado blanco con gigantes cuernos, un chico con pelaje como de león y cabello castaño claro, y una chica pelirroja con la piel más blanca y con las venas negras. No sabría explicar que pasa con ellos o quienes son, ya que cuando empiezan las imágenes me despierto instantáneamente.
Con el paso de los años he sabido como mantenerme despierta en las noches para no tener que soñar con las pesadillas. Leer es la más útil. A mi tía le enoja que me quede hasta el amanecer leyendo, dice que soy patética por no superar mis pesadillas, y no la culpo, las primeras veces que soñaba con aquellas criaturas me despertaba gritando y llorando, mi tía se dormía a las cinco de la mañana tratando de calmarme.
Pero, en fin, solo eran sueños...
++++++
Nota de la Autora:
¡¡Hellowis!!, ¿Qué onda, como están?, hace mucho no actualizaba ya lo sé, pero vengo con todo y con una nueva historia super fantasiosa que espero les guste.
Por favor denle la oportunidad no se arrepentirán.
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Bye, ARIOOOOS
R.T
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Un mundo Nuevo
FantasyD, un nombre raro lo sé, lo sé. Desde que tengo memoria se que nunca he dormido, ni una siesta, nada, la razón: mis pesadillas. No sabría decir de donde aparecieron pero desde que soy pequeña están ahí. Tal vez sean miedos no experimentados de mi ni...