CONFUNDIDA

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Me gustaba verlo dormir, siempre parecía ser feliz cuando dormía. Tal vez era porque yo no estaba para arruinarlo.

Acaricié su cabello y los hice a un lado para dejar su rostro despejado. No se veían sus ojos, pero aun así me gustaba. Dormía plácidamente, como si nada malo sucediera en sus sueños.

Lástima que seguía enojada con él.

Le arrojé el agua sobre la cara y despertó gritando "¡Me ahogó!". Tardó unos minutos en recomponerse del susto, y cuando me vio de brazos cruzados frente a su cama con el vaso de agua en una mano, su rostro se puso rojo de rabia.

—¿Por qué demonios hiciste eso?— se secó con una camiseta que encontró tirada sobre el velador y me asesinó con la mirada.

—¿Esa es la forma en que tratas a tu futura esposa? Te podría demandar por agresión verbal, pero no lo haré— lucía sorprendido, no era común que hablara de nuestro compromiso como si nada. Menos después de que él me ignorara por alrededor de un mes —.Vístete, la hermana de Renji llega las 12 y ya son las 10.

No esperé a que me contestara y salí de su habitación.

Este era mi plan: hacer que se arrepintiera por hacerme sufrir. En el tiempo en que ignoró hizo que me diera cuenta que de verdad lo quería y que su ausencia me afectaba demasiado, incluso me deprimía. Y no se lo perdonaría jamás. Así que lo haría sufrir con mi indiferencia, no como lo hizo él, sino que haría como que nada sucedió y me transformaría en la chica perfecta hasta que me pidiera perdón de rodillas.

Me arreglé minuciosamente, reparé en cada detalle para lucir como la novia ideal de Ichigo. Cepillé mi cabello y me maquillé, a pesar del frío de otoño me coloqué un vestido y por último ensayé mi sonrisa para que no luciera falsa.

Bajé veinte para las once, ya había desayunado así que vagué por los pasillos esperando a que estuviera listo. Cuando me senté a ver televisión en el living, apareció Masaki con Momo listas para ir salir.

—¿A dónde van?

—Al parque, Momo quiere ir a pasear, ¿nos acompañas?— dijo Masaki.

—No puedo, tengo una cita con la hermana de Renji para organizar la boda— le dije.

Momo se alegró al saber que estaba tomando esto en serio, aunque ella sabía la verdad. Me había visto después de que Ichigo se me declarara y no fue felicidad lo que sentí.

—Con respecto a eso, tenemos que hablar sobre algo después, Rukia. Cuando regresemos quiero tener una charla contigo— asentí y me pregunté de que querría hablar.

Se marcharon y a los minutos bajó Ichigo. Aún iba en pijama.

—¿No te dije que te vistieras?— esto no estaba resultando. No serviría de nada esforzarme por cumplir mi venganza si él no ponía de su parte inconscientemente. ¿Dónde había quedado el chico dulce y comprometido dispuesto a hacer todo lo que yo quisiera?

—Sí, pero no tengo por qué hacerte caso— se encogió de hombros y fue a la cocina, seguro a desayunar.

Ni siquiera se había fijado en que me arreglé para él. Era un idiota, sólo lograba enfurecerme más.

Lancé el control remoto contra un sofá y gruñí para mis adentros. Cerré los ojos y traté de controlarme para no ir a la cocina y agarrar el primer cuchillo que viera para matarlo.
Pero, ¿por qué estaba tan enojada? ¿No era eso lo que quise en un principio? ¿Qué las cosas volvieran a la normalidad? No, ya no podía, no había vuelta atrás. Nos casaríamos de todos modos.

Me sentí frustrada al no poder acomodar mis pensamientos ¿lo quería o no lo quería? ¿Lo odiaba o no? ¿Me gustaba más así o como el chico que me amaba?

Cásate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora