Devuélveme el Corazón || Ragoney

¿Y Raoul?

-¿Que vas a qué? -Dijo el isleño abriendo los ojos de forma exagerada.

-No, que no voy a ir.

-A ver que yo me aclare...

-No es para tanto, no tengo ganas. Pero id vosotros y luego me contáis.

-Raoul empiezo a pensar que eres tonto. El chaval que te pone mucho, porque te pone muchísimo que no engañas a nadie, te invita a su casa poniéndonos de excusa para no sonar descarado invitándote solo a ti y tú piensas dejarle plantado.

-Que no Ricky, que no es eso.

-Estás nervioso y te has cagado, pero es normal. -Le acarició la espalda.

-Que va, no se. Es muy raro. -Cogió su botella de agua, dándole un trago.

-¿Pero a ti te gusta o qué pasa? Porque  nunca te pones así cuando quedas con algún chico, y encima esta vez también vamos nosotros.

El rubio casi escupe todo el agua al escuchar la pregunta.

-¿Qué? ¡No! ¡Claro que no! Es que hay mucha tensión, no se si le caigo mal o quiere follar conmigo. Me pone nervioso.

-Bueno, vale. -Rio. -¿Pero tú qué quieres?

-Nada serio.

-Pues déjale eso claro Raoulín, que luego si el chaval está encoñado lo va a pasar un pelín mal, y no es plan, ¿no?

-No.

Uno de los profesores del centro entró en el aula interrumpiendo todas las conversaciones que se habían formado durante todo ese rato.

-Hola chicos, vengo a deciros que hoy vuestra profesora no ha venido, así que se suspende esta clase y tenéis la hora libre.

Mientras el profesor salía, se creó un enorme revuelo de estudiantes que recogían sus cuadernos y comenzaban a salir de allí.

-Bueno rubio, yo me voy. Nos vemos en casa de Agoney.

El isleño se dió la vuelta y dió algunos pasos hacia la salida.

-Ricky.

-¿Qué?

-Que no voy a ir. -Le miró serio.

Ricky resopló.

-Raoul, no te entiendo. Cuando entramos en la bolera y le viste se te quedó una cara de encoñado que no podías con ella y fuiste a saludarlo sin pensártelo. Tendrías que haberte visto esa sonrisa, ¿y ahora no vas a ir? Por mucho que yo te diga que vayas no me vas a hacer caso así que haz lo que te plazca. Total, si no nos quieres explicar que te pasa no podemos obligarte. Pero estamos aquí, que lo sepas. No te lo guardes todo. -El moreno volvió a darse la vuelta, saliendo del aula y dejando a Raoul completamente solo dentro de ella.

La primera lágrima resbaló por su mejilla cuando su amigo desapareció de su campo de visión. Se sentía incomprendido, y que esa sensación le volviera a invadir después de tanto tiempo sin sentirla le recordaba a su pasado. Rápidamente, intentó alejar de su mente todas las imágenes que volvieron a pasar por ella tras todos esos años sin ni siquiera recordarlas.

Raoul eres imbécil, no te puedes poner así por eso.

Una voz dulce hizo que se diera cuenta de que no estaba solo. Aitana apareció por la puerta y se acercó apresuradamente hacia él. No sabía cuánto tiempo había estado pensando en cosas que no merecían ni ser nombradas.

-Raoul, mi vida... ¿Qué ha pasado?

El rubio le quitó importancia con la mano, secándose las lagrimas y comenzando a hipar.